De safari fotográfico por la ‘selva’ de Madrid
Madrid como una selva o una sabana llena de naturaleza y predadores. Lo salvaje en lo doméstico. La reconocida fotógrafa de arquitectura Elena Almagro ha salido durante dos años por Madrid con su teleobjetivo para aproximarse a la gran ciudad como un hábitat donde nos encontramos con especies muy vulnerables, como los ancianos y los gorriones. Un proyecto fotográfico en la megalópolis: ‘Safari’.
Así que en vez de seguir los pasos de Peter Beard, esta madrileña de padres andaluces, Elena Almagro, le ha dado una vuelta al asunto y reinventado la expedición y la aventura en algo con que muchos nos podemos sentir identificados inmediatamente. Basta abrir un poco los ojos, entornarlos, agudizar la vista, no mirar como siempre… y descubrir ángulos distintos, presas y predadores, en la gran ciudad. Buitres, tiburones, hienas… y gacelas y gorrioncillos.
El resultado: bellas imágenes, sin violencia ni estridencias. Lo salvaje está reflejado a través de una mirada cómplice y tierna con la vulnerabilidad.
¿Has salido por Madrid como si fuera una selva?
Sí, busqué el safari en la gran ciudad; porque siempre, desde pequeña, me ha atraído la naturaleza, la he buscado y me hace sentir bien. Siempre me he quedado hipnotizada con las imágenes de National Geographic, y fantaseaba con hacer esos grandes viajes y expediciones, pero he de reconocer que soy cómoda y urbanita, que estoy domesticada y tengo miedos…, y que la fotografía de naturaleza y el safari son duros. Así que busqué reproducir esa experiencia, esa aventura, en mi ciudad.
Tú sola y con teleobjetivo…
Sí, porque, como en un safari, quería interferir lo menos posible en la realidad, en su discurrir, quería mantener en todo momento una prudente distancia. Me he acercado con absoluto respeto y discreción a lo que sucede; oculta en sombras o hides urbanos. Me he planteado la ciudad como un hábitat exótico y salvaje. He buscado lo salvaje en lo doméstico.
Una ciudad grande y un sistema liberal-capitalista tienen bastante de selvático, donde impera la ley del más fuerte…
También he buscado los contrastes. Del ruido frente al silencio, por ejemplo. El tremendo ruido de la Gran Vía frente al silencio de algunas calles en su trasera, justo al lado.
¿Te atacó alguien?
Sí, un pavo real en celo en El Retiro.
¿Cuál ha sido tu ecosistema preferido para trabajar?
El área Centro.
¿Tú vives en el distrito Centro?
Sí, en Antón Martín.
¿Las zonas que más juego te dieron?
Las plazas del Dos de Mayo, en Malasaña, y de Jacinto Benavente, junto a Sol; y algún rincón del Retiro.
¿Tus mejores trofeos fotográficos de este peculiar ‘Safari’?
Los pajaritos. Yo también me he sentido gorrioncillo a menudo. Me identifico mucho con ellos, cuando se asustan, cuando tienen que estar alerta de mil peligros que les acechan, cuando han de intentar pasar desapercibidos… Y también me he encariñado especialmente con la gente mayor.
¿Porque también has sentido su vulnerabilidad en una gran ciudad?
Sí, yo me he posicionado de la misma manera respecto a los animales y a la gente. Y he visto que hay mucha gente mayor en las calles de Madrid; les he sentido desprotegidos y me han producido mucha ternura.
Otros ‘hábitats’ fuera del área centro que te hayan brindado buenas oportunidades de captar esa ‘vida salvaje’.
Arganzuela, Pacífico, Méndez Álvaro.
¿Algunos días has vuelto a casa sin ‘cazar’ nada?
Sí, claro.
Imágenes de esa naturaleza indómita madrileña que te hayan llamado la atención.
Los peces en El Retiro, que se asoman a comer ganchitos. Los patos en su ritual de apareamiento, realizan prácticas de sadomaso con su pareja.
Antes de ‘Safari’, ¿qué has hecho?
Estudié Bellas Artes, y me enganché al dibujo y a la fotografía por su inmediatez. Luego mis pasos profesionales se dirigieron hacia la fotografía de Arquitectura, que es de lo que vivo. Busqué esa seguridad, porque al terminar los estudios no me veía con la energía suficiente como para desarrollar una carrera puramente artística. De ahí mi dedicación a la fotografía de Arquitectura, pero ahora siento que quiero dar un paso más. Ya hice un primer proyecto relacionado también con la búsqueda de lo auténtico en la gran ciudad, que se denominó Horizonte Finito; consistía en la búsqueda del horizonte como lo puro, frente a todos los obstáculos que se interponen en la ciudad para su contemplación diáfana. Este proyecto de Safari veo que tiene un concepto similar.
De fotógrafa de Arquitectura a fotógrafa de naturaleza en la ciudad. ¿Y de ahora en adelante?
Sin abandonar mi trabajo de fotógrafa de Arquitectura, que es lo que me permite embarcarme en estos otros proyectos, darle forma a Safari en una exposición y un libro con una selección de imágenes, tengo centenares… Pero tiendo a ser tan metódica que a veces no disfruto con los proyectos, porque me exijo demasiado atenerme a ciertas premisas. Ahora quiero volver a tratar el tema de la naturaleza en las ciudades, pero centrado en árboles y plantas, y de una manera más libre, sin tanta disciplina; me quiero dejar llevar y disfrutar más de la belleza sin tanta autocensura ni límites estéticos autoimpuestos.
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