Cimafunk: megadosis de alegría y baile, funk cubano, raíces africanas

Erik Iglesias Rodríguez es artísticamente Cimafunk. Foto: Arévalo Cuba.

El cubano Erik Iglesias Rodríguez está detrás de Cimafunk, una perfecta descarga de funk con músicas urbanas y músicas de raíces afrocubanas y afroamericanas. Su música contiene la fuerza del baile, diversión y una megadosis de alegría. Hablamos con él antes de arrancar su gira española, que le lleva a la sala Barts de Barcelona este jueves 11 de noviembre dentro del Barcelona Jazz Festival, el viernes 12 al Womad de Las Palmas y el domingo 14 a la Sala La Riviera de Madrid.

“Para mí la música es lo que me lleva al lugar que necesito”, asegura Erik / Cimafunk. Una declaración de intenciones de alguien que cocina con mimo la música y que viene para conquistar fronteras con su música que posee un flow contundente. En 2017 publicó Terapia, un primer disco que contenía su hit Me voy. El EP Cun Cun Prá, de 2020, ya apuntalaba su fusión de modernidad y música de raíces, con la presencia del tresista cubano Pancho Amat, la vocalista Omara Portuondo, la Orquesta Aragón, el hip hop de The Soul Rebels y el soul / R&B de Tarriona ‘Tank’ Ball.

Con su segundo disco, El Alimento (Terapia Productions / Thirty Fingers/ Popostock!, 2021), editado el pasado octubre, Cimafunk ha conseguido superarse a sí mismo y sonar con una solidez tremenda, gracias a la magia de Jack Splash (productor de Kendrick Lamar, Alicia Keys, Solange y John Legend, entre muchos otros). El Alimento ha sido aderezado con las colaboraciones estelares del padrino del funk George Clinton, astros del hip hop estadounidense como Lupe Fiasco y CeeLo Green, los afrocolombianos ChocQuibTown, el rapero afrocubano y reggaetonero El Micha, y a clásicos como al icono Chucho Valdés, pionero del jazz afrocubano y del funk (con Irakere), y a los míticos rumberos cubanos Los Papines.

El Alimento es como un mejunje. Porque lo cubano mezcla muy bien con todo. “El Alimento es una cosa más en concreto, porque está producido por Jack Splash que es un productor duro, y es tremendo músico con un proyecto, Plant Life, que me encanta. También está produciendo Dr. Zapa, mi director musical y arreglista. Pero sí, es una mezcla de todo, es una sabrosura. Y está súper rico. Fue el alimento durante la pandemia, y es un regalo. Qué rico poder hacer esto, poder colaborar y poder conocer a toda esta gente. Y aprender tanto”, nos explica Erik, dignificando ese refrán que dice: “Es de bien nacido ser agradecido”.

El nombre Cimafunk viene de su arraigo y pasión por el funk y representa también un homenaje a sus raíces de cimarrón. Los cimarrones fueron cubanos de ascendencia africana que resistieron y escaparon de la esclavitud. Una manera de visibilizar el racismo. Y de empoderar a la población afrocubana frente a una visión de superioridad de la raza blanca. En el caso de Cimafunk el ritmo es el motor, una manera de dar impulso a los chamas (chavales, chiquillos).

La curiosidad es el motor de Erik. “Siempre he estado buscando, porque soy fanático de esa música de raíces. Y siento que esa música está en lo que hago. Evitas todas las presiones de la industria. Te das cuenta que no hace falta. Que el regalo está en hacer una canción con Pancho, con Omara, con la Aragón, con Chucho. Hermano, todo está bien. Esto es un sueño”. Y también le caracteriza la gratitud. “Ellos son los profes. Eso es un regalo para mí. Ellos son los que me hacen un favor. Grabar con esta gente es ya… Hay cosas que te llenan, como éstas, y después de eso dices: todo está bien”.

Erik habla con modestia de sus inicios e incluso de la actualidad, de sus dudas, y de saber rodearse de un equipo esencial. “Con las primeras cosas que empecé produciendo, no sabía exactamente lo que estaba haciendo en realidad, porque no tenía ni idea. Empecé con un sonido de una tarjeta de sonido de 50 pesos, con un micro de grabar trompetas, y con un software crackeado, básicamente. Yo tengo suerte. Logré salir por primera vez en un crucero ocho meses como músico. Y con eso que gane ahí me dio suficiente para hacer mi disco. Ese disco explotó. Cuando explotó ya me lancé. Mi novia también estuvo siempre ahí todo el tiempo, apoyándome. Hicimos un team. Le digo a los chamacos que tuve suerte, pero más allá de la suerte es energía. Tú te conectas con las cosas y las cosas empiezan a pasarte. Tienes que estar viendo rápido qué es lo que quieres hacer, y con los que te vas a mover. Yo simplemente dije: quiero hacer música y quiero probar si de música se puede pegar en Cuba. Lo probé y funcionó, la gente se encarnó y fue una locura. Sigo con eso palante, tratando de darle más música a la gente. Y cada vez con un concepto más real, que es lo que estoy diciendo de mí. Nunca me he escuchado con un sonido tan potente”, nos cuenta Erik como si de una conjunción de determinación, ambición y convicción se tratara.

Y como si quisiera ser un altavoz y dar consejos manda un mensaje esencial. “Personalmente, creo que todo el mundo tiene que encontrarse por dentro. Tratar de encontrarse un poquitico, porque es difícil. Pero tratar de mirarse, de saber lo que te gusta y lo que no, de cómo te sientes. A partir de ahí empiezas a dialogar con los espíritus, con las energías, con lo que sea”. Esa espiritualidad o convicción viene casi de sus ancestros que lucharon por sus derechos. Luego, “cada vez que puedo me busco, me miro, y trato de conocerme, descargándome, queriéndome. Que eso es lo más importante, quererte, cuidarte”.

“Mi momento más crítico de dudas fue cuando era chama. Por sentir la segregación. Sé que hay muchos chamacos que pasan por esas dudas y complejos, porque es un problema cultural, que más allá de eso empieza en la casa. Siempre estoy hablando de eso, de no decir a tu niña que tiene el pelo (rizado o afro) malo, no le digas más a tu niño que por ser negro no va a lograr cierta cosa, porque eso también es racismo. No le digas eso. Dile que puede. Que puede ir por allí o por allá. En algún momento a mí me dijeron, tú puedes. Y me lancé”.

La mezcla, el mestizaje ¿es el futuro?

La música transmite eso claramente. Aquí que todo está mezclado. Lo que falta es que todo el mundo se junte entre sí, y que empiecen a salir nuevas razas. Y todo el mundo se descargue y que la gente se goce. Otra cosa que me interesa es la fusión de la tecnología en la música con las raíces. Cuando mezclas eso es candela.

¿Lo que haces lo consideras mestizaje?

Sí, es una mezcla de todo. Es como la identidad. Trato de mantenerlo con la identidad. Y hablar con otras culturas y otras gentes, que es lo que pasó ahora con Jack Splash, que hubo una mezcla entre su universo y el mío, y ahí lo gozamos. Lo afrocubano y lo afroamericano casan bien.

¿Quisiste darle un punto político con tu nombre al proyecto?

Y sobre todo identidad. Para mí eso me cambió todo. Yo se lo digo a los chamas. Siempre me hablaron de eso en mi casa sobre la manera en la que teníamos que vivir, de una manera diferente, y teníamos que ser conscientes de lo que había sucedido con nosotros. De que habíamos sido esclavos, y que no fue hace tanto tiempo. Y eso está ahí genéticamente. Se transmite y está ahí. Lleva un tiempo superar eso en una nación. Porque fue algo bien violento. Había personas que no eran consideradas seres humanos. Pasa el tiempo, pero tienes que ser consciente de todo eso. Que es lo que le ha dicho siempre mi mamá a mi hermana, por ser mujer. Que por ser mujer es más duro, antes incluso que yo por ser negro.

Cuando eres consciente de todo eso. Y ya no tienes ese complejo porque eres negro, como de inferioridad, de que tienes que estudiar el doble, tengo que estudiar más que un blanco, o cuando alguien me diga algo me pongo a la defensiva, o piensas que no vas a lograr esto porque siendo negro no te van a dejar… Llegué a un punto en el que dije, oye brother, nosotros venimos de África. Nosotros éramos reyes. Luchamos por la independencia y el 70% de los mambises (guerrilleros independentistas) eran negros. La música bailable en su mayoría vino de África. Y cuando miro los que han influenciado la música bailable, cubana y afrocubana, el 80% eran artistas negros: Bola de Nieve, Benny Moré, Arsenio Rodríguez, Rolando Laserie, Chucho Valdés, etcétera. Y los que no, estaban todo mezclados.

¿Ves que la sociedad cubana ha cambiado?

Yo lo veo diferente. Desde el punto en el que uno está. Yo por ejemplo, nunca estoy conectado con la cosa actual, de la sociedad actual. Siempre estoy pensando en los chamas. Ellos son la esperanza y los que van a cambiar. Ellos vienen con otra película, con más acceso a la información, ya no puedes meterles los cuentos que nos metían a nosotros. Decidirán y dirán lo que quieran basados en la información o en la desinformación. Por eso les digo: conéctate contigo porque tú tienes la respuesta.

Tus padres querían que fueras médico y tú decides ser músico…

Por suerte, logré tomar la decisión y la música me recogió. ¿Medicina? No tenía cabeza para eso. No estaba destinado para eso. Siempre digo que es mejor hacer una mala canción que una mala cirugía. Mis padres querían que estudiara algo, cualquier otra cosa. Estudia lo que se aparezca. Haz música, pero estudia de todo. Para que complementes el arte. El arte también es gestión, negocio y demás. Y me puse a estudiar en La Habana producción, hice cursos de música. Mi madre me sigue diciendo que siga formándome. Le digo que ahora sí que no tengo tiempo.

¿Qué piensas del reggaetón? ¿Te gusta?

Me gusta. Yo bailé en mi juventud reggaetón. Con Don Omar, con Tego Calderón… Cuando Tego salió, estaba en Secundaria, el negro de las nenas lindas. Escuchaba a ese tipo y decía, qué rico. Porque era más allá de música. Era identidad. Rollo prieto. Tenía swing y barrio. Ahora ya no escucho tanto reggaetón, ni música actual. Escucho cosas más antiguas. Lo que más me gusta es el funk y siempre estoy metido ahí, escuchando eso. No tengo nada en contra a un género musical, porque todos los géneros son válidos.

La música no hay que salvarla. Siempre está viva y sola. Y del reggaetón lo que me parece bien es que es una comunidad latina muy fuerte, que está prosperando en la vida. El reggaetón son artistas duros, que están ayudando a los artistas nuevos. Por eso es que lleva tanto tiempo, porque son una comunidad de chamacos que vienen del barrio, que no tienen un peso, que están metidos en pandillas y de pronto salen adelante con la música, arman en su barrio esto y lo otro, eso es lo que me gusta. Es un movimiento. El mensaje eso ya depende. Cada cual que diga libremente. Y cada cual que escuche lo que entienda.

¿Hay algo político en tu música?

Sí, porque es la manera en la que yo viví. Siempre hablo de lo que he vivido. Cuando por ejemplo escuchas mi canción Esto es Cuba, son cosas específicas que yo viví, que las escuché, las leí o las estudié. Y tienen que ver conmigo. Por ejemplo, lo de Camagüey, “en Plaza de Armas Camagüey tumbaron a ocho”. Y eso no se olvida. Va más allá de cualquier situación política actual. Para mí es importante el reconocimiento de los afroamericanos, en las independencias, en la cultura. El primer alzamiento que hubo en Cuba no fue Carlos Manuel de Céspedes, fue un negro que se llamaba José Antonio Aponte, que luchó por abolir la esclavitud. Cuba fue de los últimos países en abolir la esclavitud por la revolución haitiana. Logró la independencia y dejó de ser el productor de caña y de azúcar tan fuerte que era. Y los hacendados entonces fueron a Cuba, porque necesitaban mano de obra. Aponte realizó ese alzamiento con varios líderes masónicos también. En Cuba había negros y negras con propiedades, y es importante que los chamas lo sepan. A Aponte le cortan la cabeza y la hacen rodar por las calles de La Habana, y a los seis líderes los ahorcan en la Plaza de Armas. Son cosas que me han tocado.

Lo más real de lo que puedes hablar es de tu vida. Por eso siempre hablo de ello. Cosas que van más allá de la política, que son historia. Y es muy importante para mí, para que los chamas entiendan y busquen la historia y se den cuenta de que siempre hemos estado activados con la realidad. Y que siempre han estado luchando. A mí me cambió ser consciente de quién yo era, de dónde venía, de cuáles eran mis facultades y qué es lo que quería. Me cambió eso de manera interna. “Quiero ser músico y voy a hacer lo que sea para vivir de la música”. Logré cambiar mi vida, a pesar del medio en el que estaba viviendo.

¿Qué valoras de Estados Unidos?

La música. Los artistas que hay, que he tenido la suerte de conocer. Y ver toda esa escena musical que hay ahí. Ver en Nueva York que hay música en todas partes. O ir a Nueva Orleans y ver que es como La Habana, como Cuba. Pero mucha gente haciendo muchas más cosas. La música allí es una locura. Me encanta eso. No siento que sea un lugar para mí, para vivir. Pero no siento que ese lugar esté ahora mismo en ningún lado. Porque no vivo en ningún lado. Estoy viajando todo el tiempo. Y me gusta así por el momento. Me da mucha creatividad.

Ese diálogo musical también lo quiero hacer aquí en España. En realidad debería conectarme para conocer más con la música de aquí. Es uno de mis planes. Volver a venir y conectarme más, y entender, porque hay mucha conexión: rumba y más. La cultura de aquí también me encanta.

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Comentarios

  • Yuliet

    Por Yuliet, el 12 noviembre 2021

    Mi Primi bello ,humilde y exitoso en todo su trabajo 😘😘😘

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