Arles, el escaparate estival de la fotografía
El antiguo responsable del Museo del Elíseo de Lausana, Sam Stourdzé, debuta como nuevo director de los Encuentros Fotográficos de Arles apostando por una programación transversal a lo largo de 35 exposiciones que permanecerán abiertas al público hasta el 20 de septiembre. Hacemos un recorrido por las muestras más interesantes de la apertura.
La semana de apertura de la 46 edición de los Encuentros fotográficos de Arles (del pasado 6 al 12 de julio) desveló al fin los cambios que el sucesor de François Hébel guardaba celosamente en secreto desde su nombramiento. Resuelto el misterio, una de las novedades de la era Stourdzé consistió en disminuir el número de exposiciones sin renunciar a su pluralidad y diversidad estética, permitiendo un fluido diálogo entre la fotografía y otras disciplinas artísticas como la música, el cine y la arquitectura.
En este sentido, la fusión de fotografía y música trajo consigo inesperadas parejas de baile como la colaboración entre el cantante y guitarrista Matthieu Chedid y el omnipresente Martin Parr. La exposición resultó ser una interesante experiencia sensorial en la que Chedid musicalizó las famosas instantáneas playeras de Parr en el no menos insólito interior de la iglesia de los Frères-Prêcheurs.
No obstante, la exposición que nadie trató de perderse respondía a otro nombre : Total Records. Acompañada por un catálogo recién publicado para la ocasión, la muestra permite recorrer una parte considerable de la historia de la fotografía a través de diversas portadas de vinilos, cuyo dueño y principal comisario, Antoine de Beaupré, ya había dejado entrever en su anterior libro recopilatorio I WANNA BE ME (2012).
Otros híbridos que tampoco pasaron inadvertidos, en los que la fotografía se hermanaba con el cine y la arquitectura, fueron el dueto Sandro Miller-John Malkovich -en el que el actor rinde un particular homenaje a maestros de la fotografía como Diane Arbus, David Bailey o William Klein-, o la contraposición de las imágenes de neones tomadas por Toon Michiels con el material de archivo de Las Vegas recopilado por los padres del postmodernismo, Robert Venturi y Denise Scott Brown.
Dicho esto, el festival también otorgó un merecido protagonismo a dos figuras clave de la fotografía. Por un lado, proponiendo una revisión de la obra de Walker Evans. Por otro, haciéndose eco de la gran retrospectiva que muchos ya pudieron ver en la madrileña Fundación Mapfre dedicada a Stephen Shore, uno de los pioneros de la foto en color que siempre creyó en la capacidad de la fotografía para reinventarse.
Desafiando el abrasador calor propio de estas fechas, Another Language: huit photographes japonais fue otra de esas exposiciones situada en pleno centro de la ciudad imprescindibles en el calendario arlesiano. La muestra, originariamente bautizada New Japanese Photography al presentarse por primera vez en el MoMA de la mano de John Szarkowski, fue comisariada esta vez por el nuevo responsable del departamento fotográfico de la TATE Modern londinense, Simon Baker, encargado de acercar al público más de 200 instantáneas de talentos de la talla de Eikoh Hosoe, Issei Suda o Daisuke Yokota.
Claro que los Encuentros de Arles también suponen un escenario privilegiado de cara a nuevos descubrimientos; de ahí que uno de sus premios más reputados se llame precisamente el “prix Découverte”, destinado a visibilizar aquellos trabajos fotográficos que bien han sido descubiertos recientemente o bien merecen serlo sin más demora.
En esta línea, uno de los nominados fue el fotógrafo español Julián Barón -a quien ya entrevistamos hace unos meses-, que también presentó la instalación Régimen Visual, reuniendo sus recientes trabajos C.E.N.S.U.R.A., TAUROMAQUIA y Los últimos días vistos del rey. Otra de las nominadas fue Delphine Chanet, cuya fotografía Foodshark resultó elegida para ilustrar la cartelería y la nueva imagen corporativa del festival, dejando atrás los animales de antaño.
Por otra parte, los Encuentros Fotográficos de Arles cuentan con numerosos eventos Off. Entre ellos, la exposición Field Effects + Le Cercle, organizada en la galería arlesiana Le Cap, merece una atención especial al centrarse en la exploración de las prácticas artísticas contemporáneas en las que la fotografía sale de sí misma para influir en disciplinas tan diversas como la escultura, la pintura, el sonido o la imagen digital. Algunos de los representantes de la muestra presentes durante la semana de apertura del festival fueron el artista multimedia SAEIO (graffiti, tag, pintura…), la videoartista Anne-Charlotte Finel -cuyo trabajo se expondrá también en septiembre en el marco de una exposición del Palais de Tokyo con ocasión de la Biennale de Lyon-, o Sylvain Couzinet-Jacques, otro artista claramente interdisciplinar capaz de mezclar con éxito vídeo, escultura e instalaciones sonoras, que ya logró exponer en lugares tan emblemáticos como Le Bal o la Galerie du Jour de París.
Otra de las exposiciones colectivas a tener en cuenta fue Eyewitness. Organizada por la Fundación Manuel Rivera-Ortiz, la muestra no sólo acoge el trabajo del propio Rivera-Ortiz –un sobrecogedor proyecto realizado en la India en el que trabajó durante casi una década-, sino también las obras del chino MO Yi –cuya serie Red Flash constituye una denuncia de la violencia que sufre la cuidad de Tianjin- o algunos de los fotógrafos incluidos en el último número de la revista independiente OFF the Wall, como el joven y talentoso Adrien Pezennec.
A pocos metros de distancia, la segunda planta de la sede del Partido Comunista Francés (PCF) acogía a su vez las instantáneas del polémico Ren Hang en una exposición llamada Une Movida chinoise. Según el galerista Nicolas Hugo, Hang abandera en su China natal una revolución cultural similar a la vivida en la España post-franquista, de ahí la inspiración del título de la muestra.
Recorrido el grueso de las exposiciones arlesianas, cabe destacar Cosmos, el colosal espacio ubicado en el Parc des Ateliers consagrado al casi centenar de libreros y editores que se dieron cita este año. Con la dirección artística en manos de Sebastian Hau (Le Bal) y Olivier Cablat (Galerie 2600), Cosmos se convirtió durante una semana en el punto de reunión clave del fotolibro, en el que, además de habituales como Antoine d’Agata, se presentaron novedades como Un universo pequeño (Antonio M. Xoubanova, Ca L’Isidret Edicions/Rondade), Podría haberse evitado (Ricardo Cases, Dalpine/Temple galerie et éditions) o GRASS (Michele Tagliaferri, Dalpine).
El primer balance oficial tras haber recibido 13.500 visitantes de 40 países diferentes durante la primera semana es por tanto esperanzador. Unas cifras un tanto simbólicas teniendo en cuenta que la presente edición comenzó con un sincero y merecido homenaje a Lucien Clergue , el mítico fundador del festival fallecido el año pasado. Apuesto a que, esté donde esté, sin duda estará pensando: “Tócala otra vez, Sam”.
Comentarios
Por Alex Mene, el 28 julio 2015
Un estupendo festival de la fotografía. No hay que perderse todas esas imágenes.