Clara Maroto, bailarina de la CND: “Siempre te duele algo y no sabes hasta qué punto merece la pena”
Clara Maroto es bailarina de la Compañía Nacional de Danza, cuyo nuevo director ha sido nombrado recientemente, Joaquín de Luz. Con ella terminamos nuestra serie ‘Milenials’. A través de siete entrevistas a jóvenes creadores, Carmen Burgos ha intentado plasmar las emociones, retos, éxitos, fracasos, el día a día y las ilusiones, las aspiraciones y las trabas de una generación sobre la que se han vertido tantos tópicos. Si han servido para desterrar algunos de esos análisis tan superficiales, desde ‘El Asombrario’ nos damos por satisfechos.
Son las cinco de la tarde y acaba de finalizar tu jornada laboral, ¿en qué ha consistido? Primero una hora y cuarto de clase de ballet. Luego un descansito, luego ensayo de una piecita de una obra del coreógrafo William Forsythe, para una maestra que ha venido de fuera, para comprobar que se está haciendo como el coreógrafo quiere, y luego otro ensayo de El sombrero de tres picos, que es una pieza más de danza española pero que han querido que lo bailara la compañía para el festival de Granada este verano.
Cuando dices la compañía te refieres a la Compañía Nacional de Danza (CND) y entiendo que este es el ritmo habitual, al final, ¿cuántas horas diarias?
La jornada es de 10.15 a 16.15, con media hora para comer.
¿Es posible comer y después seguir bailando?
A ver… Comes lo que puedes, lo imprescindible; luego cuando llegas a casa comes otra cosa o no comes directamente.
Pura curiosidad, ¿lleváis una dieta especial?
Hay que cuidarse y todo el mundo se cuida, pero es verdad que hay cuerpos menos agradecidos que otros… Hay gente que lo pasa mal y otra que con su actividad habitual se mantiene.
Acabas de llegar a Madrid y sales de nuevo de gira.
Normalmente cada mes salimos de gira y a veces en un mes no pasas por casa. Ahora por ejemplo nos vamos a Colombia, la primera semana de mayo estaremos en Madrid y el resto del mes estaremos fuera, Francia (La Rochelle, Merignac y Clermont Ferrand).
Y Marbella, Palma de Mallorca, Granada, París, Santander… Esto hasta finales de julio… Con tantas idas y venidas, ¿te es fácil conciliar trabajo con familia, amigos…?
Ahora mismo más o menos, sí. Quiero decir que a mi familia, que vive fuera, la veo poco y cuando estoy en Madrid quiero pasar ese tiempo con mi pareja, estar en mi casa, lavar la ropa y esas cosas… Pero por otro lado, si no trabajara en el CND, en Madrid, me tendría que ir fuera, porque aquí solo hay otra compañía estable, que es la de Víctor Ullate, y no sería una opción para mí.
¿Y eso?
Digamos que no soy su prototipo…
Y además estás estudiando.
Sí, pedagogía de la danza en el Conservatorio Superior de Danza y tengo que hacer entregas , como si fuera a distancia, una modalidad para profesionales.
Esto en previsión del futuro, claro.
No está de más por si yo el día de mañana quiero dar clases en el conservatorio, para opositar lo necesito, o si de repente me da por hacer un máster de gestión cultural, por ejemplo, lo necesitaría también.
Por cierto, la última vez que hablamos, hace meses, estabas en casa, de baja, por causas profesionales. ¿Son habituales este tipo de accidentes?
No. Era un dolor que tengo desde hace tiempo. Me hice unas pruebas, me dijeron que no tenía nada y luego resulta que tengo una calcificación que nadie había visto.
Y eso es debido al ballet… Deberíais cobrar un plus de peligrosidad…
¡Ojalá nos lo pagaran!
Tu historia con la danza empieza en Tarragona, donde naces. Con 12 años te trasladas a Madrid para continuar en el Real Conservatorio Profesional de danza de Mariemma. ¿Te vienes con tu familia?
Vino mi madre conmigo, porque no me quiso dejar sola en Madrid con esa edad. Y mi padre se queda allí con mi hermana mediana.
Ninguna de tus hermanas, ni familiar se ha dedicado a la danza, ¿y a ti cómo se te ocurre?
No sé. Supongo que empezó como actividad extraescolar una horita a la semana… Y sí, me gustaba, me gustaba y me gustaba… Luego me apunté en una academia y llegó un momento en que mi profesora me dijo que si realmente quería continuar tendría que irme. Y mis padres apostaron.
Y apostaron fuerte porque se daba un giro radical a la vida familiar. Tú con tu madre a Madrid; tu padre se queda en Tarragona y viene a veros un fin de semana sí, otro no.
La otra opción era quedarme en una residencia…
¿El ballet debe ser una vocación infantil?
No, también hay gente que han empezado más tarde. Y yo digo, qué suerte.
¿Suerte por qué?
Bueno, sí y no, pero por un lado da envidia que haya gente que ha podido empezar más tarde.
Lo dices porque con 12 años tenías que compaginar ballet y estudios.
Sí, claro. Entraba a las nueve de la mañana en el conservatorio, hasta las tres. Luego tenía una hora para comer y ducharme; después me iba al instituto hasta la nueve menos cuarto de la noche…
¿Cuánto duró ese plan tan duro?
Cinco años.
¿Lo repetirías hoy con una hija tuya?
Tendría que salir de ella, pero tendría que ser un deseo muy fuerte. Ahora pienso en mi madre, todas las cosas que ha visto pasar y ella misma dice que no lo repetiría…
¿La razón?
Porque es muy duro. No es normal que a una niña de 15 años le dé un ataque de ansiedad, por culpa de la presión. Yo soy una persona nerviosa, ahora las cosas me afectan menos, me he acostumbrado, pero al principio era muy sensible. Un día ves que tienes un pie hinchado, otro se te ha salido la rodilla… Y se pasa mal; siempre hay algo que te duele y no sabes hasta qué punto merece la pena…
¿Para los chicos es distinto?
Son menos las exigencias físicas, aunque ellos también las tienen, pero se les exige más a las chicas, al menos en danza clásica; no hay más que ver que un chico baila con una zapatilla que es un calcetinito y una chica en puntas. También al ser menos tienen más oportunidades que las chicas. Y tal y como están las cosas…
Obviamente, también la maternidad os afecta de manera diferente.
Ahora hay una compañera que va a ser mamá y otra que ya lo es… Y se puede, pero con ayuda, porque con giras y sin ayuda es imposible; no es fácil y me parece admirable.
Muy complicado, pero tenéis un trabajo estable.
Por eso yo en el fondo me siento una privilegiada.
Viendo tu currículo aparece una especie de aluvión en 2013. Obtienes el primer premio de danza clásica en el III Certamen Internacional Ciutat de Barcelona, eres premio Final de Grado. Y de allí a la compañía Nacional de Danza, con 17 años. ¿Cómo vives ese salto?
Fue de sopetón. Termino el conservatorio en julio y ese verano fui a tomar clases a Zaragoza con una buenísima maestra, Lola de Ávila; volví a Madrid y esa semana era la audición para la compañía, la hice, me hicieron el contrato y ya está.
Ya está y no está nada mal…
No, no está mal, pero hay gente que lo consigue.
En los últimos tiempos han aparecido noticias muy distintas relacionadas con el ballet que me gustaría que comentaras. Empezamos por las más domésticas: “Joaquín de Luz, nuevo director de la CND, que sustituirá a partir de septiembre a José Carlos Martínez”. ¿Cómo os va a afectar el cambio de dirección?
De momento nos han tranquilizado porque la línea de la compañía va a continuar. En principio no es malo en sí un cambio de dirección pero, bueno, estamos a la expectativa. La gente sigue trabajando igual. Ahora es un momento de incertidumbre, porque nuestros contratos no son fijos, son temporales y no sabemos cómo nos afectará.
Otra noticia. “El Inaem ha abierto un expediente informativo ante las posibles irregularidades en la participación a título privado de 10 bailarines y del director artístico de la Compañía Nacional de Danza, así como por la utilización del nombre de la compañía en Japón, el pasado 2 de febrero”.
Es verdad que han pasado un montón de cosas muy seguidas… Es frecuente que se hagan bolos. Lo que no sé si es frecuente es que se hayan hecho sin la compatibilidad necesaria. He hablado con algunos compañeros y creo que el problema ha sido que hay un gran desconocimiento por parte de todos. Yo me incluyo; si yo hubiera ido a esa gala de Japón seguramente tampoco me hubiera planteado que se necesitase la compatibilidad y no hubiera ido pensando que estaba haciendo algo mal. A mí me supo mal sobre todo por compañeros que no tenían ni idea. No sé si hubo algún error con algún papel, incluso con el nombre de la compañía. Son cosas que pasan…. Yo al día siguiente me hice con mi compatibilidad.
Pero tu responsabilidad no es igual que la del director de la compañía.
Pero yo también lo hubiera hecho sin saber y el desconocimiento no te exime de la responsabilidad.
José Carlos Martínez ha asegurado en más de una ocasión que para seguir programando clásico y contemporáneo el presupuesto actual se queda corto.
Dinero hay, porque, si no, no se podría mantener una compañía con 40 personas, ni se podría hace giras, ni se podría mantener a los técnicos, los vestuarios, las puntas… Pero sí es cierto que para mantener una compañía clásica versátil, para producciones grandes como un Cascanueces, un Quijote, un Lago de los cisnes… Para hacer una producción de ese tipo anualmente y seguir trabajando con otros coreógrafos se necesita mucho dinero.
¿Qué ocurre en otros ballets importantes del mundo?
No sé lo que gastarán, pero solo hay que ver los trajes, las coreografías…
¿Y de esos ballets importantes del mundo en cuál te gustaría trabajar?
Humm… La Ópera de París…
Hablabas de las puntas, ¿las zapatillas de las bailarinas son tan caras?
No sé cuánto exactamente, pero rondarán los 60 o 70 euros; y dependiendo del trabajo que se esté haciendo, igual en dos días te has cargado unas puntas.
Y eso lo paga la compañía.
¡Si las tuviera que pagar yo ni como, ni pago el alquiler, ni nada!
Otra de las noticias que han llevado el mundo de la danza a las primeras páginas son las declaraciones del ucraniano Polunin, invitado por la Ópera de París para bailar ‘El lago de los cisnes’, invitación retirada por sus declaraciones: “El perfil afeminado de algunos bailarines (…). Que ya hay una bailarina sobre el escenario y que no son necesarios dos (…). Los hombres deben ser hombres y las mujeres deben ser mujeres, es la razón por la que tienes huevos”.
En el ballet, como en otros espacios, hay de todo. No lo comparto, pero oye cada uno… No lo comparto y no lo invitaría a mi casa a tomar un café, pero ¿qué hacemos? Mira las barbaridades que han estado diciendo los políticos en la campaña electoral…
¿Pero no te inquieta?
Claro que me inquieta, pero no me parece una rareza.
Y en posición antagónica la primera obra del grupo Iniciativa Sexual, y su ‘Catalina hace lo que quiere’. “El colectivo nace con el deseo de aproximarse a la danza contemporánea desde una perspectiva feminista, libertaria y antiacademicista, insistiendo en que no es solo divertirse sino también un modo de pensar, de construir una posición incluso política”.
No lo conozco.
Son tres chicas, comandadas por Cristina Morales, último premio Herralde, de cuya novela parte la obra y que trata de la relación de la danza contemporánea con las personas con discapacidad intelectual…
¡Ah, sí, Lectura fácil, la estoy leyendo ahora! No sabía…
Para Cristina hay obras que son muy machistas: “Como cuando ves millones de dúos en los que el tío tira a la tía por los aires y ella sigue amándolo”.
Creo que sí, que la danza es machista y tiene un punto superficial, pero es danza clásica y no se puede romper con eso; nosotros somos los primeros que no queremos romper con eso, y yo me incluyo, porque en los ballets clásicos los argumentos son los que son: chico conoce a chica y hay un malo, y tienen problemas y acaban bien o acaban mal. No hay más. Pero también me parece necesario que se hagan este tipo de cosas, aunque en la danza contemporánea también hay academia, y que aunque no avance tan rápido como debiera es importante que se visibilice de alguna forma. Lo comparto y además soy fan de Morales.
Se habla de un mundo de intrigas y competencia feroz entre los miembros de un ballet, lo que ha dado para más de un argumento cinematográfico. ¿Hay cisnes negros o son una leyenda?
Depende de la persona. Hay gente muy ambiciosa, pero no creo que más que en el teatro, por ejemplo.
¿Qué grandes figuras destacarías del ballet actual?
¿Sabes qué pasa?, que estoy un poco desconectada y me da vergüenza. No veo muchos vídeos de ballet, pero de siempre, y a veces me siento un poco idiota porque no sé quién es fulana. Mi madre me decía ¿quieres que vayamos a ver tal? Y yo decía que no y es que a mí lo que me gusta es bailar, no ver lo que hacen lo demás… Bueno, ahora estoy intentando ir más al teatro. El otro día fui a ver una zarzuela que no había visto nunca, pero de repente veo a cuatro bailarines y ¡guau!… Pero dicho esto, hay una bailarina que me gusta mucho, Marianela Núñez, argentina, que es maravillosa, con una técnica, una sensibilidad y un control que me emociona. Y de la gente que tengo alrededor estoy intentando coger cositas; porque sí es verdad que tienes al lado compañeros maravillosos y a veces estás en tu clase, en tus piruetas y no los ves.
¿Y entre las figuras clásicas del ballet del siglo XX?
No sé… Aunque no la he visto en directo, pero por ejemplo Alicia Alonso; y también Maya Plisétskaya. Las destacaría como grandes figuras, pero seguro que ha habido otras tantas grandísimas pero no las conoces.
En YouTube, sin ir más lejos, puedes encontrar una buena muestra de grandes bailarines y coreografías históricas del siglo pasado…
No es que no me interesen. Es que como le he dedicado tanto tiempo a esto, cuando llego a casa prefiero ver otra cosa en la tele que ponerme a ver ballet, que los hay y los admiro, pero…
¿Hay alguna obra o personaje que te gustaría bailar algún día como solista?
Me gustaría mucho bailar alguna pieza de Jiří Kylián, y no puedo elegir ninguna en concreto porque todas son maravillosas. No he tenido la oportunidad aún y es algo que tengo ahí…
¿Y de las clásicas?
De clásicas no te sé decir ahora… Probablemente una Carmen de Roland Petit y eso que no me siento yo muy Carmen, porque no tengo ese temperamento…
Pero para eso existen técnicas teatrales. ¿Vuestra formación no las incluye?
No; y lo he pensado muchas veces… Por ejemplo, cuando entré en la compañía de repente teníamos que hacer una pantomima en el ballet, incluso te toca representar un papel principal y tienes que tener cierto carácter, una Carmen con desparpajo, con fuerza o muy terrenal, y si no tienes eso es complicado. No siempre hay un rol o un argumento, pero si lo hay, es importante.
Por cierto, ¿os maquillan profesionales o lo hacéis vosotros?
Las chicas salimos maquilladas y los chicos un poco menos. No te exigen pintarte como una puerta, pero tienes que salir maquillada. Y si se necesita algo más de caracterización, un Quijote, por ejemplo, hay maquilladores y peluqueros. Pero normalmente nos maquillamos nosotros. En otras compañías sí los hay. Pero yo no es algo que eche de menos, la verdad; si no es algo súper especial prefiero maquillarme yo tranquilamente.
No estáis nada mal situados en el espacio que compartís con Matadero y Madrid Río. Se comentaba un posible traslado de la Compañía Nacional de Danza…
Que yo sepa, no va a haber cambios. Las instalaciones están bien, tenemos dos salas de ensayo que están muy bien, pero son solo dos y a veces, dependiendo de lo que tengamos que ensayar, nos falta espacio y también nos haría falta un teatro propio aquí, y creo que hay naves vacías… Un teatro en Matadero sería la bomba.
Comentarios
Por Pilar De la torre, el 01 mayo 2019
Es una profesional como la copa de un pino …y admiro el sacrificio que han tenido que hacer ,tanto sus padres como ella misma …espero que algún día y no muy lejano cumpla ese sueño de entrar en la Ópera De París…..
Por Juan Manuel Bañuelos, el 02 mayo 2019
Una profesional con trabajo se pregunta si merece la pena bailar.
ahora imaginen a muchos chicos y chicas recien graduados con 18/20 años buscando un trabajo en compañías donde no das la talla o el «perfil».
Mete en la coctelera lesiones, ansiedades, neuras, padres y madres perdidos buscando hijas desorientadas
Te comprendo y te admiro Clara Maroto, y sé bien como se sienten tus padres.
Y a mi hija Clara que está hecha de la misma pasta que tú decirla que
la respeto, la quiero y deseo que le duela pero que no se rompa. Beti Aurrera!!
Firma un padre afectado por el síndrome del baile filial.
Juanma Bañuelos