Christoffer Relander guarda paisajes de su niñez en tarros de vidrio
Dos obras de la serie Jarred & Displaced I de Christoffer Relander.
Paisajes nórdicos encerrados en tarros de vidrio. Hoy traemos a ‘El Asombrario Recicla’ al fotógrafo y artista finlandés Christoffer Relander, que decidió atrapar así sus paisajes de la infancia que tantos momentos felices le proporcionaron. Una manera de capturar la belleza de la naturaleza y, de alguna manera, detener el tiempo.
Cuenta Christoffer Relander que cuando se convirtió en padre todo cambió. Hubo una metamorfosis evidente: donde antes eran dos se habían convertido en tres. Empezaba una nueva etapa en su vida que, por supuesto, le llenó de alegría (y trabajo), pero también de cierta melancolía. “Empecé a sentirme muy nostálgico y ansioso por el hecho de que sentía mi propia infancia en un lugar muy, muy lejano”, cuenta Relander a El Asombrario desde su Finlandia natal.
“Así que comencé a darle vueltas a la idea de preservar algo que el tiempo me había quitado; así fue como surgió este proyecto”, explica el artista. Hay gente que embota pimientos, tomate, mermeladas o tabaco; lo que Christoffer Relander mete en tarros de vidrio son paisajes. Paisajes de su infancia. Recuerdos. “He vuelto a los lugares en los que crecí. Algunos de esos espacios no los había vuelto a ver desde que tenía cinco años”, nos dice. El siguiente paso consistía en encontrar la forma de llevárselos para siempre. Ahí es donde surgió la idea: utilizar la técnica de la doble exposición fotográfica para poder capturar aquellas visiones de su infancia y conservarlas para toda la vida.
“Creo o mezclo todas mis imágenes directamente en la cámara. Todas las fotos en blanco y negro, que fueron las primeras que hice para este proyecto, se tomaron en película de medio formato y las revelé en mi propio estudio. Para la segunda fase, en color, utilicé una cámara réflex digital, con una función de exposición múltiple integrada”, señala Relander.
El resultado son unas instantáneas de una gran potencia onírica. Árboles, nubes, montañas, arbustos, luz, viento, sol… metidos en un tarro de vidrio, como si el artista tuviera en su estudio una conservera de momentos felices. Y ahí están, encerrados, tapados, bosques, ríos y arroyos, praderas y pastizales, casas de campo, solitarios caminos entre árboles, lagos y copos de nieve cayendo… Pequeños tarros de esencia…, de esencia de memoria.
Relander no solo encontró su forma de capturar recuerdos, también de ir un poco más allá. ¿Había alguna propuesta de tocar el tema de la defensa de la ecología en este proyecto? “La idea original era no hacerlo, pero a medida que el proyecto tomó forma, pronto se hizo evidente que mis valores personales, como la defensa del medioambiente, había dejado una marca en el proceso. Me gusta la idea de múltiples significados. Aquí, el vidrio reciclado, originalmente producido en masa por la industria alimentaria, resultó ser un contenedor interesante para mis paisajes en el campo”. Para sus recuerdos de la infancia, que pueden ser los de muchos de nosotros.
Christoffer Relander nació en Finlandia en 1986 y creció al sur del país, en el campo, cerca de la pequeña ciudad de Ekenäs. Tuvo interés por el arte desde niño, pero encontró su pasión por la fotografía después de servir en la Marina de su país en los años 2008 y 2009. En la actualidad trabaja como fotógrafo a tiempo completo y ha recibido encargos de clientes como Adobe, Nikon y Oxford University Press, entre otros. Además, ha publicado trabajos en revistas y webs de publicaciones como The Guardian, Los Angeles Times, Oprah.com, Huffington Post, China Daily y VICE.
Jarred old Tijkko. Foto: Christoffer Relander.
Long way to home. Foto: Christoffer Relander.
Jarred reed. Foto: Christoffer Relander.
Morning barn. Foto: Christoffer Relander.
Lone house. Foto: Christoffer Relander.
Jarred tree. Foto: Christoffer Relander.
Grandpas old farm. Foto: Christoffer Relander.
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