Un año después de la Cumbre en Madrid, ¿cómo va la crisis climática?
Se cumple un año de la Cumbre del Clima en Madrid y cinco años del Acuerdo de París. Recogemos el encuentro en torno a la crisis climática que protagonizaron la semana pasada dos de los comunicadores sobre medioambiente con más trayectoria y proyección en nuestro país, Antonio Cerrillo (‘La Vanguardia’) y José Luis Gallego (sobre todo ‘Julia en la Onda’, Onda Cero). Fue la tercera cita de ‘Lecturas Verdes’, organizadas por la Asociación de Periodistas de Información Ambiental (APIA).
Ambos periodistas han publicado este año sendos libros en torno a la crisis climática. Gallego, Un país a 50 grados (ED Libros) y Cerrillo, Emergencia climática, Escenarios del calentamiento y sus efectos en España (Libros de Vanguardia). Así que saben de lo que hablan, aparte de llevar décadas abordando lo que comenzamos llamando efecto invernadero. “El problema es de tal magnitud que uno de los mayores retos es sintetizar toda la información que llega sobre el cambio climático”, señaló Gallego. “Y ya lo dice Ramón Folch (biólogo y ecólogo): el exceso de información bloquea al receptor”. Añadió Cerrillo: “Nos toca interpretar, resumir, sintetizar y, sobre todo, quitar ruido. Ir al grano y ponérselo fácil al lector”.
Los dos coincidieron en que los mejores términos para referirse a este gran reto que nos afecta a todos en todo son “crisis climática” y “emergencia climática”. Cerrillo: “Cambio climático ha perdido ya mucho significado, por un uso excesivo, repetitivo, rutinario. Prefiero los términos crisis o emergencia, porque además añaden una connotación de necesidad de actuar, lo que no contiene cambio climático”. Efectivamente, Cerrillo critica en su libro el uso despiadado que se hace de algunos términos hasta desgastarlos, incluidos sostenible y sostenibilidad. “Son palabras cadáver, que se han instrumentalizado, robadas por la publicidad, que se ha apropiado de ellas y las ha hecho añicos hasta vaciarlas de significado”.
En este sentido, Gallego y Cerrillo (suenan a empresa de arreglos en casa, o algo así, lo siento, no es mi intención) destacaron la importancia de cuidar el lenguaje en el periodismo, afilar bien los términos, sacarles punta en vez de dejarlos romos… Y también huir de los titulares alarmistas –con el único fin de que el lector pinche el artículo–, que pueden causar el efecto del lobo y el pastor, que de tanto avisar que venía, cuando realmente llegó nadie le hizo caso. La clave del titular, apuntó Cerrillo, ha de ser tocar al lector, que sienta que lo que se trata ahí le atañe: “Tenemos que cambiar la iconografía de la crisis climática, huir del oso polar aislado en un témpano de hielo, porque eso aleja el problema. Hay que acercar, en el espacio y en el tiempo”.
Gallego destacó cómo todos los esfuerzos comunicativos y divulgativos se le vienen abajo cuando comprueba que mucha gente aún confunde tiempo y clima. “Y mira que he acudido a todo tipo de metáforas para explicarlo… Una de las más claras es la comparación con el cine. El tiempo es una escena y el clima es la película. Si ves una escena de una pareja besándose es arriesgado deducir que se trata de una película romántica, puede ser perfectamente de guerra”. Eso más o menos es lo que pasa cuando hay un temporal de nieve y los negacionistas se lanzan a decir: ¡Ya ven que no hay calentamiento del planeta!
Cerrillo: “El cansancio del lector/oyente puede venir porque reclaman pasar ya a una etapa de soluciones. Vale, ya está declarado el estado de emergencia. ¿Ahora qué? Deberíamos entrar mucho más en la etapa de las soluciones. Tenemos que poner el énfasis en cambios de modelo de la energía, el transporte, el turismo, los residuos, la alimentación…”.
Gallego: “Comparto totalmente esa necesidad de una visión positiva, de aportar soluciones, alcanzar acuerdos, llegar a alianzas. Esa ha sido siempre mi línea”.
A partir de ahí, Gallego y Cerrillo entraron en el debate sobre qué es más importante a la hora de enfrentarse al gran reto del siglo XXI: si los pequeños gestos de millones de personas en su comportamiento diario o el andamiaje superior de las normas y las leyes. “Por muchos planes y acuerdos internacionales que haya”, dijo Gallego, “antes del Acuerdo de París han de firmarse los acuerdos de Móstoles, de Viladecans, de Dos Hermanas… Que impliquen a todos, que todos sintamos la necesidad de responsabilizarnos”. Para Cerrillo, sin embargo, son claves para avanzar los grandes acuerdos, leyes, normas, planes, estrategias; y señaló que desde la ciudadanía el principal movimiento que se debe dar es la presión a los políticos y los Gobiernos, que sientan que realmente les importa.
¿Y cómo llegar a más gente, cómo transmitir la importancia de la emergencia climática al grueso de la población? Gallego entonó cierta mea culpa: “No hemos triunfado. No hemos sido capaces de seducir sobre este problema, de hacerle entender a la gente la enorme importancia que tiene. No hemos sabido ser flaustistas de Hamelín como Félix Rodríguez de la Fuente, Cousteau o Attenborough”.
Cerrillo: “Para llegar a más gente necesitamos personificar los buenos ejemplos, acciones, experiencias”. Al estilo de lo que ha hecho Carlos Fresneda con su libro Ecohéroes (y que participó en la primera sesión de Lecturas Verdes de APIA). «Y necesitamos una triple alianza, de ONGs, ciencia y comunicación. Y luego ser conscientes de que hay mucha gente interesada en la desinformación. La mentira es nuestro enemigo. Eso no debemos olvidarlo. Tenemos que denunciar a todo ese Ejército de la desinformación”. “Enemigos que usan la estrategia de mimetizarse”, dijo Gallego. “La ley debe regular la publicidad engañosa y desleal”, añadió Cerrillo.
Gallego y Cerrillo terminaron subrayando que tras el tsunami informativo que supone la pandemia de la covid-19, el año 2021 ha de ser el gran año de la comunicación de la crisis climática, Cumbre de Glasgow incluida. Cerrillo: “Parecía impensable, pero ha sucedido. Y ahora tenemos 50 diputados negacionistas en el Parlamento nacional. Hay que seguir dando la batalla”.
COMPROMETIDA CON EL MEDIO AMBIENTE, HACE SOSTENIBLE ‘EL ASOMBRARIO’.
No hay comentarios