Ángeles González-Sinde retrata la búsqueda de la hija muerta y el nieto desaparecido
La escritora y cineasta madrileña Ángeles González-Sinde regresa al mundo literario con una gran novela grande. ‘Después de Kim’ es una historia de pérdidas que impresiona por su asepsia. Aborda el reencuentro de una pareja divorciada para emprender un viaje tras la repentina muerte de su hija Kim y la búsqueda de un nieto que ni siquiera sabían que existía.
La muerte siempre nos devuelve el orden de la memoria en un destello que nos ciega y nos convierte en otros. La memoria es un juego para jugadores intrépidos cuando tenemos que soportar la indefectible quietud de alguien a quien hemos amado. La muerte es una experta boxeadora que arremete contra nuestro cerebro y golpea y golpea con saña hasta que despeja el camino que el dolor embota con su vigorosa musculatura. De todo esto habla el completísimo nuevo libro de Ángeles Gónzalez-Sinde.
Después de Kim es un ejercicio de justicia post mortem que nos deslumbra por cómo está contado, por la asepsia con que logra que esta historia de pérdidas acabe por inundar la cotidianidad de quien la lee. Nada en ella es prodigioso, pero es un lago extenso de realidades que cala los pies de quien la transita. Todo en ella es reconocible porque es el mapa que alguna vez de manera imprevista ha caído sobre nuestras manos. Los muertos se convierten a veces en desconocidos para susurrarnos nuestros vicios y nuestras virtudes y aquí, en esta extensa novela llena de idas y venidas, de flashback intrépidos, podemos encontrarnos y reconocernos.
Quien diga que la rutina no devora el cordón umbilical entre una madre y una hija sostiene la mayor mentira del mundo sobre sus manos y su conciencia. Pero ese es un secreto que debemos guardar los hijos para siempre porque lo políticamente correcto es lo que nos hace levantarnos cada día de la cama y seguir viviendo.
Es una historia de bordes duros y emociones crepusculares. De enigmas que se van resolviendo cuando los prejuicios dejan de gobernar las horas del día de John y Geraldine, los protagonistas de esta aventura en la que hay que destruir la férrea voluntad de un silencio que es casi una enfermedad incurable. Ambos han de correr hasta caer extenuados detrás de un misterio que hace mucho que dejó de pertenecerles.
Sinde negocia con el silencio de sus protagonistas con ese cuidado con que se negocia el salto al vacío con un suicida. Todo son miradas hacia el pasado como si unos tiempos verbales fueran los encargados de salvar a otros. Después de Kim es una batalla llena de fantasmas, el grito intangible que se niegan a dar las cuerdas vocales, un aullido que se mezcla con el silencio en un juego macabro que paradójicamente conduce a un equilibrio que asusta, pero que también protege.
Después de Kim es un triángulo mil veces devorado por el dolor. Una incógnita de aliento largo que hace deambular entre sus páginas, la corrupción, la violencia de género y las mafias, hasta hacernos chocar contra una carambola subversiva que no se espera y que otorga un valor añadido a esta narración, sobrevivirle a una hija que es una desconocida para ellos y que si no estuviera muerta, su marido en fuga y su nieto perdido seguiría sin importarles lo más mínimo.
Después de Kim es la búsqueda de algo que ni siquiera se sabía que se había perdido. Es una reeducación emocional profunda, es confirmar que los hijos pródigos no siempre van a regresar a casa sanos y salvos con un sinfín de aventuras que contar. Es tomar conciencia de que la incomunicación a pesar de los vínculos crea enigmas que cuando llega la muerte de un ser querido nos convierten en auténticos desalmados que venderían su alma al diablo con tal de que no falte ni una sola respuesta a sus preguntas.
Después de Kim es negar las respuestas hasta que las respuestas se merecen. Es un libro duro, de huidas y personajes antipáticos que acabarán por ganarse nuestro corazón.
Sinde construye una novela repleta de bellas trampas emocionales, de pequeñas salidas de emergencia que nos harán ir empatizando con unos padres que se parecen demasiado a un invierno para el que ningún hijo está preparado.
Después de Kim es una novela envuelta por esa calma gruesa que mece a los desesperados. Se parece mucho a uno de esos partidos de tenis que no pasarán a la historia, pero en los que cada bola que alcanza la línea es un golpe maestro.
Es una historia alejada de la furia, una pulcrísima reflexión sobre la maternidad y sobre la paternidad responsables. No se debe desoír nunca el discurso libertario de los hijos, porque quizás el futuro sí lo escuche y a partir de ese momento tu único trabajo sea el de llevar flores a la tumba de tu hija.
Después de Kim es una novela de apátridas firmes, una delicia en la que sumergirse mientras el verano no trae más que misterios relacionados con los caprichos de la olas.
‘Después de Kim’. Ángeles González Sinde. Duomo. 347 páginas.
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