El ‘Creative Commons’ del cine activista llega a Madrid

Fotograma del documental ‘Sí se puede’.

Fotograma del documental 'Sí se puede'.

Fotograma del documental ‘Sí se puede’.

Ha llegado el CCMad Madrid Creative Commons Film Festival, donde se exhiben películas y documentales realizados con licencias de ‘[Bienes] Comunes Creativos’. Títulos como ‘Ciutat Morta‘ o ‘Sí se puede‘ son dos de los principales reclamos de esta edición. La completan muchos otros trabajos de cineastas que apuestan por las licencias libres y que conciben el séptimo arte como un medio de expresión y difusión para el cambio social. Como fondo, un concepto: La ciudadanía cada vez puede decidir más qué hacer colectivamente. La cita: hasta este domingo 1 de febrero, en La Casa Encendida de Madrid.

Su modo de entender la creación y la propiedad es en común, lo que, según, explican en la web del festival, “favorece que autores y audiencia establezcan una relación más directa y la aparición de creaciones colectivas”. De fondo, el nuevo paradigma que cada vez más lo inunda todo, basado en conceptos como compartir conocimiento y bienes materiales para conseguir una sociedad más horizontal y participativa.

El Madrid Creative Commons Film Festival es una “copia derivada” del Festival Creative Commons de Barcelona, creado en 2010. Lo explica Andreu Meixide, organizador y alma de estas dos muestras junto a Luis Román y Fernando Paniagua. La de Barcelona fue la primera cita de estas características en todo el mundo y hermana mayor de la de Madrid (nacida en 2012), y de las que después han ido surgiendo en distintos lugares (Huesca, Sevilla, Donosti o Bogotá y pueblos más o menos grandes como Antofagasta, en Chile, donde al parecer nunca hubo una sala de cine). Es decir, ciudadanos de las urbes que así lo deseen pueden ponerse en contacto con los organizadores y descargarse el festival, crear uno propio y exhibirlo en salas locales. Tras cada visionado habrá lugar para el coloquio, lo que promueve la reunión y el intercambio de ideas entre parroquianos que eligen lo que quieren ver dentro de la parrilla del festival y no tienen que esperar a que, como ha sido tradición, un distribuidor decida llevar una película concreta a su ciudad.

Igualmente estos “festivales derivados” tienen el derecho de añadir las películas que estimen de interés con la condición de que estén realizadas con licencia Creative Commons, algo cada vez más extendido y que se perfila como alternativa posible y realista a los circuitos de distribución clásicos de la industria del cine.

La muestra de Madrid, así como la de Barcelona, proyecta películas de ficción y documentales que tienen que ver con la realidad local. Lo que significa que  existe un esqueleto común en ambas ciudades, si bien en ambos casos se añaden obras de contenido relacionado íntimamente con la vida en Barcelona o Madrid.

POSTER-CCMADEl festival lleva implícito en su nombre un modo de entender los tan traídos y llevados derechos de autor y la distribución y exhibición de las obras. Sin meternos demasiado en esos jardines, recordemos que Creative Commons es, como señala su definición en Wikipedia, “una organización sin ánimo de lucro que permite usar y compartir tanto la creatividad como el conocimiento a través de una serie de instrumentos jurídicos de carácter gratuito que ofrecen al autor una forma simple y estandarizada de otorgar permiso al público de compartir y usar su trabajo creativo bajo los términos y condiciones de su elección. En este sentido, las licencias Creative Commons permiten al autor cambiar fácilmente los términos y condiciones de derechos de autor de su obra de ‘todos los derechos reservados’ a ‘algunos’ derechos reservados”.

Meixide, aunque gran promotor y especialista de las licencias Creative Commons, no quiere darle tanto protagonismo al tema de los derechos de autor como al hecho de que esta manera de entender la creación y su difusión refrendan la tendencia a que la ciudadanía se organice para hacer las cosas a su manera. “Desde los festivales de Barcelona o Madrid ponemos a disposición de la gente una base de películas que ya hemos trabajado, así como los carteles y el material de promoción. Quien quiera puede hacer los festivales. Es tan fácil como darle a un clic y que te descargues una película y lo proyectes”. Y añade: “La ciudadanía cada vez puede decidir más qué hacer colectivamente”.

Este festival nació en el seno de un grupo de creadores que se plantean explorar las alternativas de la difusión en el mundo audiovisual de una obra desde la “concepción positiva” de lo digital. “No trabajar contra Internet con la criminalización de la descarga; intentar darle la vuelta a ese calcetín entendiendo que compartir información es el ADN de la Red. Dar visibilidad a gente que esté trabajando para que eso no sea un problema sino una virtud”. Y también, para investigar cómo haciendo de la descarga y del compartir archivos algo bueno y no delictivo, “lleguemos a más gente y encontremos modelos o micromodelos de cómo hacer eso sustentable económicamente, donde se retribuye a los trabajadores y no se hacen las cosas de manera altruista”. “La herramienta Creative Commons», prosigue, «va de eliminar intermediarios, no de contribuir a la precarización laboral, del todo gratis, así como de crear posiblidades creíbles en el ámbito digital”. “No puede ser que en la industria del cine todavía se hable de Internet en clave negativa”, sentencia Meixide.

Aparte del debate en torno a Creative Commons, cada vez más superado, asistir a este festival es toda una experiencia dado que en él se experimentan formatos que se conciben desde y para Internet, en los que se rompen géneros y se mezclan disciplinas con puestas en escena que llaman a la participación del espectador. Así, la inauguración tuvo como protagonista una sesión de Cine Expandido con Mudwalker, y hubo también lugar para una proyección de Live-Cinema llamada €urovisions que aspira a ser única en todas y cada una de sus representaciones. Pero sobre todo, el festival de este año pone el foco en temas como el activismo social. “Cada vez hablamos menos de la licencia y hablamos más de lo que produce la gente que trabaja en la lógica de la licencia”, aclara Meixide. “Este año en el festival hay muchos trabajos que muestran cómo la sociedad se está organizando, producciones como Sí se puede que tiene a la Plataforma de Afectados por la Hipoteca como protagonista, o Ciutat Morta, que ponen a la ciudadanía en el centro de la cuestión”.

Es decir, que Creative Commons es un marco legal que da libertad al creador y elimina la censura y la autocensura. Y eso aquí o en Antofagasta deja espacio para contar verdades como las de Ciutat Morta o Sí se puede. Poco a poco, Internet y sus posibilidades dejan de ser el tema para convertirse en la realidad. Por evidente que parezca a estas alturas, a muchas personas hay que aclararles que no hay dos tipos de vida: la real y la virtual. Lo que ocurre en Internet y gracias a Internet es pura realidad. Y la realidad no se detiene ni espera a que los que la niegan se suban al tren.

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