Carmen Posadas construye el puzle de la historia de España en ‘La maestra de títeres’
Carmen Posadas ha construido en su última novela, ‘La maestra de Títeres’ (Espasa) un extraordinario puzle de medio siglo de historia en España a través de tres mujeres complejas, de fuerte carácter, que tejen secretos y ambigüedades, exclusivas en la prensa rosa, escándalos, cócteles, matrimonios de relumbrón, pero también compromisos con lo que dicta el corazón, no la prensa del corazón, sino el corazón de verdad, en una entretenida sucesión de más de 400 páginas de una saga familiar. Una novela en la que la frivolidad sirve de mentira útil para contar la Historia de un país que aún sigue herido.
No es fácil sostener el cuerpo muerto de una década, mucho menos lo es sostener el cuerpo de tres. Es casi un milagro en mitad de un siglo que sólo se alimenta de la inmediatez, que es mitad pez y mitad demonio. Sin embargo, hay una novela que recorre España sin pudor y que acapara lo mejor y lo peor de una sociedad que caminó sobre la superficie helada que había dejado una guerra civil sin el menor remordimiento. Hay heridas que cuesta masticar, porque su núcleo deja mal sabor de boca; sin embargo, hay novelistas que las mastican y las homenajean y luchan por salvar a los héroes, aunque para ello tengan que construir un espejismo de frivolidad y cócteles. Ese es el caso de La maestra de títeres. Una novela en la que la frivolidad es sin duda una mentira útil para contar la Historia de un país que aún sigue herido. Una novela que bajo mi punto de vista es un homenaje colosal a Galdós y a Camus, a Estupiñá (reencarnado en el superlativo Juan Pablo Yánez de Hinojosa) y a El revés y el derecho, y sobre todo a una de sus frases: «Está maduro para el silencio, o para los salones, que es como decir lo mismo», que es, sin duda, la que sostiene la madurez narrativa que la autora despliega en este laberinto de tierra blanda que es su última novela.
En ella Carmen Posadas es una Ariadna que no va a darse por vencida por mucho que la vegetación del laberinto arañe sus manos mientras busca la veracidad de tantos y tantos personajes. Y es que Carmen Posadas es temible cuando decide mirar directamente a la sociedad, ya lo demostró en la magnífica Cinco moscas azules, pero en La maestra de títeres da un paso más y pone a la alta sociedad y a sus personajes en un callejón sin salida a pesar de que ellos se muestren ajenos a su maniobra y sigan moviéndose de manera gloriosa. Beatriz Calanda es sin duda un vertiginoso sinónimo de la mentira. Una caricatura admirable, una medusa contemporánea.
Posadas no juzga, Posadas abre prisiones u otorga salvoconductos con cada una de sus frases y dialoga con el silencio como lo hace un ermitaño hasta que encuentra su cueva y su espejo. La maestra de títeres es una novela reflexiva, una mapa sin revanchas, pero con toda la Historia de un país sobre sus calles, sobre sus costumbres, sobre sus vicios y virtudes. Sobre sus personajes y sobre el aliento que le queda a cada uno de ellos para seguir vivos. Ella sabe que después de una guerra hasta el aire más limpio queda manchado, y no duda en homenajear a ese aire que a tantos les tocó respirar y lo hace construyendo a Julián, ese muchacho de mirada azul acero que ama y sobrevive entre el frío y el miedo, entre la mentira y el amor y que representa a la perfección una de las pieles, la de los maquis, que cubrió España durante un largo periodo de tiempo.
La maestra de títeres es una novela árbol, y no por la vastedad de personajes que sostiene sobre sus páginas, sino porque es una novela circular en la que cada anillo protege la acción y la inacción de cada uno de sus personajes.
No se dejen engañar por comparaciones inútiles, no se dejen engañar por ese tránsito de personajes populares y a priori tan adheridos a un régimen político que a escondidas se reía de sus ínfulas. La maestra de títeres es un baile feroz con la políglota memoria de la autora, es el naufragio de los vencedores, es sentir la luz sobre la cara a pesar de no tener nada, es deshacer los nudos de una madeja de lana ennegrecida en demasiados tramos. Es no esconderse y es pelear a la contra. Buceen en sus páginas y para ello contraten de manera urgente a un monitor de apnea porque en cuanto se sumerjan en esta historia no querrán salir a respirar a la superficie.
IMPRESCINDIBLE.
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