“El cambio se va a producir seguro, pero está por verse hacia dónde”
El buen periodismo consiste en ser riguroso pero también en ir al fondo, en desentrañar la madeja, desvelar la realidad. Abrir así perspectivas y conectar con el lector, el oyente, el telespectador. Para sentar tus bases, encontrarte e instalarte en un lugar, necesitas recorrido y convicción. Esteban Hernández cuenta con ese rodaje, tesón y esfuerzo. Utiliza un verbo ágil y fino que disecciona la realidad de una manera infalible. Y lo vuelve a ejercitar en su último libro, ‘Así empieza todo’.
Esteban Hernández ha publicado cinco ensayos de análisis político: El fin de la clase media (Clave Intelectual, 2014), Nosotros o el caos. Así es la derecha que viene, (Deusto, 2015), Los límites del deseo. Instrucciones de uso del capitalismo del siglo XXI (Clave Intelectual, 2016), El tiempo pervertido. Derecha e izquierda en el siglo XXI (Akal, 2018) y el último, Así empieza todo. La guerra oculta del siglo XXI (Ariel, 2020). Sus ensayos poseen musicalidad, ritmo, brío y una habilidad para desmenuzar la realidad. En ellos confluye la mirada crítica, el deseo de avanzar, progresar, y una pasión absoluta por la cultura. Y es que Esteban Hernández se licenció en Derecho y luego comenzó a ejercer de periodista musical en la revista Ruta 66 y de periodista cultural en el diario El Mundo. Ahora es jefe de Opinión del diario digital El Confidencial.
“Sunz Tzu advertía de que ‘la guerra es una contienda moral que se gana en los templos antes que en los campos de batalla’. Así empieza todo”, así concluye Hernández su último ensayo, Así empieza todo. Un libro que nos desvela cómo funciona el mundo, los hilos que lo mueven y cómo el pasado es recurrente y nos ayuda a dilucidar, a anticipar ciertos presagios, a no volver a tropezar con la misma piedra. Hablamos con él con motivo de su último libro, de lectura reveladora y vigía de la realidad y de lo que está por venir. Hernández aporta datos, Historia y claridad: nos da muchas pistas para entender el mundo que nos rodea. Nos comenta que vivimos un momento de “banalización de la política general, donde no se vela por solucionar los problemas”, por ejemplo de la España Vacía y de los serios problemas de “planificación, de mirar a largo plazo, del sentido de Historia”. En el ensayo aparece “China porque es el gran espejo en el que mirarse, ver lo que has perdido, y lo que una vez fuiste y ya no eres”. En los auges de las derechas apunta que Trump ganó en su momento porque se configuró como “el partido de la clase obrera estadounidense”. “En la derechas de Orbán, o de Polonia, hay una promesa redistributiva de la riqueza. Lo curioso de la izquierda es que esa promesa redistributiva no está presente nunca. Solo dicen “vamos a defender la sanidad, la educación y los derechos culturales”, remarca.
“Hay valores que se han vinculado con lo conservador, como la estabilidad, la seguridad, la continuidad, que son valores que necesitamos ahora mismo como sociedad. Porque si quieres tener un plan de vida, necesitas tener opciones, y si la opción es entre la inestabilidad y la nada, no tienes opciones”.
¿Por qué la gente no cree en las instituciones?
Porque cuando la vida es una puta mierda, la gente no cree en nada. Y si encima en estos momentos las instituciones en lugar de defender o ayudar a la gente a salir adelante, les perjudica, pues todavía te vuelves más contra las instituciones.
¿Puede durar la democracia así?
No, no puede durar así. Esto es un hecho. No es abogar por algo. Para crear democracia necesitas estabilidad. Si no va a haber oligarquías, tendrás democracias formales que no tendrán ningún contenido.
Siempre he pensado, cuando leo tus columnas o tus libros, que buscas el equilibrio. Muchas veces se tacha como negativo ser equidistante, cuando creo que es una virtud. Tomar una distancia con las cosas para también poder analizarlas bien.
Es una palabra con una carga peyorativa muy grande, que es absurda. La toma política o la toma social, la toma de opción, es algo que haces después. El análisis no puede ser de derechas o de izquierdas o de centro. El análisis tiene que ser un análisis. Y luego dependiendo de los valores que tengas, de la visión que tengas o de la opción política que defiendas, preferirás unas soluciones políticas a otras. Pero eso viene después. ¡Cómo vas a analizar algo de manera ideológica! ¡Me parece una gilipollez!
En ‘Así empieza todo’ planea la idea equivocada de que la economía es inaccesible (aunque tenga técnicas más sofisticadas o análisis matemáticos más complejos). Siempre hemos tenido esa sensación cuando en el fondo se puede acceder a esos conocimientos, se pueden desvelar ¿no?
No solo es una cuestión personal que cuando vemos algo complejo tendemos a alejarnos. Es algo que ocurre porque no hay tiempo, nos hemos acostumbrado a las cosas sencillas que entendemos de manera inmediata. Y las preferimos. También ocurre que algunos ámbitos, como el financiero, se han hecho complejos a propósito. En la medida en que tú guardas un conocimiento de una manera determinada y lo reservas a una serie de personas que están en ese circuito, adquieres un conocimiento que puedes hacer valer sobre el resto de la gente. En todas las profesiones siempre ha existido esa posición de crear un lenguaje propio que se utiliza como brecha respecto a otros campos. En el ámbito económico eso se ha utilizado, y se sigue utilizando de una manera brutal, como una forma de distanciamiento con la sociedad, pero tiene consecuencias radicales y cotidianas en tu vida.
Tu prosa es muy clara, discurre. Es una extensión de tus columnas y artículos. Tampoco quieres ser exhaustivo en citas porque no es un libro académico o de historia.
Estoy muy harto de las citas, porque el mecanismo académico de referencia es éste. Y al final lo que haces es llenar de citas innecesarias los textos. No tienes que citar cosas muy obvias, llenar de citas, para legitimarte, para demostrar que eres alguien leído. O utilizar las citas como elemento de subyugación, y así demuestras que tú tienes razón. No digo que sea contrario a las citas porque son imprescindibles, nadie construye nada en el vacío. Las citas tienen que tener un sentido cuando citas a un autor. Pero no porque alguien tenga más razón o menos por citar, sino por apoyarse en algo que estás exponiendo. Lo utilizo para ilustrar mi argumento. Porque alguien ha visto eso antes que tú.
¿Crees que es posible ese cambio de giro o de eje en la dinámica mundial?
Seguro, el cambio se va a producir seguro. Lo que está por verse es hacia dónde. Insisto en el ejemplo de la Primera Guerra Mundial, pero es que ha pasado en Roma o en otras épocas, ha pasado siempre. Los regímenes están en movimiento, sufren crisis, y dependiendo de la respuesta que se dé, van hacia un lado o hacia otro. Hay regímenes más estables o más inseguros, unos que van a durar más tiempo y otros que van a desaparecer.
El ejemplo más obvio es ése. Salida de la Primera Guerra Mundial. En Europa. Consolidación de la Unión Soviética. Llegada de Hitler y Mussolini. Con tensiones muy similares, en Estados Unidos aparece Roosevelt. Con la crisis del 29 da lugar a que en el 33 llega al poder. La salida que da Roosevelt es la creación de un estado de bienestar absolutamente inexistente, es muy distinta a la que da Hitler y Alemania. Y las tensiones económicas de fondo eran similares. Los problemas sociales se parecían en algunos aspectos. Sin embargo, los caminos fueron muy distintos. Los cambios se producen. Sin duda, va a haber cambios. La cuestión es, qué contenido van a tener.
No hay comentarios