La noche en que el dolor de Lampedusa se transformó en armonía

El director de orquesta Riccardo Muti.

Este mes la vida de la atleta olímpica somalí Samia Yusuf Omar (sí, se dice que estamos viviendo el ‘espíritu olímpico’ en París) fue honrada en el escenario del Teatro naturale della Cava de Lampedusa, la isla ante la que ella se ahogó junto a otros migrantes. Este reconocimiento se llevó a cabo a través de ‘Līmen | Samia | līmen’, una composición musical dirigida por el veterano Riccardo Muti (Nápoles, 82 años) y su Orquesta Juvenil Luigi Cherubini, eje de su 28ª peregrinación musical ‘Los caminos de la amistad’, con la que el  compositor procura sanar las heridas de  lugares afectados por conflictos bélicos, catástrofes naturales o padecimientos de particular intensidad. Es nuestra ‘noticia que abraza’ para cerrar julio.

La suite Līmen | Samia | līmen volvió a recordar al mundo el drama que Europa intenta esconder en Lampedusa, una isla lo suficientemente remota como para que los gobiernos puedan asegurarse de que las víctimas de guerras, hambrunas y conflictos civiles queden lo más lejos posible del continente, negándoles un derecho predicado por instrumentos internacionales. Con esta obra, el 9 de julio el director italiano formó parte de la inauguración del Teatro naturale della Cava de Lampedusa, dentro del Festival Musical de Rávena.

El teatro es un escenario abierto hacia el mar situado en una antigua cantera de arenisca convertido en memorial de los migrantes náufragos. El patio de butacas está flanqueado por los restos de un barco de migrantes náufragos y un muro con 368 pequeños nichos tallados en piedra, tantos como muertos en el naufragio más grave registrado cerca de la isla, el 3 de octubre de 2013. Aquel 9 de julio se colocó una vela en cada hueco, que se fueron encendiendo según avanzaba el concierto. Al finalizar la suite, el maestro italiano hizo una breve pausa para que se contemplase el muro completamente iluminado, mientras se recitaba una oración en árabe. En su web, Muti recuerda: “Así, en el espacio de meditación y cuasi oración del Teatro natural della cava, frente al barco rescatado de un naufragio y ahora símbolo y advertencia para todos aquellos que intentan cruzar el mar cada día, voces e instrumentos resuenan sobre el sonido de las olas. Con la esperanza de que algún día estas olas se unan y no se dividan”.

Después de este silencio, la orquesta Juvenil Luigi Cherubini continuó el concierto. Sus nueve violines, tres violas y otros dos violonchelos volvían a sonar, aún más llenos de sentido. Sus insólitos colores recordaban a los intérpretes y al público que habían sido creados con la madera de los cayucos que se estrellan contra las costas de Lampedusa y por las manos de los reclusos de la Prisión de Ópera (Milán). Cada instrumento lograba “transformar el dolor en una nueva esperanza», tal y como suele explicar el impulsor de la iniciativa, el poeta, editor y comisario artístico Arnoldo Mosca Mondadori, nieto del fundador del imperio editorial italiano (con publicaciones que van desde la Divina Comedia hasta revistas como Playboy).

La orquesta del mar, que es así como se conocen estos instrumentos, nació a partir de un detonante, el día en el que Mosca Mondadori divisó a “un niño descalzo y congelado, con la mirada perdida” desembarcando de un cayuco. “Me pregunté lo que pasaría si fuera mi hijo. Esa pregunta llegó a atormentarme”. Y así empezó a plantearse cómo podría contribuir a aliviar esta tragedia. Tenía conexiones con el Vaticano, había creado la Fondazione Casa dello Spirito e dell Arte. Una de las  iniciativas de esta Casa del Espíritu y del Arte podía ser crear una ocupación para los presos en la prisión central de Milán, con un famoso luthier de Cremona. “Pensé en el artículo 27 de la Constitución italiana donde se establece que la pena de un preso debe ayudar a su reeducación. Y ya hay varios internos que volverán a la sociedad convertidos en luthiers”. Descubrió que las barcazas eran destruidas por decisión gubernamental. A través de sus vínculos con personas relevantes de la política, consiguió que parte de la madera de los restos de los barcos de los inmigrantes dejara de ser quemada y fuera llevada al laboratorio de instrumentos musicales de la prisión milanesa.

El proceso se convirtió en un éxito y tuvo un nombre propio: Metamorfosis. Según indican en su web se trata de una verdadera metamorfosis en la que la madera de barcos, transportada desde el muelle de Favarolo en Lampedusa, “se transforma en instrumentos musicales y objetos de testimonio de carácter sagrado, para que las personas, y especialmente los jóvenes, puedan conocer una realidad, la de los migrantes, que muchas veces se ignora, se mira con indiferencia o se aborda y se cuenta de una manera ideologizada”.

El resultado de este proceso es la Orquesta del Mar, unos instrumentos musicales que se ponen a disposición de iniciativas como la de aquella noche del 9 de julio, para “dar voz, a través de la música, a todas las personas que han perdido la vida en el mar y a todos los migrantes que todos los días son obligados a dejar su país por causa de la guerra y de la miseria.” En esta ocasión, además de los instrumentos, esta iniciativa ha confeccionado un juego de batutas para Riccardo Muti, quien recordó en rueda de prensa el lema cisterciense Porta patet, cor magis (La puerta está abierta, más lo está el corazón) tras visitar el monumento Porta dEuropa, dedicado a los migrantes muertos en el Mediterráneo. Además, declaró: «Estamos aquí con el lamento que sale del fondo del mar por tanta tragedia, pero es un lamento muy dulce, nos insta a cambiar las cosas. Con la música como instrumento de solidaridad, estamos en un lugar que tiene la sabiduría de la antigua Roma, que se preocupó de absorber lo mejor de otras civilizaciones”.

Entre quienes asistieron a la rueda de prensa hay quienes recuerdan que el director afirmó: «Estar aquí tiene un sentido político, elevado, el de fraternidad”, mientras que otros aseguran que para el director no se trataba de política, sino “del resultado de alguien que cree en la fraternidad, el amor y la generosidad con sus semejantes”. Sea como fuere, Muti cerró el encuentro con una sonrisa: “La vida no es sólo guerra, la vida necesita enriquecerse con la cultura de diferentes formas de arte, lo que requiere darles un escenario”.

Deja tu comentario

¿Qué hacemos con tus datos?

En elasombrario.com le pedimos su nombre y correo electrónico (no publicamos el correo electrónico) para identificarlo entre el resto de las personas que comentan en el blog.

No hay comentarios

Te pedimos tu nombre y email para poder enviarte nuestro newsletter o boletín de noticias y novedades de manera personalizada.

Solo usamos tu email para enviarte el newsletter y lo hacemos mediante MailChimp.