Donosti prisionera de un hombretón llamado Hugh Jackman
ZINEMALDIA DREAMING
El actor australiano Hugh Jackman recibe su premio Donostia después de disfrutar fugazmente de la ciudad. Además, los hermanos Arnaud et Jean-Marie Larrieu firman una de las películas más tórridas de todo el festival, la española ‘La herida’ compite con fuerza por alguno de los premios y L´image manquante , ganadora de la prestigiosa sección Un Certain Regard en el pasado Festival de Cannes.
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Ayer fue el día de Hugh Jackman y como si lo hubiera preparado la organización del Festival de San Sebastián volvió a vivirse un día tórrido y húmedo como de esos de Fuego en el cuerpo. Si sabes que estás en la misma y pequeña gran ciudad que un hombre como Jackman, lo más normal es que te entren cierto tipo de sudores. Y más si en la prensa local lees que fue un torbellino de simpatía, que se dedicó a pasearse en bicicleta por las calles de Donosti, a comer pintxos de tortilla y que ¡se dio un baño en la playa!. ¡Un baño en la playa!. Dicen que madrugó tanto que pasó totalmente desapercibido. Él y su guardaespaldas. Pero se dio ¡un baño en la playa!
Bromas aparte, pasemos a lo que dio de sí la penúltima jornada de esta edición del festival. Esto es lo que vimos, Jackman incluído.
Prisoners (Prisioneros)
Se organizó una proyección especial de esta película para que el actor australiano Hugh Jackam tuviera su representación en la gran pantalla en esta 61 edición del Festival Internacional de Cine de San Sebastián que le entregó ayer el premio Donostia. Prisoners quiere trascender más allá de la típica película de secuestros de niños y para lograrlo se inventa una situación dramática en la que el padre de una de las niñas desaparecidas se convierte, de alguna manera, en víctima y verdugo del delito. Dejémoslo así para no destripar el argumento y vayamos a la cuestión: Prisoners no decepcionará a los amantes del género que disfrutarán sus casi dos horas y media de metraje. Tiene los ingredientes: América profunda; padre ultracatólico exalcohólico obsesionado por estar a la altura ante cualquier eventual desgracia por catastrófica que esta sea, ambiente opresivo en el que el tiempo juega un papel fundamental; un policía que presume de haber solucionado todos los casos a los que se ha enfrentado y sospechosos bien raritos y disfuncionales que puedan aportar al guiso su buena pizca de terror psicológico. Pero, francamente, el resultado añade poco o muy poco al universo de este tipo de películas. Hasta el propio Jackman está un poco sobreactuado cuando pierde los estribos produciendo ensaladas de gritos y aspavientos en varias ocasiones. Tal vez lo más interesante sea la composición que de su personaje hace Jake Gyllenhaal. Él es el policía, Loki, y el actor logra meterse en su piel hasta las últimas consecuencias. Tanto, que teniendo la cara y la presencia de uno de los vaqueros de Brokeback Mountain, logra que Loki produzca hasta cierto rechazo físico. Atención al tic en los ojos que no abandonará en toda la película.
Prisoners es obra de Denis Villeneuve, sí, el mismo que presenta en la sección oficial Enemy -otra de las controvertidas obras a concurso-. Prolífico este Villeneuve que se permite en el mismo año realizar una producción canadiense-española con pretensiones de moderna, moderna; y cumplir también con su cuota hollywoodiense firmando esta Prisoners de producción genuinamente estadounidense. Le harán superpromoción y, probablemente quienes vayan a verla la olvidarán al día siguiente. Vamos, que para un domingo y con un buen paquete de palomitas, esta película es perfecta.
L´amour est un crime parfait (El amor es un crimen perfecto) / Perlas
El amor es un crimen perfecto es un thriller erótico de alto voltaje sobre un desventurado profesor universitario de literatura moderna, Marc (irresistible Mathieu Amalric), seductor impenitente que se las quiere tirar a todas. En fin, en realidad Marc primero se las tira y después las tira por una sima. La película más sexi exhibida en el 61 Zinemaldia se proyectó la mañana del día grande del actor más deseado por los que tienen de trece en adelante, ellas y ellos, Hugh Jackman. Dirás que estoy loco, pero Donostia hoy huele a sexo. Si hubieras estado en la ciudad solo habrías tenido que asomar la nariz por la ventana para comprobarlo.
Descubrirás el origen del trauma de este profesor a punto de cumplir los cincuenta que vive con su hermana Marianne en una apartada casa de montaña si ves el filme. Tendrás que esperar a 2014. Se presentó en el pasado festival de Toronto y su estreno en Francia está previsto para enero de 2014. Podemos adelantar que la película de los hermanos Arnaud et Jean-Marie Larrieu se desarrolla en un espectacular paisaje de montaña nevado presidido por un gran lago. Es Lausanne. Si Marc se pasa fumando cigarrillos de última generación toda la película también son ultramodernos los escenarios donde transcurre la película, la universidad, los hoteles, las chicas. La belleza de las actrices del plantel arrebata (Maïwenn, Karin Viard, Sara Forestier). Hay escenas tan tórridas que hasta el de los subtítulos electrónicos -él o ella- perdió el tino con el dedo en varias ocasiones. Doy fe.
El filme tiene giros inesperados en el tramo final. Momentos desconcertantes. Alpinistas que funcionan como delicadísimos anticipos de lo que vendrá. Una emocionante historia de amor que termina con diálogos propios de melodrama. Tiene belleza plástica y tiene a Luis Buñuel, en la explicación del significado del amor loco con las imágenes de La Edad de Oro. Humor negro y una potente explosión que acaba de cuajo con la imagen idílica y civilizada del entorno centroeuropeo donde transcurre.
La herida / Oficial
La mejor de las cuatro películas españolas exhibidas en Sección Oficial del 61 Zinemaldia (incluyo en el grupo a Las brujas de Zugarramurdi aunque no compita), marra solo en el final. Pero ¿qué forma es esta de cerrar una historia dejando al personaje igual que al principio? ¿La intención era solo describir su desvarío? En mi opinión, mejor matarla o hacerla crecer. Ese final empequeñece La herida, meritoria opera prima de Fernando Franco (Sevilla, 1976). Lo hace parecer un corto alargado sobre el trastorno límite de la personalidad.
El título es mejor en inglés (Wounded) que en español. Herida, es decir, Ana, es una trabajadora del servicio de traslados en ambulancia, treintañera, que se quiere tan poco que todo el rato se hiere físicamente, con cuchillas de afeitar y quemaduras de cigarros. Para empezar, el filme tiene lo que muchos otros españoles no tienen. Te lo crees. No solo hay verdad en la historia, también hay realidad, magníficamente conducida por la interpretación de Marian Álvarez en el papel protagonista. Otra cosa debe decirse de algunos secundarios, que no alcanzan la misma altura. ¿Dónde está el origen del trastorno borderline de la joven? De su padre sabemos que a ella le parece un hijo de puta. Entendemos que la abandonó. De su madre (Rosana Pastor) no compartes ese gesto de cordero degollado que exhibe cada vez que aparece. ¿Pena de su hija, de sí misma?
Pero Marian Álvarez -que gana enteros en las apuestas por la Concha de Plata a la Mejor Actriz y a la que le habrán dicho mil veces (pobrecita) lo mucho que recuerda a Elena Anaya- tiene un rol determinante para que el filme supere con éxito la prueba. Y sea la primera opera prima española en cinco años que compite en sección oficial. El extravío de la triste Ana se incrementa cuando pierde la relación que mantiene con un desconocido por Internet. Ana, en permanente estado de angustia, infeliz por naturaleza, deambula durante todo el metraje con la cámara encima. Por delante y por detrás. Si Álvarez hubiera fallado la película se cae. Pero la actriz madrileña superó el reto con solvencia.
L´image manquante (The Missing Picture) / Perlas. “Hay cosas que la gente no debe vivir ni saber, pero la gente que las sabe o las ha vivido debe vivir para contarlas.» Esta frase al final de L´image manquante resume su razón de ser, que es contar la historia personal del director y la de su país, uno de los más desgraciados de los últimos cuarenta años, Camboya. Un pueblo primero hundido –bombardeado- por las potencias occidentales y desde 1975 engañado por los jemeres rojos, a cuya cabeza se encontraba un sádico con contactos llamado Pol Pot.
Que el documental de Rithy Panh, ganador de la prestigiosa sección Un Certain Regard (Una cierta mirada) del pasado festival de Cannes, se narre con una voz en off en francés y no en el idioma natal del director es porque Panh ha renunciado a su lengua y su país. Tanto es el dolor. El camboyano cuenta su terrible historia a través de innumerables figuras de arcilla pintadas –miniaturas de hombres, mujeres, niños, animales- insertadas en maquetas que a veces mezcla con elementos reales. Las olas también son protagonistas, perdidas como los mercados, el baile, la música, las fiestas. También las películas propagandísticas del régimen comunista, destrozadas como Camboya, encontradas después de décadas de abandono en casas derruidas de avenidas vacías.
La película te mantiene clavado a la butaca. Aunque resulte por momentos reiterativa, aunque el fraseo que acompaña todo el filme te resulte demasiado refinado. Pero, ¿quién se levantaría de la butaca ante el tristísimo relato en primera persona de alguien que lo perdió todo, que vio morir o desaparecer a su familia, que fue testigo y sufrió las peores humillaciones por uno de los regímenes más perversos de la historia reciente? En realidad dos de mis cuatro acompañantes se fueron. Los dos que quedamos sufrimos maravillados, desconcertados, en silencio.
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Comentarios
Por Binla, el 02 octubre 2013
Me gusta la manera de criticar las películas, pero aborrezco que contéis tanto de ellas. Adiós.
Por El Asombrario & Co., el 02 octubre 2013
Hola Binla… Creo que en muchos de los casos, cuando veas las pelis, no pensarás así… No vamos más allá de las propias sinopsis que dio el propio festival y hemos tenido cuidado, creo, en no desvelar aspectos fundamentales de las mismas. Pero, de verdad, que gracias por tu comentario. Trataremos de hacerlo mucho mejor en adelante.