‘Antropoceno’: la emergencia climática es puro teatro
En el marco del 25 aniversario del Teatro La Abadía, en Madrid, el dramaturgo y actor americano Thaddeus Phillips presenta ‘Antropoceno’ -en cartel hasta el 29 de marzo-, un montaje multidisciplinar que trata la crisis climática alejándose de lo apocalíptico y profundiza en el conflicto desde un enfoque poético que invita a la reflexión. Con él charlamos de su propuesta, del impacto del ser humano en el planeta, los intereses en juego, la importancia de tomar conciencia y las personas que luchan para evitar la autodestrucción a la que nos dirigimos.
¿Qué es la era del Antropoceno?
La gente de La Abadía me invitó a hacer una obra sobre el mundo que vamos a dejar a nuestros hijos y yo tenía que inventar una propuesta. Y entonces descubrí lo que significaba Antropoceno, la Edad de los Humanos, una idea que se lanzó en el año 2000, cuando un grupo de científicos hicieron referencia al impacto de la especie humana sobre el planeta y cómo la incidencia del hombre ha provocado una catástrofe climática muy presente en nuestro día a día. Eso me pareció muy interesante porque conecta con todo lo que está ocurriendo en la actualidad y a su vez con el futuro de nuestro planeta.
¿Hemos llegado a esa era por no saber cuidar el planeta o, como sostienen los negacionistas, porque estamos en una fase de la naturaleza que irremediablemente implica este tipo de cambios geológicos y ambientales?
Quien piense eso es un ignorante. Solo hay que ver el hielo derritiéndose. Nosotros somos muy inteligentes y a la vez muy idiotas, porque tenemos la capacidad de frenar esta destrucción de la que hablamos y no lo hacemos por ignorancia, no ponemos medidas suficientes. Richard Buckminster Fuller, que era un inventor y arquitecto, hablaba de cómo se pueden hacer las cosas de otra manera logrando que el mundo funcione para el 100% de la humanidad y en el menor tiempo posible. Él cree que no dejamos crecer las cosas de forma natural. Incluí cosas de él en la obra. Esa visión suya de pensar en la humanidad de forma global y eficiente me pareció muy atractiva. Y ya estamos mirando esos cambios, hay gente que es consciente de ello y está haciendo todo lo posible por revertir esta situación. En Australia ha salido una especie de insectos que se están comiendo las cosechas, con lo cual hay mensajes apocalípticos que ya nos están llegando. Y la obra es una manera de expresar todo esto y a su vez jugar con ello.
¿Y por qué hay gente que, a pesar de conocer las consecuencias del cambio climático, niega la realidad? ¿Qué intereses hay en juego?
Hay muchos intereses por medio, y todos económicos, propios de Estados capitalistas: por ejemplo, la lucha por la industrialización. Luego, además, desde los años 50 casi toda la culpa la tiene el petróleo. Los americanos, mi gente, pusieron el foco en Irán y arrasaron un país por los intereses del petróleo. Es muy injusto, porque hay cooperaciones y activistas que tienen que luchar contra gobiernos cuyas políticas buscan principalmente la riqueza económica sin pensar en los derechos humanos, y menos aún en la destrucción del planeta.
¿Cuál crees que sería la solución para salvar el planeta? ¿Estamos a tiempo? ¿Hay esperanzas?
Estamos en una fase de transformación, no se puede saber realmente cómo acabaremos, lo que sí se sabe es que las innovaciones tecnológicas crecen a pasos agigantados y por ello, quizá, el día de mañana el mundo esté controlado casi en su totalidad por robots. Unos robots que podrían aguantar las altas temperaturas y las graves consecuencias que traiga el cambio climático. Y nosotros, los seres humanos de ahora, ya habremos desaparecido. Son teorías que, aunque puedan parecer muy locas, explican de forma clarificadora el rumbo que llevamos. Por eso, en la obra estamos lanzando ideas al espectador para que reflexionen, teoricen y se hagan preguntas más allá de “todos vamos a morir”, yo no creo que vayamos a morir todos, pero sí que es cierto que los océanos están subiendo y va a haber migraciones por culpa de las condiciones climáticas adversas en multitud de lugares. Y eso hay que conocerlo para prevenir, que no asustar. Son cosas distintas.
A pesar de la seriedad que implica hablar de este tema, en la obra optas por alejarte de lo apocalíptico, incluso hay lugar para la comedia, ¿por qué lo decidiste así?
La primera vez que vimos la Tierra desde el espacio fue con el lanzamiento del satélite Sputnik 1, y Marshall McLuhan dijo que desde ese momento comenzamos a manipularla, a ver la Tierra como una obra de arte. Y la escenografía de Antropoceno es precisamente esa, una esfera que representa a la Tierra como una alegoría sobre lo que somos y cómo jugamos con ella. La intención es hacer algo divertido que mezcla apocalipsis y también humor, ya que a través de la comedia el mensaje llega más directo y es más fácil comprenderlo.
¿Confías en que esta obra pueda concienciar a la gente que venga a verla y se impliquen de alguna manera con la causa?
Yo creo que sí porque, aunque mucha gente ya conoce la gravedad de la situación, nosotros ofrecemos otro punto de vista diferente, que quizá es más atractivo, ya que ahondamos, vamos más allá y abrimos nichos temáticos que apenas se tratan cuando se habla de crisis climática. Una de las protagonistas, por ejemplo, cambia su visión y su forma de ver el tema a raíz de un hecho que le ocurre. Es decir, a través de sus propias experiencias encuentra la manera de confrontar sus convicciones. Creo que es interesante.
En la obra también aparece la figura de Greta Thunberg, ¿qué ha significado Greta, una chica de 17 años, para el mundo? ¿Ha marcado un antes y un después?
La Abadía es un teatro basado en clásicos, y en el teatro clásico hay mucho simbolismo, como oráculos, y gente que está poniendo alarmas. Y creo que la figura de Greta es muy simbólica y a su vez muy teatral: solo hay que escuchar sus discursos y su forma de presentarse al mundo para ver la fuerza que tiene. Es capaz de defender sus ideas hasta el final, sin miedo a nada ni a nadie. Hay mucha épica en su lucha y una teatralidad que la hace más convincente. Eso fue lo que me fascinó de ella. Y eso que la descubrí cuando no era tan famosa como ahora. Y también está su juventud, ella representa la esperanza que depositamos en la gente joven para cambiar el mundo, aquellos que nos sucederán y tendrán que arreglar todo lo que nosotros hicimos mal.
¿Crees que se están llevando a cabo políticas comprometidas de verdad con el cambio climático?
En mi país, Estados Unidos, no. Sólo hay que escuchar a Trump negar la realidad y arremeter contra la gente que lucha por el cambio climático, empezando por la misma Greta. Pero en Nueva Zelanda, por ejemplo, la primera ministra, Jacinda Ardern, ha presentado un proyecto de ley llamado Carbono cero, que persigue eliminar la emisión de gases de efecto invernadero antes de 2050. Es decir, hay países que ya están cambiando su mentalidad y desde el gobierno están haciendo políticas que piensan en el bien del planeta como algo que va de la mano con nuestra calidad de vida. Creo que esa es la cuestión. Si no cuidamos el planeta, nuestra calidad de vida será peor, es algo lógico que mucha gente no entiende. Pero también hay mucha hipocresía, políticos que muestran interés y lanzan discursos y dan conferencias sobre cambio climático y luego invierten cantidades inmensas de dinero en petróleo, porque la economía es lo que más les interesa.
Y los ciudadanos, a la hora votar en las urnas, ¿crees que tienen en cuenta las políticas de emergencia climática o es todavía una preocupación menor?
Creo que el mensaje está calando más en la gente joven. Como te digo, Greta representa esa juventud en la que muchos jóvenes de su generación se pueden sentir identificados. Y luego la lógica nos lleva a pensar que una persona joven tiene que vivir más años que una persona mayor, con lo cual, de forma egoísta, el mayor se despreocupa más y el joven debe prevenir para evitar los posibles daños que puede sufrir en sus propias carnes.
Para terminar, ¿qué le dirías a la gente para que venga a ver la obra?
La obra es un espectáculo visual donde la escenografía cobra una gran importancia. Hacemos como un truco de magia impactante. Mezclamos danza con imágenes, es muy cinematográfica, muy poética. Hay mucha música, poco texto. Es muy profunda y a su vez divertida. Digamos que es muy cool. (Risas).
‘Antropoceno’ se representa hasta el 29 de marzo en el Teatro de la Abadía (Madrid). Los miércoles 4, 11 y 18 de marzo se celebrarán encuentros con el público al terminar la obra, en los que participarán periodistas, expertos y divulgadores en temas de medioambiente. Esta noche, con los periodistas Josefina Maestre, de Radio 5 (RNE) y Rafa Ruiz, coordinador de ‘El Asombrario’.
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