Cómo asomarse a nuestra sombra y aceptarla (y no es una película de Bayona)
Periodista y escritor, Francisco Javier Expósito Lorenzo dice que escribe desde el alma y para el alma. Tras ‘Más alto que el aire’ y ‘Pájaros en los bolsillos’, nos propone ahora ‘Juegos de empeño y rendición’ (editorial La Huerta Grande), un libro fuera de géneros en el que intenta, a través de la literatura, que, frente a acumulaciones, soltemos amarras y nos concentremos en el yo más profundo. Con todas sus luces y sombras. Sin miedos.
Ese título, de buenas a primeras, puede asustar. ¿Qué pretendes con este libro y cuál fue su proceso de elaboración?
Me van a tomar por loco, pero te lo cuento. Una noche, mientras estaba durmiendo, de repente, una voz estruendosa, y no sé muy bien en qué estado entre la vigilia y el sueño me encontraba…, pero una voz estruendosa me despierta y me dice: «Juegos de empeño y rendición. ¿Por qué te empeñas? Porque soy yo. Pues deja de ser tú». Es tan fuerte la voz que me despierta. Y como siempre tengo una libreta al lado de la cama, la cojo y anoto esas palabras. Durante dos semanas estoy levantándome todos los días a las seis porque algo me despierta y me hace levantarme y no sé para qué. Hasta que de repente un día me pongo en el ordenador, en fechas cercana a las Navidades de 2014, escribo el título, y empieza a salir todo; el libro se escribe en poco más de mes y medio, en un proceso creativo como si el tiempo no pasara.
¿Como que algo o alguien te lo dictara…?
Exacto. Creo que en ocasiones soy como un escriba que da fe de lo dictado; lo decía en mi primer libro, Más alto que el aire, Breviario para el alma, de 2013. En Juegos de empeño y rendición, en el principio está la clave, la esencia del libro: «¿Por qué te empeñas? Porque soy yo. Pues deja de ser tú». Ahí está la clave del libro. La vida es un juego, estamos empeñándonos en el deseo, constantemente, y la rendición es la aceptación de que esa continua escala de deseos no nos lleva a ninguna parte, sino que debemos aceptar que somos lo que somos.
Redención a través de la rendición…
Una aceptación incondicional de lo que hay, del dolor, placer, abandonos, pérdidas… Aceptarlo. Sí, de alguna manera también es redimirse, como dices tú. Es aceptarse tal cual eres para redimirte, para salvarte. Y para aceptarte tal cual eres, has de empezar entrando en tu lado de sombra, en captar tu propia sombra, lo que se interpone entre lo que tú quieres ser y lo que realmente eres. Cuando ves esa sombra, cuando eres consciente de ella, comienzas a integrarla.
Todo esto suena mucho a ‘Un monstruo viene a verme’, de Juan Antonio Bayona, el gran éxito cinematográfico del otoño. Se trata de escuchar a lo más profundo de ti mismo.
Sí, eso es el Daimón. La voz más profunda y sabia de uno mismo. La parte más sabia que llevamos todos dentro. Es lo que escribió Jung en los Siete sermones a los muertos. El Daimón de Sócrates. El Daimón del Principito. El Daimón de Lindbergh cuando consigue cruzar por primera vez el Atlántico. Es la voz que puede asustarnos pero que es la más sabia.
¿Debemos entenderlo como un libro de espiritualidad laica, al estilo del filósofo francés Comte-Sponville?
Podríamos llamarlo así porque no soy religioso, aunque respeto las religiones. Yo escribo sobre el alma y para el alma. Lo intelectual por lo intelectual me parece que cada vez se queda más corto para nuestras necesidades; vivimos en un mundo en el que estamos necesitados de luz, de agarrarnos a lo que realmente somos. Todo lo demás son máscaras. El libro de lo que habla sobre todo es de las máscaras… ¿Me lo ibas a preguntar…?
En cierto modo; lo que te iba a preguntar es que frente a la sociedad de la acumulación, lo que propones es despojarse e ir a las esencias.
Exacto. Es lo que te iba a comentar de las máscaras. En la sociedad en que estamos nos están haciendo creer que somos algo que no somos. El sistema actual en que nos movemos, del que es muy difícil salirse, cada vez nos permite menos margen de maniobra y movimiento, ser libres realmente, cada vez es más complicado. Acumulamos dinero, materia, amores, experiencias, acumulamos objetos, la sociedad consumista se basa en eso, acumulamos pensamientos, creencias, creencias sobre lo que somos, este es el manitas, o el guapo, o el listo, o el que escribe bien, etiquetas que nos ponen desde pequeños, y tú te adaptas a esa creencia, te etiquetas ya desde pequeño, estamos acostumbrados a etiquetarnos con creencias, prejuicios y juicios constantemente. Pero nosotros no somos eso en realidad. Dentro de nosotros hay casi un margen infinito de posibilidades. Cada uno tenemos muchas más caras que máscaras, pero nos imponemos esas máscaras en nuestro trabajo, en nuestra vida social, máscaras que vienen de nuestra infancia hasta ahora. Máscaras para protegernos de lo que hay fuera, para proteger nuestra vulnerabilidad. Y debemos despojarse de las máscaras, de lo que creemos que somos para llegar a ser lo que realmente somos; y creo que este libro está escrito para que el lector se meta a desbrozar la jungla que lleva dentro. Este libro es para entablar el juego con tus propios empeños y rendiciones; si no, no tiene sentido que lo leas. Y eso te llevará a algún sitio… o no…, depende de hasta dónde quieras profundizar. Cada uno pone el margen de profundización.
Me parece un libro muy budista, zen, de meditación trascendental. De aceptar para trascender. ¿Has tenido algún acercamiento a esas prácticas?
Yo medito, que no es otra cosa que ejercitar el vaciado de pensamiento. Estamos perdiendo la capacidad de reflexión. La tecnología, mal utilizada, nos está llevando a perder la capacidad de reflexión, que consiste en pararse, pararse ante algo que te sucede, te produzca dolor o placer. Pararse y reflexionar. Ser conscientes de lo que hacemos. Pero en la sociedad vamos tan rápido, nos imponen tantos compromisos que no tenemos tiempo para pararnos y pensar: ¿esto adónde me lleva?, ¿esto tiene que ver conmigo? La cultura de la imagen que hoy lo domina todo es muy fácil, mucho más que pararte a leer un texto. Nos quedamos continuamente en la superficie del mar, no bajamos como Herman Melville en Moby Dick a los abismos, a buscar qué hay de nosotros que nos duele.
Hay tres verbos que se repiten mucho en el libro: Empeñarse, esforzarse y soltar, soltar amarras. Y uno más que propones como objetivo: Ser. ¿En qué te has empeñado tú tanto y no ha merecido la pena?
Me empeño en tantas cosas… Sobre todo, me empeño en preocuparme. Vengo de una familia en la que todos somos muy preocupados, la preocupación como responsabilidad. En vez de poner la energía en hacerlo y ya está. Y creo que me empeño en hacer muchas cosas de la razón, y no tantas de lo que siento. Otro de mis mayores empeños también ha sido buscar el amor fuera, especialmente en la mujer, cuando se trata de que todo está dentro, dentro, dentro de uno mismo… Nos pasamos la vida buscando fuera lo que tenemos dentro, de ahí tanta insatisfacción.
¿Este libro te va a ayudar a cambiar?
Este libro me ha ayudado a darme cuenta de todos mis procesos. En el siguiente entro en profundidad en el tema de la sombra. Si escribo «cuando dejo de participar en la belleza del mundo, aparece el mal» es porque creo que no tener consciencia de lo que hacemos es el mal en su estado más puro. La experiencia de este libro está también en los demás. Lo que está en mí está en los demás. «Yo soy el otro», que decía Rimbaud. Todos llevamos frustraciones, todos nos empeñamos en cosas continuamente, nos empeñamos en amar a alguien con quien estamos mal, nos empeñamos en ganar más dinero… Y yo creo que mucha gente, cuando lea este libro, se hará consciente y verá esos empeños dentro de ellos.
Dices: «Porque todo tú estás en todo». Muy ecologista y panteísta.
Comulgo con los trascendentalistas norteamericanos, con Thoreau, Walt Whitman, Ralph W. Emerson; son fundamentales. Comulgan de lo que hay alrededor. Lo difícil es estar en el mundo que nos toca vivir y poner en concordancia lo que soy con mis actos. Poner luz en lo que cada uno hace. Cuando pierdes un trabajo, cuando pierdes a un ser querido, cuando tus creencias se tambalean, lo único que tienes es a ti mismo, tu fortaleza interior, tu corazón y tu alma, la capacidad de volver a amar y comulgar con lo que hay, aceptar y trascender.
¿Quién es tu maestro y tu inspiración?
Todos los días alguien te enseña algo, seres anónimos, en la calle, un amigo, un familiar. Para mí escribir es una terapia, me ayuda a acercarme a lo que soy profundamente, porque cuando escribo me rindo, me acepto incondicionalmente, sin tiempo ni espacio.
Si digo Sísifo, que aparece en tu libro, ¿qué me dices?
Sísifo podría ser el símbolo del empeño absoluto, y la bandera del ser humano en estos momentos. Nos seguimos empeñando en lo mismo. Cómo va a cambiar la política, por ejemplo, si el ser humano no cambia, si no sufre un proceso de áscesis, de aceptación y transformación. Todo lo que hace el ser humano hacia fuera es un reflejo de lo que tiene dentro. Lo que somos por dentro es lo que proyectamos hacia fuera. Si nada cambia por dentro, nada cambiará por fuera. Cuando meditas, te vacías de pensamiento y estás dispuesto a escuchar profundamente al otro. Vaciarse es un estar preparado para recibir al otro.
¿Y si digo Job, que es otro invitado especial en tu libro?
Hay un libro de Jung que se llama Respuesta a Job, en el que sobre todo habla del mal. En Job se ve un dios destructor y un dios benefactor. Es el símbolo perfecto de las luces y las sombras. Mientras el ser humano no reconcilie su sombra y su luz, y no acepte ambas, no va a ser lo que verdaderamente es… Ni se va a abrir al otro sin juicios ni prejuicios. Hay una parte de la llamada espiritualidad que se está convirtiendo en puro marketing, en materialismo espiritual. La cultura del consumo y el marketing inocula como un virus su espíritu; y puede convertir la meditación en objeto de talleres y cursos…, es la comercialización total, cobrar por ir a meditar, cobrar por ir a correr… La sociedad del consumo extiende sus tentáculos a todo, es un monstruo con muchos tentáculos, todo basado en el ego, y nutre una espiritualidad que no es tal, sino que sólo piensa en el beneficio.
El capitalismo es un monstruo que lo fagocita todo. Ahí están los libros de autoayuda.
Muchos ya salen en serie… Juegos de empeño y rendición no es un libro de autoayuda; yo hago literatura; la literatura siempre ha ayudado al ser humano a conectar con nuestra parte trascendente.
¿Lo consideras, pues, sobre todo un libro de literatura?
De literatura sobre el alma y sobre lo que llevamos dentro y no nos atrevemos a leer en voz alta, a desarrollar. Cuando no hay una verdad profunda en lo que uno está haciendo, tarde o temprano eso se cae. Tiene que haber una verdad profunda en lo que uno hace; si no, termina rompiéndose, como el papel celulosa; pero la verdad es sólida. Cuando alguien va con la verdad por delante, te puede gustar o no, pero lo vas a aceptar, porque la verdad es algo que se siente.
Es la honestidad, tan escasa hoy en día… Hablas también mucho del miedo en el libro. ¿Qué hacemos para vivir sin miedo?
El sistema en que vivimos incentiva el miedo; las estructuras de poder, las grandes empresas, la política incentivan el miedo. Todo lo que se está haciendo con el terrorismo es inocular miedo en la sociedad. Cuanto más suben el listón del miedo, más difícil es salirse de él. Nos están subiendo la alarma del miedo hasta un grado supremo para luego bajarlo un poco, manejan el termostato para manipularnos. Y se incentiva el miedo porque el miedo evita que los seres humanos nos rebelemos ante el poder, evita que lleguemos a ser nosotros mismos, ser libres, ser amor; al sistema no le interesa incentivar el amor del ser humano, sino el sucedáneo del amor, que es el placer, el placer de jugar, de acumular, de consumir, de materializar…
José Luis Sampedro insistía en que había que educar para la libertad, para evitar el miedo.
Sampedro es para mí un referente, uno de los grandes sabios.
En tu trabajo en la Fundación Banco Santander, donde te concentras en la Colección Obra Fundamental, para recuperar autores y obras de relevancia humanística, realizaste una antología sobre León Felipe, y el próximo año vuelves a trabajar en otra compilación de inéditos de este autor. ¿Qué te dice a ti León Felipe?
León Felipe es un místico, una persona llena de luces y sombras consigo mismo, tiene momentos de bipolaridad, de alegría y de bajones increíbles, donde se ve como un gusano que no termina de evolucionar, que no llega a la luz, como escribe en sus cartas al poeta Juan Larrea pidiéndole consejo. Está justamente en esa lucha interior entre la luz y la sombra…, es tan profundamente humano, siempre pendiente de él…, su obra es una oda al ser humano. Y además, es alguien con coherencia entre su vida y su obra; admiro a esa gente que hace de su vida y de su obra un conjunto, como Thoreau, donde pensamientos, sentimientos y acciones tienen unidad. Es a lo que yo aspiro.
¿Qué le da miedo a Francisco Javier Expósito Lorenzo?
… Me da miedo no ser el que soy. Dejar de hacer cosas que me importan realmente por miedo. Le tengo miedo a tener miedo.
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