Cómo animar a leer y escribir a los adolescentes (con la que está cayendo)
Leer y escribir no nos hace mejores personas, como se suele decir en los planes de animación a la lectura, pero sí nos revela cosas que quizás habían pasado desapercibidas sobre el mundo que nos rodea o sobre nosotros mismos. Leer y escribir, además, puede llegar a ser muy divertido. Os cuento mi primera experiencia de un taller de escritura creativa para adolescentes.
Leer se asemeja mucho a viajar. A veces un libro nos transforma de tal forma que empezamos a ver el mundo de otra manera. Otras nos conmueve, nos revuelve y nos interroga. Y en muchas ocasiones la lectura de un libro apenas nos roza, aunque también es de agradecer esa brisa pasajera que nos acaricia y nos hace sentir parte de la vida. Como digo, algo parecido ocurre con los viajes, por breves que sean.
El pasado puente hice uno de esos viajes breves, pero enriquecedores, que nos abren los ojos. Viajé a Extremadura, a Cáceres y Olivenza, muy cerca de la frontera con Portugal. No era un viaje de placer sino de trabajo (ya saben que los autónomos nunca descansamos y, en mi caso, reconozco que el trabajo es muchas veces una mera prolongación de mi tiempo libre). Por encargo de la organización del Plan de Fomento de la Junta de Extremadura, debía impartir un taller de escritura creativa en el Instituto El Brocense de Cáceres, a chicos y chicas de entre 12 y 14 años, y en el Centro de Creación Joven de Olivenza, a un público algo mayor. Bendita enseñanza pública.
Aunque llevo muchos años dando clases (siempre a adultos) y alguna vez he hablado de mis propios libros en institutos, reconozco que andaba algo inquieto porque era la primera vez que impartía un taller a escritores tan jóvenes. ¿Cómo transmitirles a los chavales la pasión por la escritura y la lectura, que era en el fondo de lo que se trataba? ¿Cómo explicarles conceptos como la voz narrativa o la creación de personajes? Pregunté aquí y allá, a profesores amigos que dan clases de literatura en institutos, recabé materiales muy interesantes. Mientras rebuscaba en una librería, di con un pequeño pero gran librito (como a mí me gustan) que me ha sido de gran ayuda en estas clases y que recomiendo encarecidamente. No solo para acercar la escritura a niños y adolescentes, también a los adultos que se aproximen por primera vez. Hablo de Cómo escribir y dibujar un cuento. Manual para que el niño realice su propia obra (Editorial Berenice), escrito por Vicente Marco e ilustrado por Kolo. Aunque el subtítulo puede asustar, por lo de manual, en realidad se trata de un libro muy ameno, divertido y alejado de todo academicismo, pensado para niños y adolescentes (incluso para adultos, ya digo), con un lenguaje muy cercano y con una gran capacidad para explicar las herramientas que nos sacamos los escritores de la chistera y, sobre todo, para despertar la imaginación y la magia de las historias.
“Después de muchos años enseñando a gente de tu edad, hemos descubierto cuánto os gusta inventar y cuánto disfrutáis con vuestras propias creaciones. Antes hemos dicho la palabra mentirijilla para hablar de lo que tú contabas. En realidad, un cuento es eso: una trola con unos personajes de mentira a los que les suceden cosas que son mentira en un lugar que, muchas veces, también es de mentira. Aunque en ocasiones mezclamos la trola con las verdades para que parezca menos trola. Si dominas el arte de mentir, dominarás el arte de contar”, escriben los autores en la introducción. Y no puedo estar más de acuerdo.
Escribir es otra forma de leer, otra manera de relacionarnos con nosotros mismos. No todo el mundo puede convertirse en un gran escritor (tampoco todos los pintores llegan a ser Picasso ni los músicos Mozart), por muchos motivos, pero creo que si queremos que nuestros jóvenes lean, que se interesen por la palabra escrita, hay que empezar por desacralizar la literatura, por bajarla del altar. Una manera es darles a conocer algunas herramientas que tienen a su disposición, que no son nada complicadas, y que pueden utilizar para contar su historia, la que les revuelva o conmueva, la que les duela o les entusiasme o les haga reír, la que necesiten compartir. Leer y escribir no nos hace mejores personas, como se suele decir en los planes de animación a la lectura, pero sí nos revela cosas que quizás habían pasado desapercibidas sobre el mundo que nos rodea o sobre nosotros mismos. Leer y escribir, además, puede llegar a ser muy divertido. Que no se nos olvide nunca.
Comentarios
Por Jenis lee Zurita Acosta, el 28 octubre 2020
Quiero que sepas que estoy por Emprender el anterior un programa para adolescentes y jóvenes con el fin de que lean a través de la creación de su propio libro historia documento etcétera estoy feliz de encontrar artículos como este