Coixet abre el Festival de Berlín con la hermosa ‘Nadie quiere la noche’

La actriz Juliette Binoche protagoniza ‘Nadie quiere la noche’, de Isabel Coixet.

«La sensación del frío, el cansancio y los miles de problemas de esta increíble aventura han merecido la pena». Son palabras de la directora española Isabel Coixet, a quien Berlín y su prestigioso festival han recibido la mañana de este jueves de febrero con un sol resplandeciente, quizá compensando el helador paisaje que muestra su película, ‘Nadie quiere la noche’, y a modo de felicitación por ser la primera cinta española que abre la Berlinale en sus 65 años de historia. El cine español está de enhorabuena.

Coixet es también una de las pocas realizadoras que ha inaugurado este festival y una de las solamente tres mujeres con película en competición oficial de las 23 seleccionadas a concurso. La autora de Mi vida sin mí tendrá que vérselas con directores de la talla de Werner Herzog, Peter Greenaway y Terrence Malick. Todo bajo la mirada examinadora de un jurado internacional a las órdenes del director de cine estadounidense Darren Aronofsky.

Isabel Coixet, de la mano del guionista Miguel Barros (Blackthorn, Los sin tierra) y del productor Andrés Santana (Días contados, El rey pasmado, Secretos del corazón), se lanzó a la aventura de sacar adelante este proyecto hace ya cuatro años, y juntos no pararon hasta conseguirlo; eso sí, no sin numerosas dificultades, muchas de las cuales están a la orden del día en nuestra industria cinematográfica patria, tan alejada del arte y la cultura en los últimos años.

Salvados los obstáculos y consiguiendo aunar para la causa a actores de la talla y el prestigio internacional de Juliette Binoche, Rinko Kikuchi y Gabriel Byrne, el resultado final se pone a prueba en el Berlinale Palast.

Nadie quiere la noche nos cuenta la arriesgada aventura de Josephine Peary, esposa del histórico explorador Robert Peary, en su ansia por compartir junto a su marido la gloria de descubrir el Polo Norte, causa que la empuja a realizar el viaje más increíble, doloroso y fascinante de su vida, en busca del marido héroe y del triunfo.

Mujer cosmopolita y educada, de personalidad fuerte, individualista y en cierta forma antipática, desoirá las advertencias de todos frente a los peligros que acechan tremenda aventura. La mujer blanca, instruida, refinada y, sobre todo, obstinada se enfrentará a una naturaleza y un mundo desconocidos e inhóspitos que le harán descubrir junto a su guía explorador y el encuentro no deseado con una mujer inuit el peligro, la muerte, el sacrificio y el doloroso enfrentamiento con sus rígidas ideas sobre el mundo, la vida, las relaciones y ella misma.

Isabel Coixet ha conseguido en este trabajo una hermosa película sobre seres ante el fascinante pero engañoso poder del blanco más absoluto y arrebatador, pero también el más sobrecogedor y terrible, el de la belleza de la nieve en el lugar más desapacible, quizás, de nuestro planeta.

Es allí, bajo el frío decorado, que se nos narra una historia donde la fuerza, la solidaridad y la necesidad entre los diferentes ponen a prueba al ser humano para no volver a ser nunca más el mismo que antes de emprender un camino.

El actor Gabriel Byrne en la película ‘Nadie quiere la noche’, de Isabel Coixet.

Sin concesiones más allá de la propia belleza del paisaje y de sus moradores, la directora conforma una historia de personajes, donde la naturaleza pasa a ser uno más, y donde las actitudes y los sentimientos romperán en pedazos todo lo establecido en sus mentes hasta ese momento.

El relato está perfectamente sacado adelante por una Juliette Binoche que realiza con profesionalidad la transformación de su personaje, abrigada por la fascinante naturalidad y delicadeza del trabajo delicioso de Rinko Kikuchi y la entereza y buen hacer del ya veterano y extraordinario Gabriel Byrne. Se apoya además en la excelente fotografía de Jean-Claude Larrieu, digna de cualquier gran producción internacional, y de la labor más que perfecta de la dirección de arte de Alain Bainée, sin dejar atrás su vestuario y maquillaje.

En fin, el equipo formado por Coixet y Santana ha logrado una hermosa película que nos devuelve un cine que siempre deseamos y nos adentra en una historia que nos demuestra, en palabras de su directora, que «ni la civilización es tan civilizada, ni la barbarie es tan bárbara».

La directora Isabel Coixet durante el rodaje de ‘Nadie quiere la noche’.

Sobre el autor

Antonio Bazaga

Toño Bazaga. Más de 20 años dedicados al mundo del cine, habiendo tocado casi todos los palos: producción, desarrollo, escritura, financiación… Convencido de que el futuro del cine está aún por llegar. Apasionado de la literatura y la historia, creo que el celuloide es el mejor invento para contar lo que pasa, lo que pasó y lo que puede pasar. En fin, parte indispensable de nuestra vida.

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