Cómo crear paisajes menos inflamables frente a incendios forestales extremos  

Trabajos de prevención de incendios en Cortes de Pallás, Valencia. Foto: WWF-España.

Los incendios de 2022 y 2023 (recordemos los de Sierra de la Culebra y Tenerife) dejaron una dramática huella en los bosques españoles. 2022, con más de 300.000 hectáreas afectadas, fue uno de los más devastadores de la historia forestal española. En la Península Ibérica, así como en otros países mediterráneos, la emergencia climática favorece factores que aumentan la magnitud y virulencia de los incendios forestales, entre los que destacan condiciones meteorológicas muy adversas, sequías persistentes y unos bosques muy estresados y debilitados. Todo ello, combinado con el abandono rural, aumenta el riesgo de incendios extremos. WWF España no quiere quedarse de brazos cruzados frente a uno de los problemas más preocupantes que empobrecen España y este año ha vuelto a presentar su informe anual sobre incendios forestales, centrado en la creación de paisajes resilientes, menos inflamables. Viajamos con ellos al interior de Valencia para conocer su trabajo sobre el terreno.

Para dar a conocer su informe, Prevención de Incendios: la restauración como herramienta, la ONG conservacionista WWF llevó a un grupo de periodistas a uno de los territorios de España más castigado por incendios forestales en las últimas dos décadas: una zona del interior de la provincia de Valencia, el municipio de Yátova, en La Hoya de Buñol, comarca donde en 2012 un enorme fuego arrasó 30.000 hectáreas (el 90% del municipio de Yátova, 2.200 habitantes, quedó afectado). Los grandes pinares se transformaron en un paisaje reseco (más con la sequía de este último curso), desbaratado, que se fue homogeneizando, cubriendo de matorral y nuevamente de pequeños y apretujados pimpollos; una vegetación con poco recursos que pone en bandeja que cualquier año estalle un nuevo, descontrolado y destructor incendio. Porque es cierto que el paisaje mediterráneo se ha ido modelando con incendios a lo largo de la historia, pero no con incendios de la magnitud y la frecuencia de las últimas décadas.

Así que WWF llevó allí a los periodistas para explicarnos su proyecto piloto –iniciado hace tres años en un centenar de hectáreas y que quieren que luego sirva de base para extenderlo y aplicarlo a otras áreas y a mayor escala– de regeneración del territorio creando un paisaje biodiverso, con manchas de distinta vegetación, alternando cultivos, monte y bosque, en vez de apostarlo todo a nuevos y jóvenes pinares, caldo de cultivo para las llamas. Paisajes menos inflamables para reducir la voracidad de los fuegos. Paisajes mosaico. Paisajes que recuperen su heterogeneidad agro-forestal, con recuperación de pastos y de cultivos.

En ese proyecto piloto está incluido un rebaño de 40 cabras que demuestran cómo recuperar la ganadería extensiva (prácticamente desaparecida en la comarca) mejora la salud del territorio –actúan como cabras bomberas para limpiar el monte y evitar la acumulación de combustible que alimente y desmande el fuego– y la recuperación de especies autóctonas de vegetación arbustiva que evitan la erosión del suelo y preparan el terreno para la llegada de árboles: enebros, madroños, majuelos, lentiscos, aladiernos…

Deforestación provocada por el incendio en Cortes de Pallás en la Comunidad Valenciana. Foto: WWFEspaña

Deforestación provocada por el incendio en Cortes de Pallás en la Comunidad Valenciana. Foto: WWF-España

Para ponernos en contexto, WWF analiza en su informe las características de los incendios en nuestro país y presenta una serie de medidas de prevención apoyadas en la restauración de la naturaleza, una de las principales aliadas para crear paisajes resistentes al fuego. Parten de algo que todos vemos, pero no acabamos de atajar: “Es evidente que las zonas rurales de nuestro país están pasando por un fuerte despoblamiento y envejecimiento rural, que conduce al abandono de usos tradicionales –agricultura, ganadería extensiva, selvicultura– y que esto se ve agravado por la ausencia de políticas serias que gestionen el territorio”.

Lourdes Hernández, experta  en incendios forestales de WWF España, nos explicó:Este nuevo escenario pone de relieve que hemos dado la espalda al mundo rural y es necesario volver a enfocarnos en él para enfrentar el contexto actual. Para ello es necesaria una planificación y gestión a escala paisaje que, tomando a la naturaleza como aliada y ayudándola a través de la restauración de espacios degradados, nos permitan prevenir incendios in-apagables. Esta es la fórmula de tener un entorno natural resiliente, mejor adaptado a estas nuevas amenazas, que promueva la conservación de la biodiversidad, la adaptación al cambio climático y que contribuya al desarrollo rural, y no sea un auténtico y peligroso polvorín”.

Claves de la evolución de los incendios forestales en España

El número de siniestros ha descendido en los últimos 20 años debido a la mayor concienciación ciudadana y a una mayor persecución del delito. Entre 2014 y 2023 la media de siniestros se redujo en un 37% y la media de la superficie quemada se redujo en un 13% respecto a la década anterior. Sin embargo, de media, al año se producen casi 10.000 siniestros, de los cuales un 55% es provocado y un 23% es debido a negligencias y accidentes. De media, al año se queman más de 100.000 hectáreas.

Más análisis de datos que aporta WWF: La cantidad de grandes incendios forestales (GIF) –aquellos en los que arden 500 hectáreas o más– no ha parado de crecer, incrementándose un 25% respecto a la década anterior. De media, en el último decenio se produjeron en España 23 GIF, apenas un 0,2% del total de siniestros, pero en los que ardió el 50% de la superficie afectada. Además, las zonas de contacto entre el espacio urbano y forestal han aumentado y suponen un peligro creciente. Las viviendas que se ubican en zonas boscosas presentan un riesgo aun mayor. No en vano, aunque tienen la obligación de aplicar planes de autoprotección, menos del 80% de los municipios, casas y urbanizaciones en esta zonas cuenta con esos planes en la actualidad.

Estas cifras demuestran que los incendios son cada vez más extremos e imposibles de apagar, aunque se sumen más operativos, por lo que WWF insiste en la necesidad de trabajar en una Estrategia Estatal de Prevención Integral de Incendios Forestales.

La organización recuerda que la prevención es la única estrategia eficaz ante el nuevo contexto de incendios agravado por condiciones meteorológicas extremas que ocurren en la actualidad. “No podemos poner todos los recursos en la extinción”, subrayó Lourdes. “Porque frente a estos mega-incendios, incendios de sexta generación que les llamamos, no se puede luchar, por muchos medios de los que se disponga; su intensidad y velocidad hacen que escapen a cualquier control. La solución radica en la prevención; pero una prevención que vaya más allá de habilitar puntos de agua y abrir cortafuegos. Lo que necesitamos es adaptar el territorio a la situación actual”.

Incendio en Ribadavia, Ourense en septiembre de 2022. Foto Brais Lorenzo / WWFEspaña.

Incendio en Ribadavia, Ourense, en septiembre de 2022. Foto Brais Lorenzo / WWF-España.

Restauración ecológica, el mejor escudo contra los incendios

Por todo ello, WWF considera que la restauración ecológica es una herramienta muy útil para la prevención de incendios al crear paisajes resilientes al cambio climático y a los incendios del futuro. Paisajes diversos, menos inflamables. El objetivo es claro: crear ecosistemas sanos y vivos que cumplan sus funciones y procesos ecológicos y que sean más resistentes a posibles impactos futuros. Con esta visión, la ONG ambiental propone “acciones colectivas y preventivas en aras de un territorio menos inflamable”. Así, entre sus propuestas destaca generar un paisaje diverso, sostenible y rentable. “Es clave recuperar las funciones de los bosques para que vuelvan a ofrecer recursos naturales que ayuden a regular el clima, favorezcan la biodiversidad y la variedad de hábitats y, a su vez, potencien la actividad económica en zonas rurales”.

Para lograr estos objetivos es fundamental combinar la planificación territorial a gran escala con iniciativas a nivel local que vayan más allá de la actual política de extinción y las herramientas convencionales de prevención que, ante los nuevos retos de la emergencia climática, son insuficientes para poner freno a los incendios extremos. En esencia, se trata de contar con la población local, establecer procesos participativos con la gente afectada, recuperar los usos tradicionales y mantener un paisaje agro-forestal. Y es en lo que están volcados en demostrar desde la maltratada y despoblada comarca de La Hoya de Buñol.

  COMPROMETIDA CON EL MEDIO AMBIENTE, HACE SOSTENIBLE ‘EL ASOMBRARIO’.

Deja tu comentario

¿Qué hacemos con tus datos?

En elasombrario.com le pedimos su nombre y correo electrónico (no publicamos el correo electrónico) para identificarlo entre el resto de las personas que comentan en el blog.

No hay comentarios

Te pedimos tu nombre y email para poder enviarte nuestro newsletter o boletín de noticias y novedades de manera personalizada.

Solo usamos tu email para enviarte el newsletter y lo hacemos mediante MailChimp.