Christo, la celebración artística del paisaje

Christo and Jeanne-Claude: Reichstag, Berlin 1971-95 Photo: Wolfgang Volz. ©1995 Christo + Wolfgang Volz

Christo and Jeanne-Claude: Reichstag, Berlín 1971-95. Foto: Wolfgang Volz. ©1995 Christo + Wolfgang Volz.

El último día de mayo nos dejaba el artista búlgaro-estadounidense Christo. Desde aquí hacemos un pequeño homenaje a su trayectoria junto a su mujer Jeanne Claude, fallecida en 2009: Instalaciones efímeras de ‘land art’ que trataban de realzar la perspectiva artística de los paisajes, obras que, con el mayor respeto ambiental, perseguían aliar en una gran fiesta para los sentidos la grandeza de la Tierra con la sensibilidad del espíritu humano.

La paciencia. Sin duda esta fue una de las grandes cualidades de Christo, el artista de origen búlgaro que, junto a su mujer Jeanne Claude, ha pasado a la historia como una mente capaz de elevar el paisaje a la categoría de arte. Sus intervenciones podían tardar varias décadas en verse materializadas; por ejemplo, lograr los permisos para empaquetar el edificio del Reichstag de Berlín le costó nada menos que 26 años.

Y eso con suerte. Muchos de sus proyectos se quedaron en eso. En oportunidades. A finales de los 70 se le metió en la cabeza empaquetar la estatua de Colón que saluda al mar en Barcelona. Dos alcaldes le dijeron no en 1977 y 1982. Cuando Pasqual Maragall llegó al consistorio le dio luz verde al matrimonio para hacer casi lo que quisieran. Era demasiado tarde. Para entonces ya habían perdido el interés. Fue una oportunidad única para que una obra de estos visionarios se levantara en suelo español.

El pasado 31 de mayo Christo moría en Nueva York por causas naturales a los 84 años. Se perdía a uno de los artistas más sorprendentes e imaginativos del siglo XX. Estaba a punto de realizar uno de sus grandes trabajos, envolver el Arco del Triunfo en París. La pandemia obligó a retrasarlo a 2021, pero el artista murió primero. La cubierta de tela y las cuerdas existen, así como los bocetos; según ha informado el entorno del artista, la obra se realizará como homenaje póstumo y tendremos la oportunidad de disfrutar de su último trabajo en la capital francesa durante 16 días. Desde el sábado 18 de septiembre hasta el 3 de octubre de 2021.

Simbiosis entre la tierra y el alma del artista

Me adelanto a los lugares comunes que llegarán desde el reduccionismo de las redes sociales: “El paisaje ya es arte sin necesidad de que nadie lo toque”, dirán. Muy bien, de acuerdo. Lo que es innegable es que cuando Christo lograba llevar a cabo su alianza con el entorno, este se convertía –por un tiempo determinado– en algo aun más asombroso. Subía varios peldaños en interés y en una especie de simbiosis espiritual entre la tierra y el alma del artista, los paisajes de Christo siempre tuvieron la belleza de lo imposible y el prodigio de lo poético.

En una entrevista concedida en su casa de Nueva York al diario El País poco antes de morir (este 31 de mayo, a los 84 años, por causas naturales), Christo resumía con estas palabras el valor de su vida dedicada al arte: “El poder de mis proyectos es que son libres. No puedes comprarlos ni venderlos. No puedes vender billetes de entrada para verlos. Son únicos, en el sentido de que duran solo un par de semanas y luego nunca vuelven a reproducirse”. Eran como congelar, en una milésima de segundo, la espuma de la cresta de una ola y aumentarla hasta alcanzar la categoría de lo épico.

‘Running Fence’, Sonoma and Marin Counties, California, 1972-76. Foto: Wolfgang Volz © 1976 Christo.

¿O no podemos calificar de legendaria una propuesta como The Running Fence? El proyecto se puede definir en unos términos bastante simples: 39’5 kilómetros de tela blanca traslúcida, de cinco metros y medio de altura, corriendo sobre las colinas al norte de San Francisco (Estados Unidos), atravesando las propiedades privadas de 59 ganaderos, serpenteando por las montañas y adentrándose en el Océano Pacífico en Bodega Bay. “La realidad física de Running Fence será hermosa”, explicaba el artista. “La tela es un material frágil, como la ropa o la piel. Y, como las estructuras que construyeron los nómadas en el desierto, tendrá la belleza especial de lo efímero. El tejido es un conductor de luz. Jugará con la luz del sol y dará forma al viento. Irá sobre las colinas y hacia el mar, como una cinta de luz”.

El proyecto se completó el 10 de septiembre de 1976 después de tres años de negociaciones con entidades públicas y privadas afectadas por ese rayo de luz tan efímero como la luz misma. Christo lo resumió así: “Es una obra de arte. Una celebración del paisaje”.

Escrupulosos informes de impacto ambiental

La pareja de artistas tuvo claro que en una relación de alianza siempre hay que apostar por el juego limpio. De esta forma, uno de los elementos clave –y que complicaba aún más sus obras– consistía en que todo quedara, una vez terminada la intervención, exactamente igual que antes de empezar. Como si nada hubiera pasado. Algo que resultaba ser un quebradero de cabeza para su grupo de ingenieros y colaboradores. En la página web de esta pareja de creadores, que quedará como un legado artístico de incalculable valor, se pueden descargar en formato pdf los informes de impacto ambiental de algunas de sus obras más emblemáticas. Es una parte hermosísima de su trabajo que no suele verse a simple vista.

Christo tuvo que huir a París a los 21 años desde su Bulgaria natal perseguido por el régimen comunista. Llegó a la capital francesa prácticamente con una mano delante y otra detrás, pero con muchas ideas en la cabeza. Trabajó reparando coches, lavando platos en restaurantes y cargando cajas de tomates. Su manera de sobrevivir en aquel entonces fue pintar retratos hiperrealistas por encargo. Así fue como conoció a Jeanne-Claude (fallecida en 2009), la que se convertiría en su mujer y coautora de sus locuras artísticas.

Repasamos aquí, como homenaje a esta singular pareja de artistas, de un talento solo comparable con su tozudez y tesón, algunas de sus obras más emblemáticas –tanto de paisaje urbano como en el entorno natural–, acompañándolas de las descripciones que ellos mismos escribieron. Palabras libres de interpretación, pues hasta en eso trataron de democratizar el arte. “Hay una gratuidad radical en mis proyectos, en todos los sentidos de la palabra. No tienen ni un ápice de política, solo son obras de arte. Están hechos para ser vistos, nada más. Y están abiertos a todas las interpretaciones porque todas me parecen legítimas”.

‘Wrapped Coast’, Little Bay, Sydney, Australia, 1968-69. Foto: Shunk-Kender. © 1969 Christo

1) ‘Costa Empaquetada’. Little Bay, Sydney, Australia. 1968-69.

Little Bay, propiedad del Hospital Prince Henry, se encuentra a 14 kilómetros al sureste del centro de Sydney. El área costera bordeada por acantilados del Océano Pacífico que fue envuelta tiene aproximadamente 2’4 kilómetros de largo, entre 46 y 244 metros de ancho y 26 metros de altura en los acantilados del norte y al nivel del mar en la playa de arena del sur. Para el envoltorio se usaron 92.900 metros cuadrados de tela de control de erosión (fibra sintética tejida generalmente para fines agrícolas). 56’3 kilómetros de cuerda de polipropileno de 1’5 centímetros de diámetro que se ataron a las rocas. La costa permaneció empaquetada durante un periodo de 10 semanas desde el 28 de octubre de 1969. Después, todos los materiales fueron retirados y reciclados dejando el lugar en sus condiciones originales.

‘The Gates’, Central Park, New York City, 1979-2005. Foto: Wolfgang Volz. © 2005 Christo and Jeanne-Claude.

2) ‘Las Puertas’. Central Park, Manhattan, Nueva York. 1979-2005.

La instalación de The Gates en el Central Park de Nueva York se completó en febrero de 2005. Las 7.503 puertas con sus paneles colgantes de tela color azafrán parecían un río dorado que aparecía y desaparecía entre las ramas desnudas de los árboles. La obra tuvo una vida de 16 días. Una vez transcurridos, todos los materiales fueron retirados y reciclados.

‘Surrounded Islands’, Biscayne Bay, Miami, Florida, 1980-83. Foto: Wolfgang Volz. © 1983 Christo.

3) ‘Islas Rodeadas’. Biscayne Bay, Greater Miami, Florida. 1980-83.

En 1983, once de las islas situadas en Biscayne Bay en Miami fueron rodeadas por 603.870 metros cuadrados de tela de polipropileno rosa flotante que cubrió la superficie del agua y se extendió desde cada isla hacia la bahía. Durante dos semanas, las Islas Rodeadas, que se extienden en 11’3 kilómetros, fueron vistas, abordadas y disfrutadas por el público, desde tierra, mar y aire. El luminoso color rosa de la tela brillante armonizaba con la vegetación tropical de las islas verdes deshabitadas, la luz del cielo de Miami y los colores de las aguas poco profundas de la Bahía.

‘Wrapped Reichstag’, Berl’n, 1971-95. Foto: Wolfgang Volz. © 1995 Christo

4) El Reichstag envuelto.

Después de una lucha que abarcó los años setenta, ochenta y noventa, la envoltura del Reichstag se completó en junio de 1995. Durante dos semanas, el edificio estuvo cubierto con tela plateada, atada con cuerdas azules, destacando las características y proporciones de la imponente estructura. Se usaron 100.000 metros cuadrados de tejido grueso de polipropileno con una superficie de aluminio y 15’6 kilómetros de cuerda de polipropileno azul para envolver el Reichstag. Las fachadas, las torres y el techo estaban cubiertos por 70 paneles de tela hechos a medida, el doble de tela que la superficie del edificio.

‘The London Mastaba’, Serpentine Lake, Hyde Park, 2016-18. Foto: Wolfgang Volz. © 2018 Christo.

5) ‘The London Mastaba’. Serpentine Lake. Hyde Park, Londres. 2016-18.

Esta fue la última obra a gran escala realizada por Christo. La escultura temporal en Hyde Park consistió en 7.506 barriles apilados horizontalmente en una plataforma flotante. Tenía 20 metros de alto, 30 metros de ancho y 40 metros de largo. Los barriles estándar de 55 galones fueron fabricados y pintados específicamente para esta escultura. Los lados de los barriles, visibles en la parte superior y en las dos paredes inclinadas de la escultura, estaban pintados de rojo y blanco. Los extremos de los barriles, visibles en las dos paredes verticales, presentaban diferentes tonos de rojo, azul y malva.

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