Deja atrás el mundo real y sumérgete en la gran ola digital de teamLab

teamLab, Black Waves: Lost, Immersed and Reborn, 2019. Instalación digital, loop continuo. Sonido: Hideaki Takahashi. © teamLab, cortesía de Pace Gallery.

teamLab, Black Waves: Lost, Immersed and Reborn, 2019. Instalación digital, loop continuo. Sonido: Hideaki Takahashi. © teamLab, cortesía de Pace Gallery.

teamLab, Black Waves: Lost, Immersed and Reborn, 2019. Instalación digital, loop continuo. Sonido: Hideaki Takahashi. © teamLab, cortesía de Pace Gallery.

teamLab, Black Waves: Lost, Immersed and Reborn, 2019. Instalación digital, loop continuo. Sonido: Hideaki Takahashi. © teamLab, cortesía de Pace Gallery.

Por primera vez en España, se puede apreciar el trabajo del colectivo japonés teamLab, pioneros del arte digital. Su propuesta, de un nivel tecnológico sorprendente, sumerge al visitante en un mundo mágico, que representa el frágil equilibrio entre el ser humano y la naturaleza. En la Fundación Telefónica. Hasta junio.

A través de tres grandes instalaciones, teamLab persigue sumergir al espectador en un espacio tridimensional donde la tecnología se diluye y, como explicó Kazumasa Nonaka, miembro del equipo y director del proyecto, “nos libera de la restricciones unidireccionales de la visión, ventaja que ofrece lo digital”.

El nivel tecnológico de la muestra es sorprendente. Más de 30 proyectores, sensores, espejos, suelos reflectantes y música forman parte de estas tres instalaciones audiovisuales que permiten al visitante relacionarse con lo expuesto provocando modificaciones con su intervención sobre ellas. Para este colectivo son instalaciones que llevan a reflexionar sobre la responsabilidad del ser humano con su entorno y sobre el lugar que ocupa formando un todo con la naturaleza. La noción de que no hay separación entre nosotros y la naturaleza recorre todas sus propuestas, que buscan con entornos envolventes diluir los límites entre mundo interior y mundo exterior, fundiendo al espectador con la obra.

Una gran ola

Sin recorridos establecidos, la instalación Black Waves: Lost, Immersed and Reborn (2019), que ocupa gran parte de la exposición, está inspirada en la tradición artística japonesa, sus olas recuerdan a La gran ola de Kanagawa, pintada por Hokusai en 1830. “Tras calcular la interacción de miles de partículas entre sí, un espacio 3-D generado por ordenador expresa su movimiento en una gran masa de agua que da lugar a una ola continua. La recreación visual del agua, como elemento clave del medio natural y de la vida, juega un papel protagonista”, explica Nonaka. Esta instalación, como todas las instalaciones nocturnas de teamLab, produce una atmósfera realmente impresionante e hipnótica.

teamLab, Flutter of Butterflies Beyond Borders, Ephemeral Life born in Au-delà des limites, 2018, instalación en La Villette, París. © teamLab, cortesía de Pace Gallery.

teamLab, Flutter of Butterflies Beyond Borders, Ephemeral Life born in Au-delà des limites, 2018, instalación en La Villette, París. © teamLab, cortesía de Pace Gallery.

Mariposas que interactúan con nosotros

En el centro de la sala, Flutter of Butterflies, Born from Hands (2019), en la que cientos de mariposas aleteando aparecen o desaparecen a través del contacto físico. Una acción que representa nuevamente el frágil equilibrio entre el ser humano y la naturaleza. La obra evoluciona, en tiempo real, en una transformación continua que depende del entorno y que hace que el movimiento de las mariposas no se repita nunca.

Con esta pieza, teamLab logra trascender los límites físicos y temporales del arte convencional, presenta la obra en permanente evolución y establece un vínculo entre las personas que la contemplan en tanto que la acción de cada espectador incide en el resultado de la pieza. “El arte cambia nuestra percepción y el arte digital también”, opina Nonaka

El círculo zen

A través de Enso-Cold Light (2018), la tercera instalación de la sala, teamLab reinterpreta la caligrafía tradicional haciéndola evolucionar hacia lo que denominan caligrafía espacial. La obra hace referencia a una práctica zen consistente en dibujar un círculo con una sola pincelada. En el zen, el enso simboliza la iluminación, la fuerza, la elegancia, el universo y el vacío; y el círculo, el momento en el que la mente se libera para que el cuerpo o el espíritu puedan crear. El círculo propuesto queda suspendido en el espacio en un movimiento tridimensional que permite recorrerlo desde distintos puntos de vista y que invita al observador a fundirse con el trazo.

teamLab, Enso - Cold Light, 2018. Instalación digital, loop continuo. © teamLab, cortesía de Pace Gallery.

teamLab, Enso – Cold Light, 2018. Instalación digital, loop continuo. © teamLab, cortesía de Pace Gallery.

Ultratecnólogos del medio natural

Autodenominados como “ultratecnólogos” por su uso de la tecnología como herramienta para expandir nuestros conocimientos y experiencias, teamLab busca ampliar las posibilidades del arte a través de lo digital y generar nuevas formas de relacionarnos con el arte, la naturaleza y el mundo a través de sus obras. Más allá del virtuosismo técnico, todo el trabajo de teamLab viene motivado por una poderosa inquietud humanística que explora la confluencia de arte, ciencia, tecnología y diseño con el medio natural.

Su trabajo se fundamenta en la práctica colaborativa de cientos de profesionales sin “un liderazgo claro”, pero Nonaka calcula que pueden ser unas 500 personas trabajando alrededor de todo el mundo desde hace más de un decenio. “La obra se completa tras meses o incluso un año de trabajo. Pero nunca la dejamos; es decir, podemos volver sobre una misma obra y revisarla continuamente”, explica Nonaka

Sin fronteras entre ciencia y arte

TeamLab se crea en 2001 y el promotor de todo esto es Toshiyuki Inoko, físico y matemático que quiso diluir las fronteras entre la ciencia y el arte; para ello reunió a todo un grupo de personas provenientes de distintos campos que van desde la informática, la ingeniería, el diseño, las matemáticas o la arquitectura, hasta la biología, sin olvidar el arte. De ahí también el nombre de teamLab, cuyo mensaje es que el ser humano y la naturaleza son elementos que pueden convivir en armonía. Fuertemente arraigados en la cultura japonesa y en el sintoísmo, el ser humano es una parte más de la naturaleza. Un pensamiento que lógicamente es extrapolable a todas las culturas mediante lo que denominan armonía digital. Aunque la naturaleza que recrean sea digital, sus esfuerzos artísticos llevan a la ciencia, a través del arte, a territorios más amables. Nonaka afirma que el equipo prefiere exponer en espacios físicos y no sólo en pantallas, “con personas que adquieren así una experiencia sensorial, mediante olores, artefactos visuales y sonoros y no aislarlos en la tecnología”.

TeamLab explora contenidos artísticos tradicionales e históricos. En algunas de sus obras, aquellas realizadas para un contexto japonés, hacen tratamiento de la importancia del mar para la sociedad japonesa, como en Black Waves o la relevancia de la caligrafía, como en Spatial Calligraphy, Infinite Circle. En otras han empleado grabados y pinturas japonesas para explicar pasajes históricos o ilustrar movimientos artísticos como el ukiyo-e. Este es el caso de Flower and Corpse Glitch Set, donde un total de 12 grabados del periodo Edo (1603-1868) han sido reinterpretados en 3D y donde el recurso representativo de la perspectiva isométrica de estas pinturas reacciona también a la presencia y movimiento de sus espectadores.

Transformar las ciudades

Con el proyecto Digitized Cities expresan que para una intervención artística en una ciudad no hace falta cambiarla ni que el artista lleve a cabo una actuación agresiva sobre ella. El trabajo más reciente bajo este concepto fue Digitized Hiroshima Castle (2019). teamLab colocó decenas de lámparas de color en forma de gigantescos huevos que, comunicados entre sí, emitían sonidos y respondían al movimiento de aquellos que cruzaban el parque que rodea el castillo. Cada huevo, al ser tocado, emitía un color y un sonido concretos, creando una atmósfera y una sinestesia muy particular, contagiando a los demás huevos cercanos y modulando la luz que iluminaba el castillo. La interconexión entre personas a través del sonido y el color fomenta la idea de que todos los presentes están compartiendo un mismo espacio y formando parte de un organismo vivo.

A pesar de que algunos de sus trabajos tengan elementos localistas y situados dentro de la cultura japonesa, la tendencia de este equipo en los últimos años ha sido la de buscar elementos autóctonos de cada zona donde se realizan las instalaciones. Un buen ejemplo de esto sería su primera gran instalación permanente desde que se fundó el colectivo: Graffiti Nature (2016), que llevaron a cabo en el Arts&Science Museum de Singapur, donde simularon un bosque de la zona dando vida a un antiguo libro de ilustraciones sobre la flora y fauna autóctonas. Fiel a la interactividad, teamLab hace que aquí las plantas y animales se transformen al reaccionar a la presencia de los visitantes. Un gran trabajo de digitalización y animación de recursos analógicos para producir un disfrute visual y sensorial.

Alejados de la noción tradicional del autor que firma su obra, el trabajo colaborativo de este equipo multidisciplinar constituye uno de los pilares del grupo para generar sus sofisticados espacios inmersivos.

La muestra ‘teamLab’ puede visitarse hasta el 9 de junio en la cuarta planta de Espacio Fundación Telefónica, en Madrid.

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