#Confesionesdeverano ‘Las verdades a medias de las plantas’
«Las plantas confiesan verdades como puños todos los días. También es cierto que en ocasiones tan solo pretenden distraer nuestra atención y jugar al despiste. En eso consiste la destreza a la hora de entendernos con ellas». Hoy la serie ‘Confesiones de Verano’ entra en el intrigante mundo vegetal de la mano de toda una experta, María José Holguin, responsable de ‘elblogdelatabla’.
POR MARÍA JOSÉ HOLGUIN.
“Una confesión se susurra o se escribe para transformar la vida gracias a una verdad”.
Quiere el aeonium decir que no está mal donde está pero que, aun así, pretende escapar. Si lo miras desde el otro lado de la calle, parece que anhele confesar: este no es mi lugar. O tal vez no, tal vez te diga simplemente: mira qué bien se está aquí. ¿Qué nos contarán las plantas? Pues lo mismo que nos cuentan las personas. A veces verdades, a veces mentiras y, casi siempre, verdades a medias.
Las plantas confiesan verdades como puños todos los días. También es cierto que en ocasiones tan solo pretenden distraer nuestra atención y jugar al despiste. En eso consiste la destreza a la hora de entendernos con ellas. No digas que se te mueren las plantas sin antes averiguar cuál es su verdad, esa que puede cambiar su desarrollo; y descubrir dónde está su juego, esa travesura que puede confundirnos. Las plantas no dejan de susurrar, pero a veces fantasean, regalan hojas a las sombras y donde creías ver un muro aparece un bello árbol que sólo tus ojos pueden advertir.
También les gusta jugar con el paisaje. Las plantas se cuelan en él. Estoy aquí, pero también ahí. Y robando un poco de aquí y otro tanto de allá, creo un hermoso paisaje, que no me corresponde, pero que tú puedes disfrutar. Lo hacen los árboles y arbustos y hemos aprendido a hacerlo también nosotros. El shakkei o «paisaje prestado», técnica paisajística utilizada por los japoneses, incorpora el paisaje que está fuera del jardín para integrarlo en él, haciéndolo de este modo más amplio. Si tienes en tu entorno un paisaje idílico, puede ser un gran acierto aprovecharlo e integrarlo en tu espacio. Todo sirve, hasta el mar se convierte en ese “paisaje prestado” para algunos jardines.
Lo esencial hay que confesarlo, eso sí lo tienen muy claro las plantas. En ocasiones, te hablan de sus problemas. Te muestran sus hojas llenas de manchas, manchas a veces negras y otras amarillas; pequeñas o grandes; en círculo o en mosaico. Las plantas hablan y languidecen cuando se deshidratan y exclaman y brillan cuando están bien nutridas. Eso son verdades como puños que no susurran, sino que vocean.
Pero no todo lo que expresan las plantas es lo que parece, y en ocasiones no nos .descubren toda la verdad. Las flores, siempre tan inspiradoras, pueden ser la evidencia de un inevitable final de la planta. Algunas especies de Agave florecen para anunciarnos que su vida se acaba. Entonces, donde creías ver un signo de fortaleza y aliento, de cambio vital, de transición de la fase juvenil a la fase adulta de la planta, en realidad significa que estás asistiendo a su ocaso. Una vez que cumplen su misión reproductiva, en unos meses, ese espectacular y esbelto tallo floral que exhibe orgullosa la planta, cae abatido y con él la planta. No digas que sabes todo de plantas, sin antes averiguar si es cierto lo que ellas te cuentan.
Y de trampa en trampa, el cromatismo jugando al despiste. Decimos qué color tan bonito tienen las flores de esa buganvilla, por ejemplo. ¿Qué flores? ¿Qué color? Te está engañando, eso que crees que son pétalos de la flor, no lo son, son brácteas que en ocasiones se pintan de color. Las brácteas se presentan como guardaespaldas de la flor, están ahí para protegerla y vaya si lo consiguen, tus ojos se escapan sin remedio, atraídos por las tonalidades intensas de esas hojas, que apenas te dejan apreciar la verdadera flor.
Claro que uno piensa, y qué más da cómo se llame o de dónde venga. Me gusta pensar que esa buganvilla tiene unas preciosas flores con pétalos de color rosa fucsia muy intenso. Nadie me lo va a discutir. Es obvio que mi buganvilla tiene flores y que éstas son de color rosa fucsia, insistimos una y otra vez. Porque hay verdades que preferimos no conocer e ignoramos, aunque nos las susurren a diario.
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Sardiflor nos presenta a María José Holguin.
Conocí a María José Holguín en Twitter, soplo fresco en mi TL con cada jardín inesperado que comenta. Me enamoré de su blog, descubrí el secreto de las naranjas y los caracoles, paseé en innumerables ocasiones por sus paisajes impresionistas y compartimos el sabor indiscutible de una sonrisa musical entre tuits al final del día.
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