Bakartxo Aniz, una mujer entre quebrantahuesos
¿Mujeres fotógrafas de naturaleza en España? Siguen siendo ‘rara avis’. Para reivindicar su trabajo, hemos querido dedicar esta ‘Ventana Verde’ a la vasca Bakartxo Aniz Aldasoro, que ahora expone en San Sebastián-Donostia una selección de 33 imágenes de su pasión por los espacios y las especies, sobre todo del Pirineo.
Isabel Díez, Rosana Pita, Mabel Jover, tú…, pero seguís siendo muy pocas las que os dedicáis a esto. ¿Por qué crees que pasa, Bakartxo?
Lo queramos ver o no, la cultura machista sigue teniendo muchísimo peso y sigue marcando, muchas veces de forma inconsciente, nuestras aficiones, profesiones y modos de vida. Los roles en los que somos educad@s determinan que ni te plantees ciertas profesiones o disciplinas. Curiosamente, actividades tradicionales de la mujer y sin un reconocimiento especial pasan a ser profesiones de prestigio cuando las realizan hombres; no hay más que ver lo que pasa con la cocina. En fotografía, tenemos mujeres que son grandes profesionales en temas como reportaje social y retratos. En naturaleza, y más si nos centramos en fauna, es verdad que somos muy poquitas, pero tengo la esperanza de que esto vaya cambiando.
¿Y a ti qué te impulsó a ser fotógrafa de naturaleza?
Supongo que haber tenido mucho contacto con el mundo rural desde pequeña, pues mi madre es de un caserío de Gipuzkoa y mi padre de un pequeño pueblo de Navarra. Siempre me he considerado una persona muy sensible y es en plena naturaleza donde esa sensibilidad se desborda e inunda todos mis sentidos; la fotografía de naturaleza surge de la necesidad de canalizar, expresar y plasmar todas esas sensaciones.
¿Qué tipo de imágenes, paisajes, ecosistemas, especies son los que más te atraen para trabajar?
Siempre he sentido especial debilidad por los lugares septentrionales, zonas donde las montañas y los bosques caducifolios dominan el paisaje; las luces y ambientes tan especiales que se dan en estos ecosistemas les llenan de magia. He tenido la suerte de vivir siempre cerca del Pirineo, al que considero mi segundo hogar; su flora y su fauna siempre están en mi mente, sobre todo paisajes y aves, y entre ellas tengo que destacar mi profunda debilidad por el quebrantahuesos, una especie a la que llevo conociendo y fotografiando desde hace muchos años.
Cuéntanos algún trabajo que recuerdes con especial agrado; bien por lo interesante del proyecto, bien por la satisfacción que te produjo el resultado.
Uf, muchos… Pero destacaré una de las ocasiones en que fui a fotografiar al quebrantahuesos. Fue en febrero de 2012, en el Pirineo; allí coincidí con unas condiciones meteorológicas extremas, incluso para estas montañas, ya que estuve dos días a temperaturas que llegaron a -20ºC y unos fortísimos vientos que agudizaban esa sensación; además, hubo momentos en los que creí que el hide se me caía encima. El hecho de estar a esas temperaturas y quieta durante dos jornadas hizo que la espera resultara durísima. El segundo día, de pronto, apareció un ejemplar adulto de quebrantahuesos, apenas se posó, agarró un hueso y se elevó sobre mi hide; pasó tan cerca que la foto no abarcó sus casi tres metros de envergadura… Su vuelo fue lo suficientemente bajo como para que la luz del sol reflejada por la nieve iluminara de forma espectacular todo el plumaje; y en ese momento, justo en ese momento decisivo, me clavó su mirada de fuego. Al ver el resultado en la cámara, sentí que todo había merecido la pena.
Lo último que has estado captando con tu cámara.
Sigo fiel a mi Pirineo. A lugares perdidos y casi olvidados. Si este mes de febrero resulta generoso en nevadas, me calzaré las raquetas y a perderme por mi blanco Pirineo.
Lo próximo.
Esta primavera me gustaría fotografiar aves esteparias como el mochuelo y el sisón, y abejarucos y aguiluchos cenizo… ¡¡Sé que también hay vida y luz fuera de las montañas!!
¿Dónde vives? ¿Vives en un entorno de naturaleza agradecida?
Los últimos 15 años he vivido en entornos rurales, pequeños pueblos. Desde hace dos años estoy en un pueblo de Gipuzkoa, situado en un bucólico valle, salpicado de caseríos con sus prados y sus ovejas, rodeado de suaves y boscosos montes; así que me siento muy cómoda en este entorno.
¿Crees que vuestro trabajo es fundamental para acercar el estado de salud del planeta y concienciar sobre la ecología a la gente?
Creo que es lo que deseamos transmitir la mayoría que nos dedicamos a esto, pero no estoy segura de que siempre logremos transmitir la fragilidad de esa belleza, sino que a veces se puede producir el efecto contrario; es decir, la sensación de que, pese a los problemas medioambientales, quedan muchos espacios naturales de calidad.
Algún problema ambiental que ahora te preocupe especialmente.
Todos los derivados del sistema capitalista; últimamente estoy muy indignada con la explotación petrolífera que ha comenzado en el Ártico. Pero ya nada me sorprende… y eso es lo peor…
¿Dónde te gustaría viajar, qué te gustaría retratar? Un sueño…
Alaska y el norte de Europa son destinos con los que sueño desde hace años; son lugares con grandes extensiones sin apenas población y que se conservan bastante salvajes. Otro sueño, tal vez utópico, sería poder fotografiar, con relativa facilidad, a especies como el oso, lobo, lince, urogallo, perdiz nival… a lo largo de todo el Pirineo, ya que detrás de todo esto habría muchísimo más que unas fotografías…
Algún mensaje concreto que quieras enviar con tus imágenes…
Uno de mis mayores objetivos es conseguir la difícil misión de que cuando una persona observe mis fotografías estas sean capaces de extraerle de sus problemas y pensamientos, de ralentizar ese ritmo acelerado que parece haberse apoderado de nuestras vidas, para sumergirle en las imágenes y que sienta así toda la sensibilidad, la belleza y la fuerza de la naturaleza.
La exposición ‘Naturaleza Viva’, con 33 fotografías de Bakartxo Aniz Aldasoro, puede verse en la Sala Kutxa Boulevard de Donostia-San Sebastián, hasta el 2 de marzo.
BAKARTXO ANIZ ALDASORO NOS ELIGE Y COMENTA SEIS DE SUS FOTOGRAFÍAS FAVORITAS
1. A -20ºC, fue indescriptible la emoción y el calor que sentí cuando pude tomar esta imagen del quebrantahuesos. Pirineos
2. Una bellísima y extraña luz que me obsesionó y me hizo viajar cuatro veces a Zermatt hasta conseguir esta imagen del Cervino bañado con esa efímera luz. Alpes Suizos.
3. Búho chico escondido y mimetizado en el interior de un árbol, muy cerquita de las casas de un pequeño pueblo. Navarra
4. Impresionante aterrizaje de un buitre leonado; si lo unes al sonido que emite al desplegar las alas, es de esos momentos que se te quedan grabados para siempre. Pirineos
5. Atardecer de la montaña reflejado en el ibón de Basa la Mora; un rincón único que evoca a paisajes lejanos, de otros continentes… Valle de Gistaín, Pirineos.
6. Pese a no verme, está claro que este zorro me intuyó; la luz del amanecer acentúa su dulce mirada. Pirineos
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