Baffest, mucho más que un festival de fotógrafas
El Baffest, Festival de Fotógrafas nació hace ocho años con un objetivo: visibilizar el trabajo que las mujeres realizan en este sector. Podría entenderse que es un festival más, que promociona unos días al año uno o varios nombres entre las creadoras y hasta la siguiente edición. Pero lo cierto es que no, que es mucho más. “No se queda solo en una anécdota”, explica Sara Berasaluce, junto a Yone Estivariz, actuales responsables del certamen , “sino que promovemos que exista un equipo entre las fotógrafas invitadas, el jurado, quienes imparten talleres, las participantes y, así, se crea esa comunidad que es un punto de encuentro consolidado”.
Tanto es una comunidad que las propias Berasaluce y Estivariz pasaron de participantes a dirigirlo. Y es que el Baffest tiene mucho tirón. Para empezar, nació en Barakaldo, con ayuda del consistorio, y en las últimas ediciones no solo ha abierto sus puertas a la participación estatal –manteniendo una ganadora vasca y otra a nivel España–, sino que sus actividades se desarrollan en Madrid, Valencia, Vitoria y Donostia, en el llamado Baffest on tour. Precisamente en esta primera ciudad, Madrid, ha podido verse en marzo, en la Escuela de Fotografía EFTI, la exposición de Tania Barrenetxea, ganadora vasca de la anterior convocatoria.
Este mucho más que un festival se extiende a los premios, ya que el certamen es mitad beca artística, mitad galardón, ya que las dos ganadoras de cada año cuentan con todo el año –su año, según las directoras– para desarrollar su proyecto artístico hasta llegar a exponerlo. “Así, está activo durante más tiempo que solo el festival. Durante meses, las personas que están en la comunidad pueden seguir así los pasos del certamen”, indica Yone Estivariz. En ese momento, que es en el que estamos, se abre la nueva convocatoria. La novena.
Entrando en el fondo, cabe preguntarse qué ocurre en el sector de la fotografía para que aún haya que tener festivales solo de mujeres. “Ocurre lo que en otros ámbitos: el ocultismo, dejar a las mujeres en los márgenes. En la fotografía ocurre que las mujeres no se presentan en tantos concursos. Era la idea, crear un espacio seguro donde mostrar tu obra y con la seguridad de que hay un respaldo de otras mujeres”, comentan, a la vez que afean los certámenes donde solo se pone una mujer por cubrir la cuota. “Queremos acabar con eso”.
Por otro lado, además de la brecha de género, Baffest está abierto a todas las fotógrafas. “En las convocatorias queremos que no solo se dé esa visibilidad a mujeres consolidadas, sino también a las que están empezando con trabajos increíbles; Baffest es una oportunidad más accesible para ellas”, comenta Estivariz. Su compañera completa ese retrato robot de las participantes: “Se comenzó con un perfil muy joven, que casi acababan de empezar, pero luego ha ido variando. Es muy intergeneracional. El acierto de todo esto ha sido precisamente esta mezcla. Verte en un cartel con personas con renombre es muy positivo”. Entre las ganadoras, se refleja perfectamente esa mezcla: Meritxell Ahicart y Rocío Bueno (ámbito estatal) y Tania Barrenetxea y Cris P. Lareo (ámbito vasco); y las anteriores, solo en Euskadi: Helena Goñi (2016), Teresa del Romero (2017), Ura Iturralde (2018), Aitziber Orkolaga (2019) y María Azkarate (2020).
¿En ocho años de festival ha mejorado la igualdad en fotografía? “Queda mucho por cambiar, pero el hecho de apoyarnos las unas a las otras crea esa fuerza de grupo que permite que cuando se ve algo que no está bien, salimos, denunciamos y nos apoyamos”, comenta Berasaluce. “Hay mucha gente que aún no entiende esta discriminación positiva, pero solo es necesario ver todos los certámenes que no han respetado lo contrario. Es lo que toca”.
La codirectora del festival añade: “Hay que fortalecer todo lo que tenemos”. “Toda esa estela de miedos acecha, aquí el espacio seguro está, te están escuchando desde un punto de igualdad”, comenta, a la vez que recuerda que puede que el Baffest sea un festival donde solo las fotógrafas pueden presentarse para ganar el premio, pero las exposiciones y otras actividades están abiertas al público general, hombres incluidos.
“No es un festival excluyente, queremos que sus trabajos tengan visibilidad, como lo tienen el resto de fotógrafos”. “En el momento en el que dejemos de ser algo para ganar una subvención o ganar puntos”, termina Estibaliz, “dejaremos de ser el tema a criticar”.
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