«Usan el discurso del miedo para manipular a la ciudadanía contra los refugiados»

Estrella Galán, Secretaria General de La Comisión Española de Ayuda al Refugiado. Foto: CEAR.

Estrella Galán, Secretaria General de La Comisión Española de Ayuda al Refugiado. Foto: CEAR.

Estrella Galán, Secretaria General de La Comisión Española de Ayuda al Refugiado. Foto: CEAR.

Estrella Galán, secretaria general de la Comisión Española de Ayuda al Refugiado. Foto: CEAR.

La Comisión Española de Ayuda al Refugiado, CEAR, ha ganado este año el premio Triodos Empresas dentro del tercer ‘Encuentro de empresas con valores’. Fundada en 1979, CEAR atiende a personas refugiadas, apátridas y migrantes en situación de vulnerabiliad -más de 16.000 en 2016- y vela por el cumplimento del derecho de asilo. Entrevistamos a Estrella Galán, su secretaria general desde 2012, en la sede de la organización en Madrid. Galán critica con dureza el cierre de fronteras y las políticas “sibilinas” de la Unión Europea respecto a las personas refugiadas, que vinculan su llegada a nuestros países en busca de refugio con cuestiones de “seguridad”. “Son políticas contrarias a la legalidad internacional”, explica. “El derecho a asilo es un derecho amenazado”. “Ahora la única salida que le queda a un refugiado es ponerse en manos de los más perversos, de las mafias, para huir de la muerte”

Estrella, tú empezaste a trabajar en CEAR en 1999 con la crisis de los refugiados albano-kosovares, ahora estamos con la crisis de los refugiados sirios. ¿Cómo han cambiado las cosas desde entonces?

Por fin se ha visualizado qué es un refugiado. La sociedad, en 1999, no conocía esta realidad. Nosotros entonces teníamos que explicar una y otra vez cuáles eran las diferencias entre un migrante y un refugiado. Pero la mal llamada “crisis de refugiados” de ahora no es sino la crisis de la Unión Europea y de las malas políticas que están poniendo en marcha para dar solución a esta situación. En aquellos años (años 90), al menos en este país, había una clara intención de no visualizar esa realidad para eludir nuestras obligaciones, porque con los refugiados los Estados tienen una obligación, un compromiso y con los migrantes es diferente, pese a que el derecho a migrar es universal y está reconocido. Ahora, lógicamente, también se están evadiendo pero han tenido que incorporar al discurso unos aspectos mucho más perversos y peligrosos, como el de la seguridad. En ningún momento en el pasado a los refugiados se les vinculó a temas de seguridad para justificar las políticas que se están llevando a cabo y que son contrarias a la legalidad internacional. El derecho a asilo es un derecho amenazado. Y nos preocupa mucho esa utilización perversa al relacionar refugiados con temas de seguridad. Esa política tiene un nombre propio, Trump, pero no obviemos lo que está pasando en Europa. Trump es lo máximo de la perversión y el esperpento, pero también se puede hacer lo mismo de otra manera mucho más sibilina, que es lo que está pasando en muchos lugares de la UE.

Dices que lo que está pasando con Siria no es una “crisis de refugiados”, pero todo el mundo la llama así; el Gobierno, los medios, la gente de la calle. Me gustaría ahondar más en esa idea.

Lo que tenemos que hacer en desmontar el discurso. No es inocente hablar de “crisis de refugiados”, porque donde ponemos el foco es en las personas que están llegando. Ellos son “la amenaza”. Lo que realmente estamos viviendo es una crisis de valores y de acceso a los derechos. A estas personas las hemos desprovisto del acceso al asilo, que está reconocido en la legislación internacional. En lugar de vincular el refugio a un derecho, lo vinculamos a un tema de bondad, de solidaridad, de humanitarismo, y no se trata de eso, se trata de justicia y de cumplimiento internacional.

Hay que hablar de crisis de valores y de derechos de la UE. El sistema ha evidenciado que todo lo que se puso en marcha en los 90 en cuanto a políticas migratorias, basado en el blindaje de fronteras, ha provocado un colapso brutal y que haya personas que tengan que recorrer rutas cada vez más peligrosas en manos de traficantes. Todo es resultado de esas políticas miopes y cortoplacistas, y es necesario que la UE replantee sus políticas. El cierre de fronteras ha fracasado. La UE no concede ni un solo visado humanitario, no hay posibilidad de pedir asilo en embajadas ni consulados, y no hay corredores humanitarios para trasladar a las personas de forma segura y legal. Ahora la única salida que le queda a una persona, cuando está desesperada, es ponerse en manos de los más perversos, de las mafias, para huir de la muerte. Es necesario habilitar vías legales y seguras de forma inmediata.

¿Cuántas personas refugiadas hay en estos momentos en el mundo?

Hay 65 millones de personas en el mundo huyendo, que responden a miles de situaciones: cuestiones de género, víctimas de trata… Tenemos personas perseguidas por su orientación sexual, por profesar una creencia religiosa diferente a la mayoritaria en su país, víctimas de guerra, de ideología, profesionales como periodistas o defensores de los derechos humanos… Aunque en estos momentos el foco de Siria es el mayor. El Mediterráneo es la ruta más peligrosa del planeta.

Siguen sobre la mesa los sucesos en Tarajal, Ceuta.

Nosotros nos personamos como acusación popular cuando la muerte de aquellos chicos en febrero 2014 en Ceuta. La Guardia Civil actuó de forma extremadamente violenta. Y lo hicimos porque la muerte de estos chicos iba a quedar impune y era importante alzar la voz. La jueza decidió archivarlo porque supuestamente no había causa. Nosotros recurrimos, así como otras organizaciones, y recientemente se reabrió el caso. Esperamos que exista la posibilidad de que se haga justicia y que situaciones así no se vuelvan a repetir. Queremos seguir confiando en la justicia.

Porque CEAR, además de dar asistencia a refugiados, actúa también como observatorio…

Tenemos un doble papel, con la atención directa a refugiados y también velamos por el cumplimiento del derecho de asilo. Hay una parte de análisis de políticas, de exigencia de cumplimiento. Un difícil equilibrio, pero no entendemos la atención exclusivamente sin ir construyendo a la par un espacio de cumplimiento de derechos de los refugiados.

Otro caso reciente en el que ha estado involucrada CEAR es el del reconocimiento de asilo por parte del Gobierno de España de 12 subsaharianas víctimas de la trata. ¿Cómo actúa CEAR en estos casos?

Tenemos un servicio jurídico especializado en derecho de asilo. Con un servicio de guardia que, cuando en una frontera como el aeropuerto de Barajas, por ejemplo, llega alguien pidiendo protección, nos avisan y alguien de este equipo se desplaza. Se activa todo un protocolo vinculado a la propia policía para valorar si una persona tiene el perfil de solicitante de asilo. El papel de nuestros abogados es defender y asesorar a esa persona. Normalmente, el refugiado llega sin evidencias documentales que justifiquen su huida. Los abogados les ayudan a construir su historia para que su testimonio permita su entrada a España y empiece su proceso de solicitante de asilo. Todo esto en un tiempo récord porque el momento frontera es muy estresante. Y luego todo el proceso de acompañamiento, hasta que esa solicitud se formaliza y en el Consejo interministerial se aprueba o no.

En el caso de las mujeres subsaharianas al que te refieres, ellas entraron por una ruta y no sabíamos adónde las iban a llevar; hubo un momento en que las identificamos como víctimas de trata. España nunca ha considerado a una persona víctima de trata como susceptible de protección internacional, algo que siempre hemos defendido en CEAR. Hasta ahora España, en estos casos, daba papeles de extranjería, pero eso no es suficiente, porque esa mujer está altamente amenazada por las mafias que llevan la trata, que son extremadamente peligrosas. Por tanto, nosotros seguíamos insistiendo en que a la trata hay que darle protección de asilo.

Al recoger el premio de Triodos hablabas de algunos de los refugiados a los que habéis atendido con su nombre propio. ¿Conocéis todos los casos tan de cerca pese a las dimensiones de la organización?

Los refugiados están vinculados a historias de vida. Y si no las conocemos no vamos a ser capaces de defenderles. En 2016 hemos atendido a casi 16.000 personas, pero realmente para nosotros cada caso es importante. Pasan con nosotros a veces casi dos años en diferentes procesos, el vínculo es fundamental porque ahí se genera la confianza.

CEAR nace en 1979…

Sí, nace de la inquietud de personas que habían vivido el exilio y en su retorno a España empiezan a identificar exiliados y personas que vienen huyendo de dictaduras de América Latina. Empiezan de manera informal a protegerles, un poco devolviendo lo que hicieron por ellos. Entre esas personas había algunas con mucho peso que llegaron a influir para incorporar el derecho de asilo a la nueva Constitución por presión de CEAR.

¿Cómo ves a la gente en la calle con el tema los refugiados?, ¿cómo estamos reaccionando?

La ciudadanía ha demostrado una generosidad importantísima, pero sigue siendo muy vulnerable a los mensajes vinculados al miedo. Ahí nosotros lo que pedimos a los ciudadanos es que eviten caer en ese discurso manipulador. Que los refugiados precisamente son los que huyen del terror, que son las grandes víctimas, y que cuando se encuentran que se les pone la lupa, que se les está culpando, estamos claramente hundiéndoles, es el último golpe. Un refugiado no elige serlo. La única solución que les queda es la huida. Lo único que podemos pedir a la ciudadanía, que está dando ejemplo a los gobiernos, es que intentemos ser empáticos, porque mañana puede tocarnos a nosotros. Nadie estamos exentos de esa realidad.

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Comentarios

  • Marina bollain

    Por Marina bollain, el 03 marzo 2017

    Estupendo entrevista una mujer q realiza un trabajo fantástico. Gracias a las dos.

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