Arregla tu lavadora y tu móvil en vez de sustituirlos a la primera de cambio
Hemos entrado en una espiral de modas y consumos por la que, a la primera de cambio, sustituimos el móvil, el televisor, la lavadora o el frigorífico, sin ni siquiera plantearnos que quizá con un pequeño arreglo podemos alargar su vida. Algo que el planeta y nuestro bolsillo agradecerán. Qué distinto a lo que hacían nuestros abuelos y abuelas. En este artículo nos aproximamos al Ciclo de la Recuperación. Os explicamos que hay opciones para la primera de las tres R ecológicas: Reparar nuestros compañeros eléctricos y electrónicos, para reducir el impacto de sus residuos. Primera entrega de la nueva serie de artículos en torno al reciclaje y la sostenibilidad elaborados en colaboración con la Fundación Ecolec .
El último tirón de orejas con datos referidos a la prevención de la generación de residuos de aparatos eléctricos y electrónicos (RAEE) nos los ha dado el I Estudio sobre el Impacto Emocional y Económico del uso del móvil realizado por SFAM (siglas en francés de Sociedad Francesa de Seguros Multirriesgo). Por un lado, concluye que el 49% de los españoles no recicla su teléfono móvil, es decir, lo deja en algún cajón de su casa o, en el peor de los casos, se deshace de él de manera inadecuada. Por otro lado, solo el 52% prefiere apurar la vida útil de un móvil; el resto sucumbe al cambio ante las modas o la menor avería. Pero esto de la prevención no solo atañe a los hogares, sino también a las empresas e industrias donde se fabrican desde un móvil a un frigorífico y a las administraciones públicas, que deben fomentar la recuperación y la reutilización.
La prevención es tan esencial en torno a los RAEE que la normativa que los regula en España, el real decreto 110/2015 sobre residuos de aparatos eléctricos y electrónicos les dedica un capítulo (el III) y lanza una consigna clara a las administraciones públicas: “Fomentarán la prevención de RAEE mediante campañas de información y sensibilización orientadas a evitar su generación, incidiendo en el consumo responsable, en el alargamiento de su vida útil y en su reutilización”. Lo cierto es que dichas campañas ni son generalizadas ni regulares, y a veces se enmarcan en contenidos globales sobre el reciclaje de todo tipo de residuos domésticos.
Seguimos con el capítulo III, porque a continuación señala: “Los usuarios de AEE domésticos y profesionales, cuando sea posible, destinarán los aparatos usados a un segundo uso mediante su entrega a entidades sociales sin ánimo de lucro, a los establecimientos dedicados al mercado de segunda mano o a través de otras vías de entrega para su reutilización y alargamiento de su vida útil”.
Ya hemos hablado en alguna ocasión en El Asombrario de estos pasos a dar en el ámbito doméstico, aunque el esencial es intentar prolongar la vida útil de cualquier aparato antes de llevarlo a su reutilización o reciclado. Es decir, la R de Reparación. Volvemos a recordar lugares y proyectos, como el Repair Café en Madrid, Millor que nou! en Barcelona y el portal y la campaña Alargascencia de Amigos de la Tierra. Tampoco hay que olvidar que todos los aparatos tienen un período de garantía (incluso los de segunda mano), que en algunos casos es de hasta cinco años. Guardar el tique, la factura de la compra o el albarán de entrega ayuda igualmente a que cualquiera de esos aparatos se mantenga vivo y no pase a ser un residuo antes de tiempo.
Buenos diseños para facilitar la reparación
Para que todo lo anterior se cumpla, los productores han de ajustarse también a un mandato básico del real decreto. Este: “Diseñarán y fabricarán los aparatos facilitando su reutilización, reparación y reciclabilidad, y elaborarán planes de prevención de RAEE”. Se incide en que las dos opciones prioritarias en la jerarquía de los residuos son la prevención y la preparación para la reutilización, y aquí entra en juego la lucha contra la obsolescencia programada, porque se considera “especialmente importante avanzar en un tipo de diseño y producción que tenga plenamente en cuenta y facilite la reparación de estos productos y su posible actualización, así como su reutilización, desmontaje y reciclado”.
Pero si nos pasamos por algunos de los centros de preparación para la reutilización de aparatos eléctricos y electrónicos que hay en España, todos vinculados con la economía social y solidaria y la inserción laboral de personas en riesgo de exclusión, vemos que aún tardará en generalizarse el ecodiseño que destierre para siempre la obsolescencia programada. “A día de hoy, nuestras entidades no nos reportan que sea una realidad; por ejemplo, en lugar de piezas fácilmente desmontables e intercambiables ajustadas con tornillos, hay pegamentos que hacen muy complicado o imposible el desmontaje y ensamblaje”, afirma Laura Rubio, directora de la Asociación Española de Recuperadores de Economía Social y Solidaria (Aeress).
Estas entidades figuran en el real decreto 110/2015 como esenciales tanto en el apartado de la inserción laboral como en el de la recuperación de numerosos aparatos, aunque se quejan del escaso objetivo mínimo que dicha norma establece para que se destinen aparatos enteros a la preparación para la reutilización: entre un 3% y un 4%, según la categoría. La propia normativa reconoce que es mucho más el empleo que se genera con la preparación para la reutilización por cada mil toneladas (200 puestos de trabajo) que con el reciclado (apenas 15).
El ciclo de la recuperación
Aeress cuenta con 45 asociadas, repartidas por 14 comunidades autónomas. Una de ellas es la Fundació Tots Units, en la Comunidad Valenciana. Teresa Lázaro, responsable de Administración, señala: “Lo que más nos llegan son electrodomésticos de línea blanca, como lavadoras, lavavajillas y frigoríficos, que además son los que más demanda tienen”. Y añade: “Con cada aparato debemos cumplir con un protocolo de actuación que llevan a la práctica tanto personas de inserción social como alumnado, para facilitar su entrada en el mercado laboral”.
Algunos de estos centros cuentan también con tiendas de segunda mano donde se cierra el ciclo de la recuperación. Lázaro afirma: “Sigue habiendo mercado para estos aparatos recuperados porque no solo acceden a él personas que no disponen de los recursos suficientes para pagarse uno nuevo, sino también otras que los destinan a una segunda residencia”. Realmente es una opción ecológica válida para cualquier cliente: ¿por qué comprar un aparato nuevo si tenemos la opción de uno reparado y recuperado con todas las garantías?
Tanto Rubio como Lázaro mencionan sin embargo los problemas que encuentran a la hora de acceder a estos productos en buen estado, bien sea porque ni los centros comerciales ni los sistemas colectivos de responsabilidad ampliada del productor (SCRAP) de RAEE (los antiguos sistemas de gestión) facilitan siempre la disponibilidad de dichos aparatos en centros de almacenaje o bien por la dificultad de acceder en buenas condiciones a la recuperación de los que depositan los ciudadanos en los puntos limpios. “Es imprescindible que tengamos acceso a la etapa más temprana a la eliminación, porque, si no, se corre el riesgo de que nos los encontremos golpeados o sin algunas de las piezas”, concluye Laura Rubio. En este caso, citan en positivo el trabajo con el principal fabricante de electrodomésticos en España, BSH, que comercializa marcas como Balay, Siemens y Bosch, con lo que consiguen que en algunos casos el mínimo de preparación para la reutilización llegue al 10%.
Desde uno de los SCRAP, Ecolec, confirman que “tenemos la obligación de asegurar unos porcentajes mínimos de preparación para la reutilización en algunas fracciones de residuos, fundamentalmente en productos relacionados con las tecnologías de la información”. Afirman cumplir con ello a través de los diferentes gestores de residuos que cuentan con los permisos, autorizaciones y licencias y con aquel RAEE que es apto para su reutilización “Los SCRAP no tenemos capacidad para que todo el RAEE que cae bajo nuestro ámbito de responsabilidad tenga las cualidades necesarias para su posterior reutilización, más en el contexto aún de crisis de consumo, en el que sólo cambiamos un frigorífico o una lavadora cuando realmente ya no funciona”. Es decir, como debe ser.
ECOLEC se suma a ‘El Asombrario’ #SúmateAlReciclajeResponsable
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