Día Mundial de la Educación Ambiental, avanzamos des-pa-ci-to

Un 26 de enero de 1975, mientras el mundo sucumbía a una primera crisis causada por el petróleo –y su aumento de precio– se instauró el Día Mundial de la Educación Ambiental en un encuentro de pedagogos, convocados por la ONU, en Belgrado (hoy Serbia). Hoy, casi 50 años después, sigue siendo una utopía. Pese a los avances en leyes, acuerdos y hojas de ruta nacionales e internacionales, esta materia sigue alejada de las preocupaciones de la sociedad,  incluidos los más jóvenes, cuya generación está recibiendo mensajes contradictorios, lo que les genera un despiste que nada les ayuda. Aquí os comentamos algunos de los senderos abiertos en el plano de la educación eco-social por entidades como FUHEM, Profes por el Futuro, SEO/BirdLife y ECOLEC Waste Hub.

Desde aquel lejano día del siglo pasado, son importantes los cambios legales que tratan de incorporar el medio ambiente de forma transversal en los currículos oficiales en España, más o menos según el gobierno en el poder, pero el avance, señalan las fuentes consultadas, es demasiado lento, no llega al profesorado, que carece de formación suficiente al respecto, ni por tanto a quienes llenan las aulas y un día deberán enfrentarse a la gestión de un mundo con un clima muy distinto al que tuvieron sus padres.

El repaso de la normativa oficial de Luis González Reyes, responsable de Educación Ecosocial en FUHEM, es clarificador. En 2021 se aprobó el Plan de la Educación Ambiental en España (PAEAS) vigente hasta 2025, con 20 objetivos y 61 acciones a poner en marcha. “Lo que dice está muy bien, pero al final vemos que el resultado es muy pobre respecto a las propuestas”, señala. Lo mismo argumenta respecto a la ley educativa LOMLOE aprobada en 2020. “En esta materia sí introduce muchos cambios respecto a la anterior, que era la nada. Es importante porque, por primera vez, incluye de forma transversal cuestiones como los desafíos climáticos o la pérdida de biodiversidad y nombra el decrecimiento, la economía circular, la justicia social. Pero otra cosa es la realidad”, afirma González Reyes, “porque para todo eso se requiere una formación del profesorado que no existe. Entre otras cosas, porque es competencia de las comunidades autónomas y éstas no apuestan por ello”. Como ejemplo, pone el caso de la Comunidad de Madrid, que promueve la capacitación de los docentes en dispositivos digitales y ningunea la ambiental.

“¿Pero una colilla es mala? Lo malo es el plástico tirado”. Es la respuesta de un joven de 16 años al ser interpelado por tirarla en un alcorque, auténtica imagen de un cenicero urbano. ¿Qué falla en la educación de las nuevas generaciones? “Es que no hay apoyo familiar para avanzar y educar en el pensamiento crítico y, además, no llega a la sociedad la información de que la crisis climática es grave, que es la causa de la subida de precios de la cesta de su compra; así que se disocia del consumo, lo que también  hacen los jóvenes, que no entienden qué tiene que ver el calentamiento con comprarse tres camisetas baratas o cambiar de móvil cada dos años”. Lo cuenta Miriam C. Leirós, 23 años de maestra y ahora coordinadora de Teachers For Future / Profes por el Futuro, asociación que aglutina a un colectivo de profesores conscientes de la importancia de la formación ecosocial, esa que incluye el impacto humano y ambiental.

En realidad, no es muy distinto de lo que explica el coordinador de la FUHEM, una fundación creada en 1984 como espacio de reflexión, y desde hace años muy centrada en estos temas. “Con la FUHEM se han puesto en marcha iniciativas en patios escolares, con huertos, y hacemos semanas dedicadas a la educación ecosocial. Ahora hay más centros que nos piden un acompañamiento integral y el interés del profesorado aumenta, pero también es verdad que se avanza en Primaria y luego el alumnado se pierde en Secundaria, porque está la familia, el barrio, las instituciones… Según se crece, se accede a más ámbitos y a sus valores consumistas, de derroche. Vivimos en un sistema económico que depende de esa locura y los jóvenes no son ajenos”, señala. En la otra parte de la balanza nos recuerda que están aquellos que se arriesgan a ir a la cárcel y a cuantiosas multas por su conciencia ambiental, como los activistas de Extinction Rebellion, tachados de delincuentes en España.

Los caminos para conseguir el tremendo reto que es luchar contra esa corriente son variados. A nivel curricular, como materia transversal, cualquier asignatura podría ser susceptible de tocar algunas de sus múltiples ópticas: en Lengua, aprendiendo con textos sobre consumo; en Matemáticas, con datos reales de gasto de agua para hacer ropa; en Geografía, aprendiendo los países siguiendo las rutas de los minerales… Son algunos de los ejemplos que menciona Leirós. Todo, aseguran ambos, puede tener una perspectiva que puede ir calando, como un gota a gota, hasta quedar grabado en el cerebro. “Y no se trata solo de centrarse en lo puramente ambiental, como antes, sino que estamos en la fase de incluir los impactos en todos los órdenes sociales”, puntualiza González Reyes.

Ambas entidades tienen a disposición de los docentes materiales, cursos formativos e iniciativas que van siendo cada vez más demandadas. Así, ese gota a gota comienza a empapar a quienes enseñan; explican que no tanto por implicación de los políticos como de los propios profesionales y las directivas de los colegios, que se van apuntando a propuestas que se les ofrecen desde todo tipo de organizaciones.

Recreos Residuos Cero

En el caso de Teachers for Future, de los 28.000 centros educativos que hay en España señalan que casi 2.000, de todos los niveles no universitarios, participan ya en su propuesta Recreo Residuo Cero, que consiste en cambiar la bollería industrial envasada por fruta y un bocadillo casero. “Así se reducen envases y se come más sano. Desde los centros, implican a las familias y luego algunos lo completan con otros proyectos, como composteras cuyo producto se utiliza en un huerto escolar. Hacen una auténtica economía circular”, apunta Leirós. Pero estas iniciativas, añade, las organizan los profesores en su tiempo libre, “cuando debería ser apoyada desde las consejerías”. “Pero hasta ahora ni una lo ha asumido y todavía muchos creen que con que alguien dé una charla un día en un curso entero ya han cumplido”.

Reciclaje, un primer paso

Un complemento a esa formación ambiental transversal son acciones puntuales de refuerzo, algunas relacionadas con ese aprovechamiento de los residuos que cada día es más fundamental para acabar con la contaminación por basuras y evitar extraer sin fin recursos minerales. Es el caso del proyecto de la #GreenLeagueJunior que lleva tres años poniendo en marcha Ecolec, la plataforma centrada en promover el reciclaje de dispositivos electrónicos y eléctricos. Durante un mes, Ecolec deja en los colegios sus contenedores y materiales educativos para que se hable del asunto en las aulas. Se trata de una liga no competitiva entre centros educativos para fomentar la correcta gestión de aquellos pequeños aparatos eléctricos y electrónicos que han quedado inservibles, tanto en casa como en los propios centros, y que deben ser depositados en los lugares aptos para ello. Este año se ha celebrado la tercera edición, precedida de la buena acogida de las dos primeras en numerosos colegios de España, con la participación de más de 3.800 alumnos.

Rafael Serrano, portavoz de la entidad, destaca el caso de la Generalitat de Cataluña, que cuenta con un programa sobre este aspecto del consumo tecnológico que, según parece, va a ir a más en las próximas generaciones. Es un proyecto que se destina a alumnos de Secundaria y se llama Generation Reset. Gracias a él, el alumnado puede acudir a talleres en los que aprenden todo lo que contiene un teléfono móvil y de donde viene. “Además, es fundamental que los adultos tengan conciencia ambiental, porque no tiene lógica que les eduquen sus hijos. Por otro lado, la educación ambiental no es un cajón de sastre, requiere trabajo, recursos y horas lectivas”, comenta.

El director general de Fundación Ecolec, Luis Moreno, ha subrayado que esta efeméride de Día Mundial es imprescindible para recordar la trascendencia que tiene la educación ambiental en la salud de nuestro planeta: “Desde Fundación Ecolec queremos mostrar un año más nuestro rotundo compromiso hacia una educación ambiental para la sociedad, independientemente de su edad, ya que es fundamental la protección permanente del Medio Ambiente en todos y cada uno de los ámbitos. Esta educación debe ser diaria para que la puesta en práctica de buenos hábitos sea un impulso constante al reciclaje, a la Economía Circular y al cumplimiento de los Objetivos de Desarrollo Sostenible (ODS)”.

Una excursión al ‘verde’, lo más natural

La más sana propuesta al hilo de esta jornada ambiental y educativa es la de la ONG SEO/BirdLife, que propone salir al campo para contactar con la naturaleza. Comenta Laura Benítez, técnica en educación de la organización, que hoy el 25% de la infancia y la adolescencia apenas sale alguna vez al mes a jugar al aire libre y solo otra cuarta parte va a un parque urbano (ahora muchos con zahorra, caucho y toldos, en lugar de tierra y muchos árboles). Sin embargo, al menos deberían pasar una hora diaria en contacto con algo natural. Ya con pasar dos horas a la semana, se nota.

Recientemente, se ha creado la Alianza Global para Renaturalizar la Salud de la Infancia y la Adolescencia (GRSIA)  , en la que participa SEO/BirdLife con la Asociación Española de Pediatría, que busca impulsar la prescripción de naturaleza en las dinámicas de los centros educativos. Para ello, son muy útil los materiales y programas que, como otras entidades, tienen en su web, fruto de 30 años de dedicación a educar y concienciar.

Estas son solo algunas pinceladas de las muchas opciones hoy disponibles para educadores, tanto padres y madres como docentes, conscientes de que esas generaciones ahora en formación precisan saber cómo resolver y sobrellevar los retos que las anteriores les dejamos abiertos. Estamos en un astro que –por más que se repita nunca es suficiente– es finito, y aprender y no olvidar lo aprendido es un primer paso para que el futuro no acabe siendo tan duro como lo pintan.

 ECOLEC se suma a ‘El Asombrario’ #SúmateAlReciclajeResponsable

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Comentarios

  • ¿Cómo integrar una Pedagogía del Paisaje en la Educación Ambiental? - Fundación Paisaje

    Por ¿Cómo integrar una Pedagogía del Paisaje en la Educación Ambiental? - Fundación Paisaje, el 26 enero 2024

    […] El Asombrario […]

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