Diez relatos sobre ‘la nueva mujer’ (del siglo XIX)
La escritora y traductora Gloria Fortún ha seleccionado para la editorial Dos Bigotes diez relatos que forman una nueva visión de la mujer a través de escritoras estadounidenses del siglo XIX. Una interesante mirada al pasado para entender el presente, y apreciar el valor de tantas mujeres tan ninguneadas por la sociedad patriarcal.
Apenas transcurrido un mes de su aparición en las librerías, ya se prepara la segunda edición de La nueva mujer. Relatos de escritoras estadounidenses del siglo XIX. El título lo toma prestado de la generación conocida como New woman, que vivió a caballo entre los siglos XIX y XX , que va a reclamar sus derechos y a enfrentarse a los cánones patriarcales que la limitaban al entorno doméstico, el matrimonio, el hogar y la maternidad.
Esta antología, que recoge diez relatos seleccionados por Gloria Fortún, también traductora y prologuista dada su condición de experta en la literatura escrita por mujeres del siglo XIX, pone el foco sobre sus diez autoras, escasamente conocidas por el gran público, aunque algunas de ellas muy reconocidas por el feminismo contemporáneo. Es el caso de Kate Chopin, cuya novela El despertar, publicada en 1899 y tachada de escandalosa, cuestionaba el matrimonio, la fidelidad conyugal de la mujer y la maternidad; o el de Charlotte Perkins Gilman, autora de El papel pintado amarillo, el de la habitación en la que la obligan a encerrarse como cura a su depresión posparto, y obra que algunos colocan a la altura de Allan Poe. Para Gonzalo Izquierdo, uno de los editores de Dos Bigotes, “lo interesante era tender ese puente entre el siglo XIX y la actualidad y ver en qué ha evolucionado la condición de ser mujer y de ser escritora. Hay autoras menos conocidas, otras más y de estas hemos buscado sus relatos más desconocidos”.
Un nueva mujer en un nuevo país surgido de su reciente independencia, una generación sociológica que vive los años convulsos de asentamiento de Estados Unidos, el novísimo país con apenas un siglo de existencia en el que se suceden la conquista del Oeste por los colonos, la guerra de Secesión, desatada entre los estados del Norte y los del Sur; el fin del esclavismo; las guerras contra los numerosos pueblos nativos que se reparten a lo largo y ancho del país; la creación de las reservas para los indios; el Crack del 29, la Primera Guerra Mundial… Largo periodo en el que la población se multiplica por diez con las masivas llegadas de inmigrantes europeos a las que seguirán los asiáticos, dando lugar a un mosaico de mayorías y minorías, lenguas y creencias en el que se mezclan colonos, pioneros, antiesclavistas, indios nativos, irlandeses, franceses, británicos, chinos, cajunes, cuáqueros, calvinistas, judíos… Diversidad de la que las escritoras seleccionadas para esta antología son fiel reflejo y vivo exponente de tal amalgama étnica, social, lingüística, ideológica, religiosa…
“Aunque el primer libro escrito por una mujer en territorios americanos data de 1650, fecha anterior a la Constitución de los Estados Unidos”, explica Gloria Fortún en su prólogo, “la transición entre el siglo XIX y el XX es la época del nacimiento de la nueva mujer, aquella que por primera vez empieza a rechazar de forma colectiva los roles tradicionales, redefine su sexualidad y reivindica su derecho a la educación superior y a desarrollarse en el ámbito profesional. La traducción de esta toma de conciencia es el activismo de colectivos como las sufragistas o las afroamericanas”.
Es el caso de Gertrude Simmons Bonnin, quien firmó sus obras como Zikala Sa, india sioux, nacida en una reserva en Dakota del Sur pero que se graduó en la Universidad de Richmond, estudió música en el conservatorio de Boston y defendió los derechos de los nativos frente e la preeminencia de los blancos. El de Sarah Orne Jewett, originaria de Nueva Inglaterra y considerada autora localista por retratar en sus novelas el entorno de su Maine natal, y de la que las feministas valoraron la voz dada a las mujeres en sus obras. El de Edith Maude Eaton, más conocida por el nombre de Sui Sin Far, hija de china e inglés asentados en Estados Unidos, entregada defensora de la inmigración china, especialmente de las mujeres. El de Mary Austin, quien, aunque oriunda de Illinois, escribió y describió la naturaleza y culturas nativas de las zonas desérticas del sur de California. El de Catarina Maria Sedwigk, considerada creadora de la narrativa indígena y convencida abolicionista…
“Son muchos los temas abordados en los relatos de este libro, pero no debemos pasar por alto el de la creatividad. Como autoras profesionales, es decir, cuya ocupación principal era la escritura, con la que se ganaban el sustento, esta cuestión estaba sobre la mesa en su cotidianidad”, cuenta Fortún. En efecto, entre ellas hay dramaturgas, poetisas, novelistas y periodistas, la mayor parte de las cuales publicaron sus relatos en revistas como Vogue, The New Yorker, Harper´s, The Saturday Evenig Post, TheAtlantic Monthly, reducto y refugio de la primera literatura escrita por mujeres. Y entre ellas también se cuentan dos premios Pulitzer: Susan Glaspell por su obra de teatro Alison´s house– inspirada en Emily Dickinson-, y Willa Cather, autora de novelas de referencia sobre los pioneros, como Uno de los nuestros y Mi Antonia.
“A medida que avanza el siglo XIX”, escribe Fortún, “las autoras empiezan a experimentar con nuevas formas que con frecuencia huyen del realismo moralista de las largas novelas inglesas (Charlotte Bronte, George Elliot) que hasta hacía poco tiempo ocupaban los primeros puestos en sus olimpos particulares para abrazar un género que se convertiría en genuinamente americano: el relato”. Relatos o cuentos -más allá de la discusión de si son galgos o podencos- que recoge la antología reflejan, además de las causas defendidas, las más variadas texturas literarias, que juegan con la ironía, la paradoja, el sarcasmo, la moraleja pedagógica o la reivindicación a través de historias de terror, góticas, policiacas, fantásticas, indígenas… Algunas destacan especialmente como Un jurado de sus iguales, de Susan Glaspell; Breve historia de una hora, de Kate Chopin; El marido de Tom, de Sarah Orne Jewett; y Una madre antinatural, de Charlotte Perkins Gilman.
La antología se cierra con una pequeña rareza, de Willa Cather, en la que la mujer no tiene ningún papel pero cuya presencia se justifica en el prólogo por ser un “magistral retrato literario” y sin duda por el gran reconocimiento de su autora. Para Gonzalo Izquierdo, la otra pata de Dos Bigotes, “también ha sido todo un descubrimiento para nosotros”. “A pesar de haber sido escritos hace tanto tiempo, si se eliminan referencias temporales y algún que otro elemento puntual, estos textos mantienen toda su vigencia.”
No hay comentarios