El cine de ‘Pajareros’ nos pone los pies sobre la Tierra
‘Pajareros’, el ciclo de cine de SEO/BirdLife y La Casa Encendida, ofrece una decena de documentales y coloquios este mes de octubre que nos acercan la biodiversidad en un recorrido por la belleza de la vida salvaje de la Tierra.
Por la pantalla del patio de La Casa Encendida corren cientos de miles de ñus, esos antílopes africanos que casi parecen bueyes y que habitan las sabanas en gigantescas manadas. Durante el siglo XX, a punto estuvieron de desaparecer por la peste bovina, pero lograron recuperarse gracias a la intervención de los veterinarios en los años 60. Hoy, gracias a sus inmensos rebaños, el Serengueti tanzano es un lugar con mejores pastos, más carnívoros y herbívoros y, en general, más vida. Los ñus son una de esas especies clave de las que habla el documental Las leyes del Serengueti con el que se inauguró el pasado martes, un año más, el ciclo de cine Pajareros de SEO/BirdLife y La Casa Encendida.
A lo largo del mes de octubre, todos los martes, el patio de esta casa se llenará de imágenes de la belleza de la naturaleza y también de conocimiento sobre cómo otra especie clave, la nuestra, tiene un papel principal en la película que se desarrolla en un escenario planetario. Y después de cada sesión, expertos y expertas desgranarán con el público aquellas cuestiones que nos plantean algunos de los cineastas ambientales más importantes del mundo.
En la primera de ellas, Pajareros nos sorprendió dando la vuelta a esa cadena trófica que nos han enseñado en las ciencias naturales, con los grandes depredadores en la cima y los herbívoros bajo sus garras. La película de Nicolas Brown nos resume la historia de cinco jóvenes y pioneros científicos que, en los años 60 del siglo pasado, cambiaron la visión del funcionamiento ecológico de la especies, para descubrirnos que algunas que son piedras angulares de sus ecosistemas, aunque no estén en esa cima, y que su desaparición arrastra a otras muchas al acabar con un equilibrio que llevó millones de años de evolución.
Ahí está Bob Paine, que, cuando era un joven profesor de la Universidad de Washington, nos desveló el fundamental papel que tienen las pequeñas estrellas de mar para mantener los ecosistemas costeros: sin ellas, proliferan los mejillones que son su alimento y acaban desapareciendo otras muchas especies aún estando por encima de ellas en esa cadena. Paine abrió el camino a una nueva forma de entender la naturaleza que luego siguió el californiano Jim Estes en sus estudios sobre las nutrias en la isla de Amchitka (Alaska). En su caso, Estes comprobó que donde no había nutrias, el bosque submarino ártico se convertía en un desierto, al multiplicarse los erizos que son su dieta. Los erizos acababan con las algas y con ellas el resto de las especies. Un efecto en cascada similar observó la bióloga Mary Power con las especies de percas de los arroyos de Oklahoma.
La siguiente pregunta era por las causas del cambio: en el caso de las nutrias, ¿por qué no había donde apenas cinco años antes contaba 8.000 ejemplares? Sin embargo, había muchas más orcas y resultó que, debido a la escasez de ballenas grises en el norte del Pacífico, tras la masiva caza de esta especie desde la Segunda Guerra Mundial, las orcas habían cambiado su dieta y ahora comían nutrias.
A los experimentos que hicieron los tres biólogos para determinar la existencia de esas especies clave en las conservación de los ecosistemas acuáticos, siguieron los de John Terborgh y Tony Sinclair en tierra. John lo hizo en la Amazonía peruana, en concreto en el lago o embalse Guri. Las islas que afloraban están arrasadas y descubrió que se debía a que las hormigas cortadoras de hojas se habían reproducido sin control por la ausencia de hormigas guerreras, así que habían defoliado los árboles una y otra vez hasta matarlos. Por su parte, Sinclair desveló el valor de los ñus para el Serengeti y cómo su población finalmente se estabilizó de forma natural, a la vez que la especie ayudaba a regenerar los bosques de sabana, atrayendo así a otras especies. Hoy su amenaza son las graves sequías provocadas por el cambio climático.
“Identificar las especies clave es fundamental, porque a veces no son las que imaginamos. En España, un ejemplo es el conejo de monte, que lo es porque modula la vegetación, sus madrigueras las utilizan otros muchos animales y además forman parte de la dieta de muchas especies. Lo que pasa es que tenemos el llamado síndrome de referencia cambiante: estamos perdiendo la memoria intergeneracional, pensamos que lo que vemos ahora en el campo es la naturaleza normal, cuando resulta que ya está manipulada por nosotros y olvidamos la funcionalidad de la especies; por ello es importante conocer lo que nos queda y revertir la degradación”, señalaba tras la proyección el catedrático de Ecología José María Ruiz Benayas, además presidente de la nueva Fundación Rewilding Spain y experto en restauración de ecosistemas.
El panorama no es halagüeño, como señala el último gran informe sobre biodiversidad global –del IPBES de 2019–, que augura la desaparición de un millón de especies en 80 años, pero como bien recordaba Felipe González, responsable de SEO/BirdLife en Cantabria, en el coloquio, “hay muchas personas trabajando en revertir la degradación ambiental y contamos con herramientas para ello”. En nuestro país, apuntaba que un gran reto “es renaturalizar el campo, porque está desapareciendo la vida debido a una agricultura intensiva que afecta a muchas especies, entre otras, a muchas aves”.
Ambos expertos creen fundamental volver a prácticas agrarias que se están abandonando. Ruiz Benayas recordaba: “Tenemos masas forestales muy homogéneas, como consecuencia del despoblamiento rural y la desaparición de una ganadería extensiva que hacía las funciones de los herbívoros silvestres”. De hecho, aunque hablaron de la importante función de aves como el arrendajo, las urracas o los pájaros carpinteros para mantener los bosques y su biodiversidad, coincidieron en señalar que la especie más importante para protegeros hoy de la amenaza mayor, que son los incendios, es el pastor.
Para las próximas citas, el programa de esta IX edición Ciclo de Cine Documental Pajareros, que dirige Josefina Maestre, de SEO/BirdLife, es igualmente atractivo. Hoy, martes 11, la sesión se dedicará al público infantil, para celebrar el décimo aniversario del Club Aventurer@s, así que para esa función se pide acudir con un menor. En el coloquio posterior, estarán varios especialistas en este tipo de producciones con la directora de SEO/BirdLife, Asunción Ruiz.
Para el martes 18 de octubre, la cartelera ofrece tres cortometrajes en la misma jornada: El primero, Those in grass house, sobre las aves que construyen el nido más grande conocido (los tejedores republicanos, que viven en la sabana); el segundo, sobre cómo a través del ADN hoy se conoce la migración de miles de millones de aves (Feathers in Flight); y el tercero, Hargila, recoge la historia de la activista india Purnima Devi Barman y el movimiento que creó en torno a la conservación de una de las cigüeñas más raras del mundo. Para hablar de todo ello estarán, moderados por la periodista de TVE Sandra Sutherland, el investigador del Museo Nacional de Ciencias Naturales Borja Milá y la profesora del grupo SaBio Úrsula Höfle.
En ciclo acaba, el día 25, con el cortometraje Devaux Bank, sobre la impresionante bandada de 20.000 zarapitos trinadores cuyo escondite se descubrió en 2019, y el documental Wings Over Water, que nos habla de los viajes de otros migrantes fabulosos: la grulla canadiense, la reinita amarilla y el ánade real. No perderse tampoco el coloquio posterior, con la presencia de Roberto González, responsable de Humedales de SEO/BirdLife, y Andy Green, profesor de Investigación de la Estación Biológica de Doñana, acompañados por la periodista ambiental Eva González.
Las entradas para ‘Pajareros’, a través de la web de La Casa Encendida.
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