Los ‘vicios’ de Ceesepe en las salvajes calles de Madrid
Antes de que Ceesepe fuera un pintor reconocido, dibujó unos comics brutales que reflejaban la sordidez de las malas calles de Madrid en los años que marcaron el final de la dictadura franquista. La exposición ‘Vicios Modernos’, en La Casa Encendida de Madrid, recoge diez años, de 1973 a 1983, de la obra como dibujante de historietas de Ceesepe. Chulos, prostitutas y sexo salvaje en unos cómics abigarrados donde las pesadillas, el amor y la muerte se funden en un batiburrillo de personajes de ojos grandes. Además, resultan imprescindibles para entender al artista los libros publicados por Fulgencio Pimentel y Ediciones La Bahía y por Cabeza de Chorlito.
“Defíneme contexto”, le dijo Ceesepe a José María Lafuente cuando el coleccionista quiso explicarle por qué le interesaba la obra del artista creada en aquellos años en que Franco no terminaba de morirse; los jóvenes, independizados pronto de sus padres vivían un underground sórdido y desclasado en un Madrid oscuro, sin forma, en el que día sí y día no los universitarios cortaban la calle Princesa; el comisario Conesa torturaba a comunistas, felipistas –del Frente de Liberación Popular- y trostkistas mientras los Guerrilleros de Cristo Rey daban palizas y disparaban a todo aquello que implicaba libertad.
De aquellos encuentros en los que se situó el dichoso contexto surgieron una maleta con los cuadernos escolares, infinidad de carpetas meticulosamente guardadas con comics, cajas de madera, de cerillas, objetos inverosímiles pertenecientes al universo fantasioso de Carlos Sánchez Pérez (Madrid, 1958/2018), más conocido por el acrónimo C. S. P., o Ceesepe. Y son estos originales, los de “un coleccionista de su propia obra”, los que se reúnen en la exposición Vicios Modernos. Ceesepe 1973-1983, la mayoría adquiridos al artista por el Archivo Lafuente que preparó, junto a La Casa Encendida, esta exposición hasta que la muerte derribó a Ceesepe en septiembre del año pasado.
Esos diez años de cómic son la base de la exposición, comisariada por Elsa Fernández-Santos, que explica la militancia urbana de una juventud que se inyectaba en vena los tebeos y el comix underground del Rrollo Enmascarado en Barcelona y los de la Cascorro Factory en Madrid. Mientras en Barcelona el provocador artista Ocaña se paseaba travestido por las Ramblas, los anarquistas organizaban Jornadas Libertarias, Sisa cantaba Qualsevol nit pot sortir el sol y las feministas se hacían oír con fuerza, Madrid hacía honor a la letra de una canción de Quico Pi de la Serra: era gris y brutal. Los movimientos políticos para derrocar la dictadura se mostraban de lo más activo, también la repression; pero la ciudad, contaminada de aquel color anodino, no salía a la calle para festejar la vida, como hacían los barceloneses.
Las malas calles de Madrid, el final de Franco
A los 16 años, C. S. P. se convirtió en el más joven de los Enmascarados del Rrollo barcelonés. Sueña con figuras duras que coquetean con la muerte, dibuja chulos, prostitutas y sexo salvaje en unos cómics abigarrados donde las pesadillas, el amor y la muerte se funden en un batiburrillo de personajes en los que destacan chicas de ojos inmensos, iguales a los de un joven Ceesepe con mirada picassiana. A Paloma Chamorro, en La Edad de Oro, le confesó que todo lo que dibujaba estaba en la calle y que su pintor favorito era Chagall.
Para Ceesepe. Barcelona es la calle Comercio, allí donde reinan Nazario, Mariscal o Max, los dibujantes del Rrollo. Pero antes de eso fue la revista Star, la biblia del movimiento contracultural español, la que selló su destino. Un adolescente Carlos Sánchez Pérez comenzó a colaborar con la mítica revista. Pasó de rellenar hojas con bolígrafo a la tinta china, a la fotocopiadora, y a despertar admiración con Slober, su creación más celebrada, un personaje ácrata, melenudo y calvo, incorrecto, protagonista de las más bárbaras historias. Como escribió José Manuel Costa, “Ceesepe se convirtió en sus primeras creaciones del personaje Slober en el mejor poeta del mal viaje que tuvo la historieta contracultural”.
El Rastro y la ‘Cascorro Factory’
El equivalente a las Ramblas en Madrid era entonces el Rastro de los domingos. Ceesepe instaló allí, en la calle de la Encomienda, pegada a la plaza de Cascorro, su puesto de venta de fanzines y cómics americanos, fotocopiados y grapados. Bajo cuerda, vendía la Piraña Divina, el fanzine de Nazario que provocó la desbandada del grupo de Barcelona al ver que la policía les seguía los pasos.
En 1976, Alberto García-Alix entra en su vida y, a la manera de Warhol, ambos deciden crear la Cascorro Factory, la célula hermanada con el underground barcelonés. El Hortelano, Alberto García-Alix, Ouka Lele, Montxo Algora y Agust son ya su tribu madrileña, la versión canalla de la bohemia que acudía al Rastro como Ocaña a las Ramblas. Y luego, todos juntos, a tomar las cañas en el bar La Bobia.
Las noches eran de La Vaquería, en la calle de la Libertad, el local que mezclaba “pintura, música, poesía, whisky y bocadillos”. En 1976, los Guerrilleros de Cristo Rey pusieron una bomba que destrozó la entrada. Ceesepe pintó la nueva puerta y los Guerrilleros dispararon al dibujo. En Madrid empezaban a pasar cosas que luego los modernos bautizaron como la Movida. En las fiestas del Dos de Mayo, una pareja se encaramó desnuda al monumento a Daoíz y Velarde. En el bar El Pentagrama, El Penta, tocaban los de Kaka de Luxe, Nacha Pop, Burning, y Antonio Vega cantaba La chica de ayer.
“Porquería pornográfica contra la moral y la familia”
Con la Cascorro Factory, Ceesepe publica Vicios Modernos, creada a partir de las fotografías de García-Alix, protagonista de la historieta. “Aquel halo de marginalidad”, escribe Elsa Fernández-Santos en el libro de la exposición, “se prolonga en Bestias de Lujo”. El Ceesepe pintor ya se deja ver en este último cómic, la viñeta se le va quedando pequeña. Colabora con la revista Madriz, editada por la Concejalía de Juventud del Ayuntamiento, y dibuja a SupeMarx y SuperMao, que luchan contra el Mal de SuperFranki; la clara alusión a Franco, el desparpajo y el dibujo hacen que el entonces concejal Alberto Ruiz-Gallardón ponga el grito en el cielo y la califique de “porquería repugnante, pornográfica, blasfema, contraria a la moral y a la familia”. Como dijo entonces el alcalde Tierno Galván, “los carrozas se enfadaron”.
‘El Víbora’, contra el muermo y las pirañas
En diciembre de 1979 nace en Barcelona una revista mensual, El Víbora. La publicación, “que atenta contra el muermo y las pirañas”, en la que Nazario ejerce de sumo sacerdote con el detective Anarcoma, tiene a Ceesepe como una de sus estrellas. En la revista publicó El Tacón cubano, una historieta en la que experimenta con dibujos más grandes; cada viñeta es como un cuadro. Para El Víbora crea la portada Estrellita va a Nueva York, en la que la protagonista y Picasso huyen de los nazis que han ocupado París y un malvado Gauloise quiere raptar a la muchacha. Estrellita es ya un lienzo. El color y sus trazos inconfundibles lo inundan todo. Ceesepe ya es pintor y él, que lo sabe, se despide de sus amigos de Barcelona con una carta en la que expresa su sueño de alquilarse un piso, llenarlo de caballetes, pinturas, tubos de acrilíco y disolvente. “Lo perfumaré con aguarrás todos los días, me perfumaré con aguarrás y llevaré una bata llena de manchas de pintura por todas las fiestas”.
Y en este punto se termina la fiesta, o la exposición. La traca final recuerda cómo Ceesepe dibuja el cartel para la película Pepi, Luci, Bom y otras chicas del montón, de Pedro Almodóvar (1980) y finaliza en 1983, el año en que TVE emitió El día que muera Bombita, una enloquecida película sobre el torero Luis Reyes Bombita. Punto final para una década de comics y publicaciones, alrededor de 300 piezas, que reflejan cual libro de historia el retrato de aquellos años que siguieron al final de la dictadura.
Dos libros imprescindibles para entender a Ceesepe
Si quieren ver otra obra de arte hojeen el libro de la exposición, coeditado por Fulgencio Pimentel y Ediciones La Bahía (Archivo Lafuente), que recopila los comics de Ceesepe: de El hombre decimal a Fifty Ways to Leave Your Lover, pasando por Slober. Otra obra de arte.
Además, Cabeza de Chorlito, editorial vinculada a Alberto García-Alix, acaba de publicar Ceesepe: Cuadernos de dibujos, “que constituyen la columna vertebral de su quehacer como artista a lo largo y ancho de cuatro décadas. Sin estos cuadernos-diarios dibujados, pintados, manchados, ensamblados… no resulta posible hacerse una idea cabal de la magnitud de su empeño pictórico, de la fertilidad inagotable de su imaginación, de su potencia como gran creador”.
‘Vicios Modernos. Ceesepe 1973-1983’. La Casa Encendida. Hasta el 22 de septiembre.
En la terraza Magnética, cine al aire libre con películas inspiradas por el espíritu del cómic. La primera será ‘Pepi, Luci, Bom y otras chicas del montón’ (22 junio; entrada: 3 €). Y hasta el 1 de septiembre, música todos los domingos (entrada: 5 €).
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