‘Eco-ilógico’: la original campaña contra el abuso en polígonos eólicos y solares

Fotograma de la campaña ‘Eco-ilógico’ de SEO/BirdLife.

La posibilidad de que en el territorio rural de España, el país con más biodiversidad de Europa por sus características geográficas, cada vez más zonas de gran valor ecológico se conviertan en polígonos eólicos y solares está detrás de la campaña ‘Eco-ilógico’ que ha lanzado la organización conservacionista SEO/BirdLife. Y, como era de esperar, no ha sido bien acogida por el sector de las energías renovables. Con la colaboración de artistas como Eva Amaral, el Canijo de Jerez, Albertucho, la actriz Masi Rodríguez y el ilustrador DesmunCubic, que ponen voz y dibujos a las aves –el corazón de la campaña es un corto de animación y una canción contra el ‘lavado verde’–, desde la ONG se destaca que, si bien se defiende esta energía frente a los combustibles fósiles, las instalaciones deben ser situadas teniendo en cuenta la preservación de la naturaleza.

El informe que acompaña la campaña pone cifras al aumento de los impactos que vienen detectando: calculan que entre 6 y 18 millones de aves mueren cada año en colisiones con algunos de los más de 22.000 aerogeneradores instalados en 1.350 parques (un 29,6% más que en 2011). Aseguran que también el despliegue de placas fotovoltaicas está alterando hábitats de aves esteparias. “Llevamos 30 años aportando mapas de donde se pueden instalar, evaluando, haciendo guías, pero siguen los problemas y es necesario hacer un llamamiento, porque tenemos soluciones y porque en cinco años se quiere triplicar la potencia. Esta es una campaña necesaria”, argumenta Juan Carlos Atienza, responsable del área de Incidencia para la Transición Verde en SEO/BirdLife.

El temor a que las instalaciones pendientes de construcción para cumplir los objetivos de emisiones de cara a 2030 acaben dañando zonas de gran sensibilidad ambiental es el leitmotiv debido a que, aseguran, solo la mitad de las autonomías tienen una planificación estratégica y aún son menos las que cuentan con una zonificación adecuada, lo que provoca conflictos en muchas regiones.

Entre los más recientes, El Maestrazgo aragonés, donde se ha aprobado la instalación de 125 aerogeneradores, algunos en áreas de Red Natura 2000, que requerirá la tala de dos millones de árboles, según los que se oponen, y unos 100.000, según la empresa. En la sierra de Grisedo, en El Bierzo (León), uno de los últimos refugios del urogallo cantábrico y donde se mueve el oso pardo, también se protesta contra un macroparque de Repsol. Según la Plataforma de Defensa de la Cordillera Cantábrica, estas montañas ya soportan más de 8.000 turbinas y hay otras 4.000 en proyecto. Más de 260 científicos, nacionales y extranjeros, han firmado un manifiesto contra este gran polígono.

Atienza señala que no dan abasto entre alegaciones y peritajes a proyectos, habiendo participado en casi 600 evaluaciones de impactos solo desde 2019: “Unas comunidades los paran y otras no, y para alegar hay que desayunarse cada día con los boletines oficiales. Al final, la participación pública es escasa, y las ONG estamos saturadas. Muchas alegaciones podrían evitarse con una buena planificación. No puede ser que las empresas primero busquen un lugar y luego pidan permisos. Pierden ellas y todos. El Ministerio de Transición Ecológica tiene un mapa, pero es incompleto y solo orientativo, cuando lo que se necesita es uno con zonas de exclusión”.

Una de las problemáticas que denuncian desde SEO/BirdLife es que las compañías buscan zonas cercanas a puntos de conexión de Redeia (Red Eléctrica Española) que ya existen, “pero no se apuesta por las instalaciones en zonas urbanas e industriales, ni en descarbonizar los sectores más contaminantes, como el transporte, la industria pesada, la agricultura, etcétera”. También denuncian que se lanza el mensaje de que hay que conseguir energía barata, pero no el de que hay que bajar el consumo o que sólo cinco comunidades tengan un registro de los proyectos en marcha.

De hecho, Atienza no entiende cómo desde el Gobierno se vende que España podrá  convertirse en un centro de exportación de hidrógeno verde a la Unión Europea, cuando eso requiere un agua que escasea y mucha energía. “No podemos ser la pila de la industria alemana, porque eso tiene un coste ambiental”, recuerda en relación con otro proyecto polémico: una futura planta de esta fuente de energía en Zamora utilizando el acuífero de Villafáfila, donde está uno de los humedales más importantes del país. La Confederación Hidrográfica del Duero ya ha autorizado extraer 117 millones de litros del subsuelo. “Van ahí porque hay puntos de conexión a la red, pero luego hay autonomías que están muy por debajo de la media, como Euskadi, Madrid, Cataluña o la Valenciana, y son las que más energía consumen”, asegura.

Auguran que si en cinco años queremos que el 48% del consumo final y el 81% del eléctrico sea renovable, se necesitarán 639 parques eólicos grandes (de 50 MW) y ocupar 126.000 hectáreas de placas fotovoltaicas. Es el 0,25% del territorio español, un porcentaje que no es elevado, pero que hay que situar con el menor impacto posible. Asunción Ruiz, directora de SEO/BirdLife, apunta que si queremos una transición energética, pero también ecológica, “hay que denunciar alto y claro la incoherencia de muchas de las actuaciones que se están llevando a cabo, utilizando todas las técnicas posibles –en este caso la ironía a través de la animación ̶ , y todo tipo de altavoces, para llegar al máximo de audiencias”.

La Asociación Empresarial Eólica no ha tardado en responder a la campaña Eco-ilógico con un comunicado en el que señala que llevan años trabajando “en la protección de la biodiversidad”, incorporando tecnologías como la parada automática tras la detección de aves, avistadores en rutas de migración, estudios de impacto ambiental o programas de cría y restablecimiento de especies. Además, niegan las cifras de mortandad de la avifauna de la ONG y destacan sus buenas prácticas. También ofrecen otros datos: hasta el 22% de los proyectos que presentan son rechazados por sus impactos y la mayor parte de los parques solicitados han sido modificados, el 80% reduciendo número de aerogeneradores y hasta la mitad cambiando ubicaciones.

Por su parte, Atienza recuerda que la campaña no se dirige a las empresas y administraciones que lo están haciendo bien, sino a las otras, y menciona la importancia de invertir en mejorar las tecnologías: “Existen ya algunas de bajo impacto, como eólicos sin palas o con palas en espiral que causan menos daños, pero que no se instalan porque no hay un desarrollo industrial que la Administración debería apoyar”.

Para los ecologistas, una buena noticia es que 2025 comenzó con el fin de la tramitación ambiental exprés, que había sido aprobada por el Gobierno para proyectos de renovables a raíz de la guerra en Ucrania y se consideraba un recorte de las garantías. Fuentes del Gobierno confirman que no está previsto reanudarla.

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