33 años de BioCultura: llevar la revolución al carro de la compra
La Asociación Vida Sana organiza una nueva edición en Madrid de BioCultura, que llegará del 9 al 12 de noviembre a IFEMA. Ángeles Parra, directora de la feria, lleva casi 40 años en el sector ‘bio’. Trabajaba en el mundo ecológico antes prácticamente de que existiera en España. Hablamos con ella, todo un referente del eco-activismo de nuestro país.
¿Cómo surgió BioCultura?
BioCultura nació hace 33 años. Un grupo de consumidores queríamos llevar a cabo acciones para descontaminar nuestra alimentación. Y Tierno Galván nos dio la idea de poner en marcha una feria para mostrar a la opinión pública que existen alternativas a la alimentación convencional, tóxica y nociva en muchos aspectos, no solo en el terreno de la salud.
¿Cómo ha evolucionado desde aquella primera edición?
Éramos todos muy jóvenes. No sabíamos nada. Sólo teníamos mucha ilusión por cambiar las cosas. Estudiamos y aprendimos mucho. Ahora, la feria y el sector se han profesionalizado. Esto es bueno porque el tesoro de la alimentación ecológica llega cada vez más, de diferentes formas, a más hogares. El proceso no sólo se da aquí. En todo el planeta se está viviendo una revolución silenciosa y pacífica en este aspecto.
¿Con qué apoyos cuenta?
La Asociación Vida Sana, organizadora de BioCultura, es una entidad sin ánimo de lucro y de utilidad pública. Nuestra única intención es difundir la alternativa de la agroecología. No dependemos de nadie. Prácticamente no recibimos subvenciones. Nos autofinanciamos con la labor profesional que realizamos y las cuotas de los socios. Y vamos a seguir así. Somos completamente independientes. Y esta es la manera como queremos hacer las cosas: con rigor, con verdad… Nuestro sector es un sector muy especial. No vale “gato por liebre”.
En estos 33 años, ¿han cambiado mucho los hábitos de consumo?
El planeta entero, como te decía, está viviendo una revolución silenciosa. Durante mucho tiempo se ha intentado silenciarla. Pero ya no hay manera. Millones de personas están cambiando el chip del consumo en todo el planeta. Consumir menos, consumir ecológico, reciclar, rehacer, elaborar en casa…
¿Y los de alimentación?
Aquí es donde más se nota. El sector bio en todo el mundo está en plena expansión. Nosotros somos los quintos productores del mundo y ya estamos en el ranking de los 10 primeros también en consumo. Esta es una revolución que ya nadie puede detener. No es una moda ni nada parecido. Tampoco es algo “para pijos”. Cada vez más personas, familias e instituciones apuestan por el sector bio. El futuro será ecológico o no habrá futuro. La gente se está concienciando. Los campesinos también quieren apostar por la alternativa. El sector bio y su expansión son la punta de lanza de todo un cambio de paradigma que afecta a todos los ámbitos de nuestra vida (energía, salud, urbanismo, transporte, productos de higiene y cosmética, textil, construcción…) y que ya no hay nadie que lo pare y que ya ha llegado a todos los rincones de la Tierra.
¿Qué importancia tiene en todo esto la información?
Es algo fundamental. Por eso, desde que dimos el pistoletazo de salida, en la Casa de Campo, hay una parte comercial en la feria que es muy importante: stands, etc.; pero hay otra parte, casi más relevante todavía, que es todo el tema de las actividades paralelas. Este año serán más de 400, nada más y nada menos. Para cambiar de chip y dejar a un lado la economía fósil, que está fosilizada, hay que estar bien informado… Charlas, degustaciones, ponencias, debates, mesas redondas, conciertos, etc. Es muy recomendable que la gente visite antes nuestra página web, para que vaya a aquellos actos que más le interesen.
¿Y la formación?
Es otro tema de gran relevancia. Piensa que nosotros tenemos tres áreas de trabajo: la feria BioCultura (sus diversas ediciones: Madrid, Barcelona, Valencia, Coruña, Sevilla, Bilbao), nuestras ediciones (con The Ecologist al frente, dirigida por Pedro Burruezo) y toda nuestra labor docente. En el Estado español, todo aquel que se ha adentrado en plan profesional (o no) en el mundo de la agricultura ecológica ha pasado por nuestros múltiples cursos o por nuestro máster en colaboración con la Universidad de Barcelona. Lo que no ha hecho la Administración lo hemos hecho nosotros. Ahora, afortunadamente, otras gentes han tomado el relevo, pero la docencia sigue siendo muy importante para nosotros. Sin gente formada, bien formada, es más difícil avanzar. Es necesario también romper los estereotipos. Esto es para todos, no solo para unos pocos… También hay que decir que no solo hemos organizado muchos cursos, y muy importantes, de alimentación y agricultura ecológica… También organizamos otros cursos relacionados con la Naturaleza, la conservación de la biodiversidad, formación de eco-chefs, cosmética certificada, textil sostenible, etc…
¿Qué papel juega la innovación en la generación de ciudadanos más comprometidos con la sostenibilidad y la vida sana?
El sector bio es uno de los sectores más dinámicos y comprometidos con la innovación de todo el motor económico español. En el sector bio hay gente muy creativa, más gente joven, y más ecoemprendedoras… que en otros sectores económicos. Todas estas personas tienen muchas ideas y mucha energía y las llevan a cabo de forma honesta y muy productiva. No es sólo negocio. Hay algo más. Ganas de cambiar cosas. No es hablar de política. Es llevar la revolución al carro de la compra. Hoy el carro de combate de verdad está en el carrito de la compra.
Parece que la ciudadanía tiene cada vez más asumido “lo ecológico” mientras los que nos gobiernan van retrocediendo, ¿es así?
Depende. Están dándose cambios importantes. En Andalucía, por ejemplo, la Junta tiene muy claro que en el sector agroecológico está el futuro. En la Comunitat Valenciana, los cambios políticos han traído cambios relevantes en relación al sector ecológico. En Galicia también van a apostar claro por lo bio. Esto debería ser una apuesta que no tuviera nada que ver con el ideario político. En Alemania, por ejemplo, lo ecológico siempre ha sido una cuestión de Estado, más allá de quién gobernara en ese momento en el país o en un ayuntamiento o región.
¿Hay un cierto temor político a plantar cara a las grandes corporaciones alimenticias, energéticas, cosméticas…?
Los muros están cayendo. Cada vez más gente planta cara con sus elecciones cotidianas. Hasta el punto de que ese cambio en el consumo hace modificar las políticas de muchas empresas muy grandes. Hablamos de democracia directa. En el bolsillo es donde más les duele. Pero, sí, efectivamente, los políticos, en general, siguen teniendo miedo.
Hemos visto que medidas como las del Ayuntamiento de Madrid para atajar la contaminación son muy atacadas por medios de comunicación y por la oposición… ¿Prevalecen los intereses particulares y económicos a los generales? ¿Por qué?
Deberían prevalecer siempre los intereses generales, el Principio de Precaución, la salvaguarda de la biodiversidad, la salud de la Naturaleza y de los consumidores… Asistimos a los últimos estertores de una economía fósil que no quiere aceptar los grandes cambios que van a darse a nivel planetario. Pero los cambios acabarán dándose, tarde o temprano. Esto ya no hay quien lo pare. Tardará más o menos, pero una nueva eco-no-mía ya empieza a estar en marcha y cuenta con el respaldo de millones de ciudadanos, consumidores, políticos, artistas, informadores, científicos, doctores, campesinos, etc. Hay que seguir insistiendo y tener paciencia.
¿Es posible otro modelo sostenible en las grandes ciudades?
Sí. De hecho, ya están empezando a cambiar. En un futuro no muy lejano veremos cómo los entornos urbanos abrirán cada vez más puertas a la Naturaleza en plena urbe. Y veremos granjas, huertos, bosques… dentro de las ciudades. Y techos verdes, y balcones con huertos, y animales… También llegará. Los urbanistas, los arquitectos, lo tienen claro. Y viviremos en edificios bioclimáticos, donde los edificios producirán energía descentralizada en vez de consumirla. ¡Y las bicis y vehículos no contaminantes serán los dueños del asfalto! The Ecologist ha dedicado un estupendo monográfico a la permacultura en el que se nos habla de todo ello y de muchas más cosas.
¿Turistificación y gentrificación son enemigos de la sostenibilidad?
La ecología profunda incluye la ecología social. No son caminos incompatibles. Son caminos que tienen que ir de la mano. Las ciudades tienen que ser sostenibles, pero también tienen que ser justas. En muchas ciudades se dan procesos de gentrificación, que consiste en expulsar a los habitantes tradicionales del barrio sustituyéndoles por habitantes de clase media-alta. Detrás, en muchos casos, hay especulación inmobiliaria y todo tipo de acciones fraudulentas de políticos en connivencia con grandes agencias inmobiliarias. Es evidente que esto no tiene nada que ver ni con la ecología, ni con la sostenibilidad ni con la justicia. Nosotros hacemos todo lo que podemos por combatir la injusticia, sea cual sea la manera en que se manifieste. Ahora bien, estamos especializados en la agricultura ecológica y sus afines, pues hay tantas injusticias en el mundo que la tarea sería inabarcable. Es mejor funcionar por determinados sectores sabiendo, en todo momento, que en realidad a lo que hay que aspirar es a una justicia que se dé en todos los ámbitos.
¿Qué se puede hacer en los barrios de las grandes ciudades para aumentar la conciencia bio? Pensar en lo global, actuar en lo local.
Sí. Exacto. Y consumir. Es lo mejor. Cuando empiezas a consumir ecológico, cuando cambias de chip, te haces el mejor diplomático de ese cambio. Te encuentras mejor, estás sano, la gente lo ve. Primero, información. Luego, consumo. Pero ahora todo esto no es algo ya teórico. Está pasando en todas partes. En 5 años, los alimentos ecológicos llegarán a todos los hogares. Es solo una cuestión de tiempo. Hay que tener un poco más de paciencia.
¿Hay un cierto postureo desde lo urbano por el medio rural? Es decir, ¿somos muy amantes de la naturaleza, pero en nuestra vida cotidiano los urbanitas somos depredadores consumistas?
Ha sido así hasta hace poco. Ahora todo está cambiando, como ya dijo Bob Dylan. El hombre moderno cada vez es más consciente de que debe dejar a sus nietos un mundo mejor. Y para ello es necesario otro tipo de consumo, otra forma de ver la Naturaleza. Todos estamos dando pasos ya hacia ese nuevo modelo, a pesar de que las grandes megaurbes no dejan de crecer. Pero muros más altos han caído. Ya no vemos a los campesinos como los veíamos antes. Los hemos desestigmatizado. El urbanita es consciente de que les necesita. Aumenta el respeto y la solidaridad con ellos, especialmente con los pequeños productores locales.
¿Qué propuestas existen para que, además de bio, los alimentos sean más sostenibles?
Muchos ecosupermercados ya venden a granel también. Y muchas tiendas y empresas ecológicas son puntas de lanza en todo lo que concierne al embalaje sostenible. Ahora bien, muchas veces, son las legislaciones las que impiden dar pasos más largos en este ámbito, porque imponen modelos de embalajes que son caducos y no sostenibles. Por otro lado, es obvio que la mayoría de consumidores ecológicos tienen muy en cuenta comprar ecológico pero local, de temporada, más vegetal que animal… En todos estos sentidos, los consumidores ecológicos son mucho más responsables que los consumidores convencionales…
¿Qué novedades nos vamos a encontrar en la edición de este año?
Este año vamos a encontrar muchas novedades en BioCultura, pero quizá la más importante es que la feria ha crecido en solo un año un 56% del espacio expositivo…. Esto se traduce en una cantidad importante de nuevas empresas. Los sectores a destacar este año son el de la cosmética ecocertificada y la moda sostenible, sectores que están ahora imponiéndose. Respecto a las novedades, este año vamos a inaugurar nuevos espacios: el escenario de música en vivo con una programación los cuatro días de feria, y el espacio dedicado a Planeta Moda: talleres, charlas, etc., en torno a la moda ecológica. BioCultura no es una feria al uso, ni mucho menos. Implica una apuesta por un futuro ecológico, por la salud de la sociedad, por la justicia -también medioambiental-, por la lucha contra la crisis climática -que ya llama a nuestras puertas-… La gente que acude masivamente cada año a la feria tiene muy presente todo esto de lo que estamos hablando. Ahora bien, queremos que esto llegue a todas partes, a toda la ciudadanía. Queremos que lo ecológico sea lo normal y no la excepción. Y lo conseguiremos. El futuro será ecológico, bio, orgánico…
SIGNUS, COMPROMETIDA CON EL MEDIO AMBIENTE, HACE SOSTENIBLE ‘EL ASOMBRARIO’.
Comentarios
Por Juan, el 07 noviembre 2017
Dando publicidad al magufismo en la alimentación. Decir que la alimentación convencional es tóxica y nociva no solo es hacer publicidad engañosa, sino poner en entredicho unos sistemas de control que han costado muchísimo esfuerzo y que empiezan a relajarse por la presión del lobby de la alimentación ecológica, que es la que ha hecho por ejemplo que determinados niveles de tóxicos se hayan tenido que variar, porque de no haber sido así los ecológicos no hubieran podido comercializarse.