La casa, España, el planeta arden… y nosotros seguimos mareando
A propósito del libro ‘Qué hacer en caso de incendio’, una reflexión que, de tan obvia que resulta, cuesta creer que no la haya asumido ya todo el mundo: ¿Cómo podemos seguir hablando sobre el color con el que vamos a pintar las paredes de la casa mientras está ardiendo? Es lo que sucede en el planeta. En España, a la urgencia climática y de pérdida de naturaleza se suma el incomprensible y vergonzoso mareo entre las opciones políticas de izquierda para pactar un Gobierno. Mañana comienza una sesión de investidura cuyo proceso negociador nos ha sumido a muchos en el desánimo y enfado.
El otro día, el activista Leonardo Anselmi anunció en su perfil de Facebook que abandonaba el muro de esta red social para implicarse a fondo en la lucha contra el cambio climático. “Hoy es mi último día en este perfil de Facebook, el que quedará desactivado e inerte quizás para siempre… Aunque tal y como están las cosas, ‘siempre’, para los humanos, puede querer decir 10 o 12 años. Para el Planeta, en cambio, después de incrustarse en sí mismo todo nuestro plástico y transformarlo en algo de provecho, después de absorber o eliminar el carbono, tapar con enredaderas nuestras construcciones y regenerar las especies animales y vegetales, la Humanidad habrá sido apenas una triste anécdota, un error solucionado a tiempo con su propio suicidio, un estúpido e insignificante suspiro que duró apenas unos pocos años frente a una eternidad de vida y plenitud. El Planeta no está jodido, nosotros lo estamos. La vida en la anarquía natural prevalecerá, y nuestra dictadura será solo eso, nuestra, para siempre y hasta nunca”.
No se puede expresar mejor el momento en el que nos encontramos. Un poco más adelante, Anselmi, un referente en la lucha por los derechos de los animales, asegura: “Me siento estúpido eligiendo el color con el que voy a pintar las paredes mientras la casa se está incendiando, tendré (tendremos) que hacer algo a la altura de las circunstancias y de los contextos. Son tiempos excepcionales que necesitan acciones excepcionales”.
Cada vez somos más quienes pensamos que vivimos un momento excepcional que necesita medidas excepcionales. Gente que no quiere pintar las paredes y pensar en la decoración cuando la casa se quema. Son necesarios los compromisos personales, y aún los políticos. La ONU nos da 15 años de plazo para intentar paliar el desastre. Quince años no son nada, la edad de mi hijo, pero aún así aquí seguimos, ensimismados con las llamas.
De todo esto hablan Héctor Tejero y Emilio Santiago en Qué hacer en caso de incendio (Capitan Swing), un libro del que ya hemos hablado en El Asombrario. Al modo del New Deal que sacó a Estados Unidos y al mundo de la Gran Depresión, los autores proponen una batería de medidas (basadas en la intervención pública y ciudadana) para apagar el fuego y salir lo más indemnes posible. Una idea que lleva tiempo gestándose, pero que ahora ha cobrado visibilidad gracias a que la congresista norteamericana Alexandria Ocasio-Cortez lo ha situado en el centro de las reivindicaciones del ala izquierda del Partido Demócrata.
Si pasamos de una escala global a otra local, este libro, y a pesar de las distancias, me ha recordado también el momento presente que vivimos en España. El país arde por los cuatro costados y aún estamos sin gobierno. El otro día una de mis alumnas (en Madrid) me contó que la casera les había dado los 15 días preceptivos para que dejaran el piso a no ser que quisieran pagar el doble por una habitación. Los jóvenes ganan menos que hace diez años. Y mucho menos que hace veinte. Eso quienes trabajan, porque España lidera por goleada el desempleo juvenil en Europa. Durante los últimos años se ha diezmado la inversión en sanidad y en educación. No se han adoptado medidas efectivas contra la corrupción, aunque ha sido una lacra que nos acompaña durante toda la democracia. Quienes trabajan ahora no saben si van a poder cobrar la pensión el día de mañana. Seguimos con un sistema productivo orientado al turismo y la construcción, poco cualificado, y que no afronta el reto de la transición ecológica. Para colmo, la vieja y rancia ultraderecha ha asomado la patita ya sin rubor y ocupa las instituciones. De momento son dos los colectivos a los que tienen en el punto de mira: los migrantes y el LGTBI.
Recuerdo la moción de censura, la alegría que despertó en la izquierda y los demócratas (estábamos gobernados por un partido podrido institucionalmente). La situación era complicada por el escaso margen de maniobra del Gobierno del PSOE, pero, aun así, se tomaron algunas medidas que, aunque fueran muy modestas, han mejorado la vida de la gente. La subida del salario mínimo es un ejemplo. Luego hubo elecciones. Ahí estaba la amenaza de Vox, que había logrado un gran éxito en Andalucía. La gente se movilizó. La izquierda salió a votar. Yo mismo, en mi modesta parcela, hice todo lo posible para que nadie se quedara en casa. Muchos lo hicimos. Y ganamos. Pero a pocos días de la investidura, cuando escribo estas líneas, parece que al menos en esta primera votación no va a haber gobierno de izquierdas.
Yo no soy analista político ni quiero serlo, aunque pienso que la política es demasiado importante como para dejárselo a los políticos. No sé –ni en realidad me importa– quién tiene más responsabilidad en el desastre, si Pablo Iglesias o Pedro Sánchez. Me da igual. Los hemos votado para que haya un gobierno progresista en España. A la mayoría no nos importa si está o no Podemos dentro de ese Gobierno. Si está, bien; si no, también. Lo fundamental es que haya un programa que revierta la reforma laboral, que ponga coto a la especulación inmobiliaria, que proteja a los sectores más vulnerables, que cree empleo de calidad, que apueste de una vez por todas por la transición ecológica, que proteja a los animales, que apoye la cultura (ausente de todos los programas) y la educación, que ahonde en la democracia real. Pero en lugar de llegar a un acuerdo desde el minuto uno, como habría sido lo normal, lo imprescindible, primero hubo que esperar a que pasaran las elecciones municipales, autonómicas y europeas, no fuera a ser que ese pacto, bueno para España, les perjudicara como partidos.
Acabaron las elecciones, con una derrota infame en Madrid por la división de la izquierda, y quienes deberían tener ya el pacto sobre la mesa llevan semanas tirándose los trastos a la cabeza. Dicen que forma parte del teatrillo político, pero maldito teatrillo. No me interesa esa obra. Además de ser unos irresponsables, Sánchez e Iglesias están dando un espectáculo vergonzoso. No se crean tan importantes. Solo son un mal menor. Hace tiempo que usted, Sánchez, dejó de ser ese hombre que se enfrentaba a la dirección de su partido y a los poderes fácticos, si es que alguna vez lo estuvo de verdad. Hace tiempo que Podemos, e Iglesias en particular, dejaron de ser la nueva política, la voz del 15M.
En cualquier trabajo uno tiene que aguantar compañeros estúpidos, jefes inútiles. Estén a la altura. La casa arde, España se quema (y no solo metafóricamente) y ustedes se limitan a intercambiar cerillas. Señor Sánchez, si la línea roja para que haya acuerdo es que Iglesias esté en el gobierno, que esté. Señor Iglesias, si la línea roja para que haya acuerdo es que usted no esté en el gobierno, pues no esté. Pónganse de acuerdo. Ya. La única línea roja es que no se repitan las elecciones. Perderemos todos. Somos muchos quienes nos vamos a abstener si eso sucede. ¿Para qué votar de nuevo y confiar en ustedes otra vez? No somos estúpidos. Será la primera vez en mi vida que no lo hago, y creo que hablo en nombre de muchas personas. Y esto no es una petición. Es una exigencia. El voto no debería ser papel mojado. Compórtense como adultos, señores Iglesias y Sánchez. Aunque ya nos advirtió Einstein hace años de que la estupidez humana no conoce límites.
Comentarios
Por c, el 21 julio 2019
…por lo menos no se puede votar a partidos como PPuerC¨oX y PP$€ qe no cuidan montes , rural, agricultura natura y ad+ privatizan extincion = casos de gente qe trabaja en esas empresas dando fuego
Por Enric, el 21 julio 2019
Un placer saludarle. Piensa ud que los partidos politicos deberian ser Sociedades Anonimas, con todo lo que ello comporta ? Gracias por su amable aten cion.
Por Manuel, el 21 julio 2019
Magnifica exposición de los hechos, ¿la lastima? la de siempre, que no llegue a las mentes y los corazones de suficientes hipotéticos lectores para lograr ese tsunami de concienciación política y social que imprescindible-mente necesitamos. como quien se esta ahogando,de un salvavidas.
La carencia de Conocimiento y Educación, siempre nos saldrá muy caro,
Pero tienes razón, al final solo habremos sido un imperceptible destello sin importancia en la eternidad del universo.
Por eric, el 21 julio 2019
«… No sé –ni en realidad me importa– quién tiene más responsabilidad en el desastre, si Pablo Iglesias o Pedro Sánchez. Me da igual….»
Dios vomita a los EQUIDISTANTES
Poner espalda a espalda la victima con su verdugo me parece irresponsable.
Me recuerda el relato de la guerra civil «…ambos bandos»…
Por eric, el 21 julio 2019
La jugada de Pablo Iglesias, ha sido magistral. Su objetivo era que el PSOE aceptara un Gobierno de coalición. Y lo ha conseguido, aunque él no esté en el Gobierno. Iglesias siempre ha tenido como objetivo que Podemos gobierne para forzar al PSOE a hacer políticas de izquierda. Y al PSOE, lo ha cogido con el pie cambiado, pues creyó que el ego natural de cualquier líder, no le iba a permitir aceptar no estar en ese Gobierno, e Iglesias esperó y forzó a que Pedro Sánchez dijera ante 2 millones de personas, que el único escollo era Pablo Iglesias para hacer una coalición. Y esperó al día siguiente que los portavoces del PSOE, ratificaran que iban a aceptar ministros de Podemos, y en la tarde, salió quitándole la excusa, y logrando su objetivo. Y esto lo confirmó otra politóloga ayer, en la sexta noche. Calificó de brillante la jugada de Iglesias.
Lo que pasa que para muchas personas es inimaginable que haya lideres que se sacrifiquen por sus ideales.
Por Antonio Arenal Cano, el 24 julio 2019
Pero a estas alturas alguien cree que el PSOE es un partido de izquierdas. Alguien cree que va a pactar con podemos. Eso es desconocer la historia reciente de éste partido. Acaso no se sabe quién controla y para quiénes trabaja el PSOE de ahora y el de toda la vida. Si no lo sabe, es que está usted completamente desinformado. Si cree que éste partido no va a echar más leña al fuego, espere unos días y verá como incendia los medios de comunicación en un santiamén, que para eso los tiene a su favor.