David Villanueva se mete en ‘el sitio de mi recreo’
El editor de Demipage, David Villanueva, publica su tercer disco, ‘Sin Alteraciones’, en el que conjuga la reflexión íntima con el retrato social y su particular ironía. Trasciende al concepto cantautor con ‘Valentina’, ‘Mon jardín de rêve’, su versión de Antonio Vega, o ‘Luz de cruce’, de Nacha Pop.
David Villanueva posee una personalidad polifacética y poliédrica, que perfila al hombre como ser ilustrado. Su trayecto incluye ese tránsito de la bohemia a la supervivencia. Rebosa humor e ironía. La vida sin relativizarla es menos vida. Por eso, que no falte nunca cierta retranca. Editor en Demipage, además de músico, como un tándem que se retroalimenta bidireccionalmente. Sus letras hacen fluir la música. Su música se empapa de narrativas. A David la música le brotaba desde que con 15 años mostraba sus canciones a Antonio Vega. Pero también entabló amistad y conexiones musicales con Luis Eduardo Aute, Santiago Auserón y Javier Krahe. En este 2021 ha publicado Sin Alteraciones (Autoeditado), su tercer disco que busca la normalidad, la salud: su mejor disco hasta la fecha, tras dos discos con el agua como vector principal. El primero fue Planeta mojado (El Volcán Música, 2012), el segundo Esclavos del agua (Autoeditado, 2018). El próximo que cierra la trilogía se llamará Océano Negro; será un EP de cuatro canciones.
Francófilo de pro, con estudios predoctorales en letras modernas en Toulouse, David Villanueva ha sido profesor en el Hotel Kafka de edición y traducción del francés. En su nuevo trabajo, publicado en verano, borda una magnífica versión en francés de El sitio de mi recreo, de Antonio Vega que adopta el título Mon jardín de rêve. “La canción está funcionando en Francia, Bélgica y Suiza gracias a Warner, con los que he llegado a un acuerdo”, me explica. Las más de 2.500 visualizaciones de esa versión en su canal de YouTube como Demipage han dado un impulso a un clásico de su carrera, la canción De gris, en su versión en directo de su segundo disco, Esclavos del Agua, con la colaboración estelar de Luis Eduardo Aute, que ha pasado de 3.000 a más de 65.000 visualizaciones. A Aute le conoció “por Palmira Márquez, dueña de la agencia literaria Dos Passos, porque Demipage publicó una edición especial de sus dibujos y un Dvd. Ahí nos hicimos colegas. Luego me llevó a tocar con él al Price mi canción De gris, y me presentó como si fuera la gran estrella. Y luego venía a cenar a casa, o iba yo a la suya”.
Pero todo empezó con Antonio Vega. ¿Qué supuso Antonio para ti? “Antonio fue un maestro musical”. Imagino que le hubieran gustado sus versiones. “A mí la letra de El sitio de mi recreo en francés me gusta porque es más popular, porque intento que sea popular, que se entienda. Una versión a base de dobro, y con la letra en francés, “que es lo que me corresponde por mi formación. Mi cultura es el francés. Y surge como algo natural”, explica Villanueva. “Cuando era pequeño estaba Antonio Vega. Era mi vecino. Vivía con mis padres y mis hermanos en La Piovera. Él vivía en la calle de al lado con su familia. Su novia vivía en mi bloque, y nos hicimos colegas, porque yo era el chaval de 15 años con la guitarra, tocando los huevos todo el día, y él con sus movidas. El tío venía a mi casa, y tocaba canciones conmigo como El ángel caído o Esperando nada. Y eso fue un gran aprendizaje. Años después, me dijo: “David, no te voy a decir que te vengas a mi banda porque está Nacho Béjar, su guitarrista. Aunque luego salieron tarifando”.
De Nacha Pop versiona con sustancia Luz de cruce. En ese momento, Basilio Martí estaba con Nacha Pop. Y Martí se convierte en su fiel productor y músico de directo. Juan Perro también está vinculado a su carrera. Canta en Carnaval, incluida en su disco Esclavos del agua. “Con Santiago Auserón nos hicimos muy amigos de su mujer porque publicó también en Demipage, Catherine François. Con ellos fue una amistad a nivel familiar, porque al final íbamos a su casa de Mallorca con mi mujer y con mi hija”. Para cerrar la geometría musical de sus amigos, quién mejor que Javier Krahe. “Cuando vivía en Pez 12, mi vecino de puerta era Javier Krahe. Como su mujer es francófona porque es canadiense, se formó un colegueo. Entonces yo iba a tomar el Nescafé de las 5 a casa de los Krahe. Ahí me enteré del mundo Krahe. Yo me había acercado desde las canciones de La Mandrágora, pero tampoco lo tenía muy cercano. Me pareció un mundo apasionante. Era increíble el patrón de composición que tenía, aunque fuera el tío más vago que he conocido, sus letras eran pura magia, de ironía e investigación”.
Una de las canciones que brilla con luz propia en su último disco es Valentina, en la que aparece la figura de su abuela. “Tiene drama la canción. Pero mi abuela tenía mucho humor. Se llamaba Josefa del Olmo Domens. Aunque Josefa tiene más fuerza, lo cambié. Valentina era un guiño a la actualidad. Y me daba pie a hablar de mis cosas populares de manera más abierta. ¡Si es que son todas valentinas! Ese tipo de letra es muy directa. Cuenta muchas cosas en muy pocas líneas. Es lo que quería que pasara con este disco”. Su abuela fue maestra, “me enseñó a leer con el cuaderno de mi mamá me mima. Era cursillista del 36, como ella decía. Se iba a enseñar de su pueblo de Cuenca en burro a donde le tocara”. De la guerra civil y la posguerra remarca “el silencio que marca la época que les tocó vivir”. “Algunos lo abren y otro no. Eso ha sido investigación familiar, de mis hermanos y mía, sobre qué pasó, cómo se llamaban las personas”.
Su carrera no ha sido un camino de rosas. Ese contacto especial con creadores de primera línea ha resultado más tarde, pero tuvo su gran oportunidad temprano y no la dejó escapar. “A los 18 años iba a empezar Arquitectura. Llega una respuesta de Virgin a unas maquetas que presenté y me proponen grabar un disco. Y, claro, le dije a mi padre que dejaba Arquitectura para grabar un disco. Me fui de casa. Porque había cuatro hermanos detrás y había que dar ejemplo. (Risas). Curraba dando clases de guitarra a los niños pequeños, ponía discos en los bares, me iba de técnico de backline con Bertín Osborne, José Luis Perales…, porque te pagaban una pasta. Pero era cargar. También puse música mucho tiempo en el Penta, y en el bar de al lado. Y luego me puse a dar clases de francés”.
La dificultad real de dedicarse sólo a la música. Primero montó la banda Alicia en las Ciudades, con la que publicó un disco homónimo en 1989 en Virgin; se separaron en 1990 y luego formó Laventura, con quienes publicó Música en el rincón (1991), también en Virgin.
¿Nunca has abandonado del todo la música? “Sí, de 1989 a 1996 más o menos, porque salí escaldado de la vida de mierda de músico, que no tenía nunca un puto duro”.
En sus letras aparece la vida canalla. El contraste noche y día.
¿Te gustan esos contrastes? “Claro que me gustan. Es que mi vida es un poco así. Tengo una vida familiar muy normal. Y al mismo tiempo toda mi vida he canalleado. Además, he trabajado mucho por las noches. Hacía vida social para mi curro. Llegaba a casa y curraba de noche. Luego al final se paga: date cuenta que tenía los conciertos, la revista Buen Salvaje y la editorial”.
Villanueva reconoce su pasión por la música, por los acordes, por el poder acústico. “Para ser tú mismo, cansautorismo”, me dice con sorna, aunque afirma que le fascina el rollo cantautor. Música y literatura forman parte de su vida. “En realidad, he tenido mucha suerte a la hora de componer. Todo es un poco lo que tú quieras. Es muy fácil repetirse a lo largo de la vida. Si no quieres divertirte o arriesgarte, forzar haciendo algo que no es más que un ejercicio de estilo, como cuando estás en una escuela de escritores, que haces unos ejercicios. ‘Está todo hecho y dicho’, me decía Krahe. Cuando escribes, crees que vas a llegar con tu súper verso. Pero es que a mí me mola hacerlo. Por eso lo hago. Y te exiges un auto respeto para seguir haciéndolo”.
Este tercer disco capta la energía en estado bruto. Una especie de normalizarlo todo. La muerte por cáncer de su hermana en 2018 le dejó noqueado y detiene la grabación de este disco.
¿El título juega con el lenguaje? ¿Sin aliteraciones? “Las alteraciones musicalmente son los sostenidos, los recuadros. Y me hacía gracia. Aunque el título iba a ser Unbaggaged, una suerte de sin equipaje que yo me había fabricado, que era una suerte de Unplugged. “Ya estás con tus movidas, David, que no entiende nadie”. Mi hija Claudia me dijo: “tú verás”. En un momento dado, estábamos esperando un informe médico de Amaya, mi mujer, habíamos pasado la pandemia y estábamos vulnerables, lo que podría ser corriente y ordinario en una radiografía de pulmón o en una mamografía, de repente nos emparanoiamos. Y cuando llegó el informe sin alteraciones dije: esta es la mayor verdad de nuestras vidas. La vida sigue. Y por eso tenía que ser ése el título”. Lo importante es seguir. Desde luego.
Próximo concierto de David Villanueva: Viernes 10 de diciembre en la librería Amapolas en Octubre, a las 19 horas. Calle Pelayo, 60. Metro Chueca. Madrid.
Comentarios
Por Daniel Bravo Tamayo, el 28 noviembre 2021
Hola… Supongo que bien sabras que Antonio fue al Liceo… Tuve la oportunidad de sugerirle que hiciera algún tema en frances… le gusto la idea y lo hizo… Tengo unos apuntes manuscritos que guardo con cariño
Un saludo compañero.