‘Cosas que brillan cuando están rotas’: una autopsia sobre el dolor

Cristales rotos. Foto: Pixabay.

Cristales rotos. Foto: Pixabay.

Cristales rotos. Foto: Pixabay.

Cristales rotos. Foto: Pixabay.

Traemos hoy la primera novela de la periodista y escritora cántabra Nuria Labari a esta sección que mensualmente aborda libros firmados por mujeres y seleccionados por Sonia Fides. Una historia distinta, una manera diferente de tratar el peor atentado terrorista de la historia de España: el 11M que hizo temblar Madrid. Un tema aún escasamente recogido por la literatura de nuestro país.

«Necesitamos nombrar para amar. Por eso los nombres de los muertos se convierten en carne cuando las personas se van».

«La vida no cabe en tus cuadros de Excell, Eric».

«Me pregunto qué se hace con las cosas de los muertos cuando se empeñan en seguir vivas».

El ser humano vive de inquietantes certezas y se sostiene sobre la verdad que no puede salvarle. Pero ambas afirmaciones solo salen a la luz cuando la destrucción construye el alma de las ciudades y sus habitantes. O al menos en esta ocasión han salido a flote gracias a Nuria Labari y a su bellísima novela. Al bellísimo diario que no lleva su nombre de pila, pero sí el de una verdad que aún está pegada encima del asfalto o de la falta de oxígeno de los árboles y que ha borrado la carne de los que tuvieron que ver quietos a los suyos cuando era la vida lo único que esperaban para ellos.

Sobrevivir es un verbo inútil entre las páginas de este libro, porque como dice uno de mis antiguos versos: «A veces te mueres sin que salpique tu ropa ni una gota de sangre».

Cosas que brillan cuando están rotas habla de muertos que siguen usando sus pulmones, y sus manos. No es ese homenaje baldío al que nos lleva casi siempre la pena o la costumbre.

Cosas que brillan cuando están rotas es un libro que recoloca el mundo. Un pasadizo secreto hacia la belleza del dolor si es que el dolor puede ser bello. Es una autopsia estricta, un conjunto de signos de puntuación que acogen a las palabras que le hacen falta a todos los que viven siendo héroes y en realidad son pedazos de la fragilidad que cada día se sumerge en lo cotidiano y es obligada a tener buenos pulmones para no ser descubierta. Es un libro hermosísimo en el que el dolor es elástico y se estrella contra la carne de todos sus protagonistas y deja marcas que acaban siendo resurrecciones o muertes tan concretas que fabrican muertos que respiran contra nosotros. Es un libro valiente que nombra y renombra lo que demasiados callan, es un combate invisible que señala la carne de quien olvida que el mundo está construido sobre el dolor y los hijos rabiosos que lleva siglos pariendo.

Cosas que brillan cuando están rotas es un polígono cuyo nombre no ha sido inventado. La historia de Eva, el testigo de un holocausto inesperado, la mujer que se ha olvidado de estar viva cuando llegan los cadáveres, la madre que quiere gritar, pero guarda silencio porque hay madres a las que se les han roto las cuerdas vocales. La esposa que convierte su memoria en un ordenado camposanto en el que compartimenta su pasado como compartimenta la muerte el futuro de tantos seres humanos.

Cosas que brillan cuando están rotas es un testamento con muchos beneficiarios, una póliza de seguros contra la indiferencia y las mentiras del poder. Una crónica acerca de la verdad que intentaron cambiar de nombre en beneficio de los poderosos. Un ajuste de cuentas con la belleza extrema, con esos pliegues en que el dolor asfixia a las personas hasta que alguien enciende la luz o practica una improvisada maniobra de reanimación.

IMPRESCINDIBLE Y NECESARIO.

NOTA: la lectura de este libro se la debo a Miren, librera en Mujeres & Cía, que me alejó del abismo y me ofreció la belleza visibilizando esta historia silenciada en los medios.

‘Cosas que brillan cuando están rotas’. De Nuria Labari. Círculo de Tiza, 2016. 216 páginas, 22 €.

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