‘Coloquio de perras’: Luna Miguel homenajea a 12 escritoras

Luna Miguel fotografiada por Blanca Cambronero.

Luna Miguel fotografiada por Blanca Cambronero.

Lo terrible del libro ‘El coloquio de las perras’, de Luna Miguel (1990), que ha llegado a las librerías en este último tramo del año, es que no se puede dejar de subrayar y rayar. Hace falta además una libreta para tomar nota. Mi ejemplar tiene las páginas dobladas; diría que hasta mordidas. Será la rabia que provoca descubrir que todas somos perras y amigas, y que debemos seguir ladrando más y más fuerte porque los ladridos de los ‘escritores macho’ no han dejado espacio para nosotras.

El libro, editado por Capitán Swing, es un homenaje a 12 autoras latinoamericanas, en su mayoría grandes desconocidas en España. Se compone de 12 capítulos que las van descubriendo y 12 cartas que Luna de Miguel les dirige. Ellas son Aurora Bernández, María Emilia Cornejo, Rosario Ferré, Elena Garro, Agustina González, Gabriela Mistral, Marvel Moreno, Eunice Odio, Alejandra Pizarnik, Victoria Santa Cruz y Alcira Soust Scaffo.

El coloquio de las perras es un libro para aprender, para disfrutar y terminar aullando de placer: escritoras, parece decir Luna Miguel, queda tanto por escribir, queda tanto por contar… Pero, ojo, mientras, no hay tiempo para lamentos, sino para agarrarse a sus páginas y masticar, deleitarse y seguir contando lo que estas grandes de la literatura escribían. Es tiempo de sentirse perras, es el tiempo de las amazonas, como explica la autora, es el tiempo de que ellas sean leídas y reivindicadas. Porque “¿qué clase de artistas seríamos si no sintiéramos la necesidad de completar esos injustos vacíos?, ¿de qué nos serviría ladrar entonces”, concluye Luna Miguel parafraseando a una de sus homenajeadas.

¿Hasta cuándo va a ser necesario que sigamos ladrando? ¿Nos entenderán los perros, importa?

La cuestión es que no lo sabemos. Sospecho que siempre habrá que ladrar. Y cuando la voz de una se canse le ayudará la compañera. Nos turnaremos. Seguiremos ladrando, porque por desgracia siempre habrá alguien que efectivamente no entienda, y que intentará negarnos la voz.

¿Cuánto de ira seguiremos necesitando?

Imagino que la suficiente para poder reclamar esa voz, ese espacio. Incluso a veces habrá quien necesite ira para cuestionarse a sí misma. Ese, creo, es el paso más complejo.

Podríamos hablar de una ira como forma poética para seguir ladrando…., de una ira necesaria.

Decía Rosario Ferré que “la ira ha sido el incentivo para que muchas mujeres escriban bien”. Yo estoy de acuerdo, porque además la ira es difícil de controlar, y cuando una artista es capaz de controlarla y convertirla en arte, el resultado es grandioso. Cuando me preguntan si acaso existe la escritura de las mujeres nunca sé qué responder. La gente habla de ternura, de calma y de belleza, pero secretamente yo pienso que si hay algo que nos une no es precisamente la ternura, sino la ira.

Coincidirías con algo que señalas en tus páginas de grandes escritoras como la Woolf, que apuntaba que el buen escritor es andrógino.

No estoy del todo de acuerdo en eso. Y, sin embargo, coincido con algo que Elizabeth Duval le decía a Antonio J. Rodríguez en una entrevista del ensayo sobre nuevas masculinidades que publicará en marzo de 2020: “Toda escritura es trans”. Creo que ahora estamos en el florecimiento de la diversidad, me emociona la exposición de nuevas identidades a través de la literatura. Tal vez la máxima expresión de las diversidades sólo sea el primer paso hacia algo que tal vez aún se nos escapa porque lxs escritorxs del futuro aún no han nacido.

Aunque ojo, ahí (en esa cita, en ese “todo buen escritor”) nos encontramos con un masculino genérico. ¿Y nosotras?

Por eso creo en el lenguaje inclusivo y en la necesidad de romper las reglas de nuestro idioma en busca de nuevas formas. Me gustó mucho Amnesia colectiva, de Koleka Putuma, porque es capaz de escribir un poemario formalmente y políticamente admirable y de hacerlo con lenguaje inclusivo sin que eso desentone. Un libro, por cierto, lleno de ira bien reconvertida en arte.

De Gabriel Mistral subrayas una frase: «Volviendo, pues, a la organización de las mujeres, este es el primer paso; organizarse para conocerse». ¿Empezamos a hacerlo? ¿Cómo no caer en la lucha entre feministas a la que nos empuja el sistema?

Desde luego, nos estamos organizando y nos estamos conociendo. Para no caer en las peleas a las que nos empuja el sistema tenemos que ser abiertas de mente y comprender que nuestros motivos y nuestros reclamos no son únicos, y que la lucha no se acaba en nosotras ni en nuestras compañeras, sino en las compañeras de nuestras compañeras y más allá. Podemos ser diversas y al mismo tiempo respetarnos, estar unidas.

«Como yo no tengo fusil, lo que puedo hacer para combatir la autoridad es atacar el canon cuando escribo», recoges de la gran Cristina Morales. ¿Cuál sería tu canon?

No creo en la idea de canon…, siempre va a ser subjetiva y siempre va a ser incompleta. Evidentemente, tengo mis referentes y mis preferencias, pero si quisiera hacer de ellas un canon estaría eliminando otras posibilidades y futuros descubrimientos.

Hablar de ‘eso’ es de más del 50% de la humanidad, de la forma en que queremos, de cómo respiramos, de nuestras luchas, cuesta todavía. «No entiendo otra manera de luchar hoy que no sea a través de ‘eso’. Porque eso, precisamente, es solo el primer paso para cuestionar nuestro presente. Porque eso es lo que nos atraviesa a todos, porque eso no debería incomodarnos, a no ser que reconozcamos que somos parte del problema». ¿Por qué seguimos teniendo que ladrar párrafos que lo expliquen con esa claridad con la que tú lo haces?

Porque somos vagos. Nos han enseñado a tener opiniones inamovibles, nos han enseñado a no ceder, a no escuchar. Pienso que esa es la postura más mediocre que podemos tener en la vida.

Y un asunto fascinante de la afirmación anterior, la evolución constante de ese «eso». ¿Cómo va cambiando?

Nuevamente, intentando aprender siempre de lxs otrxs.

La definición del ‘escritor macho’ resulta gloriosa. ¿Podrían respondernos con una de escrituras-hembras? ¿Te atreves a hacerla?

Gracias. Pillé la idea de “escritor macho” de algunos artículos y palabras de Carolina Sanín, una escritora a la que admiro muchísimo. Y claro que van a respondernos así. Lo llevan haciendo toda la vida: encasillándonos, inventándose palabras que nos insultan –“poetisa”–, reduciendo nuestra obra a un color, estantería y tipografía concreto, diciendo que nuestros referentes no son válidos, rompiendo nuestros libros en el fuego, diciéndonos que nuestra obra la ha escrito otra persona, robándonos ideas, reduciéndonos a esposas de nuestros compañeros, abusando sexualmente de nosotras en festivales literarios, dejando caer el silencio sobre nuestros cuerpos ancianos, olvidándose de nuestras obras de manera intencionada. Pero eso se acabó.

La ciudad y las perras. ¿Cómo sería esa nuestra ciudad, que intuyo es de toda la sociedad?

No sé cómo sería nuestra ciudad, pero sí creo en un lugar en el que la ambición nos lleve a crear obras hermosas, en el que las diferencias no nos hagan rabiar, sino que sirvan de alimento para nuevas ideas, para nuevas palabras. A veces ladrar también cansa, pero por desgracia aún no podemos permitirnos dejar de hacerlo…

La muchacha mala de la historia. Y hablas de María Emilia Cornejo. ¿Esas muchachas seríamos las perras?

Por desgracia, lo hemos sido durante mucho tiempo. Cornejo se reivindicaba como “mala” igual que Ferré se reivindicaba como “perra” e igual que muchas veces ironizamos con nosotras mismas, nos insultamos con las armas del amo para reventar las armas del amo. Yo no quiero ser mala, ni ser perra. Eso sólo es autodefensa. En verdad, lo único que deseo es ser libre.

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Comentarios

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    Por Patrocinio, el 30 diciembre 2019

    Una alegría que nuevas generaciones de mujeres tomen iniciativas como esta para descubrir al mundo las voces silenciadas de otras mujeres, en esta hora en que el sexo femenino ha tomado conciencia de su poder ante tanta multiagresión machista y patriarcal. Tal vez estamos en los principios de lo que podría ser la Primera Internacional Feminista en la historia de la humanidad. Un gran momento.
    Muchas felicidades a Lula Gémez y a todas las que este año van a seguir protagonizando los cambios hacia la igualdad que tanto necesitamos.

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