El Dalí más cínico, icono del Pabellón de España en la Bienal de Venecia
El Pabellón de España para la Bienal de Venecia, que se inaugura el próximo sábado, 9 de mayo, apela esta vez a uno de nuestros grandes de la historia, Dalí, pero con una relectura contemporánea y crítica de todo lo que encierra este controvertido artista: su capacidad para la ‘performance’ y el escándalo, su lado más oscuro, cínico y ambiguo en las relaciones con el poder y el dinero. Muy ‘marca españa’ 2015. Nos lo cuenta su comisario, el barcelonés Martí Manen.
Va por su edición 56, y la Bienal de Venecia, a pesar de la competencia, ha sabido mantenerse como una de las grandes citas del arte contemporáneo. Hasta allí lleva España este año una visión performática de Dalí, a través de la mirada de los artistas Pepo Salazar, Cabello/Carceller y Francesc Ruiz. Una reinterpretación de Dalí, con los lenguajes de otros, pero con un trasfondo conceptual que lo hace muy actual, por su ambigüedad, su liquidez y por su capacidad de crear marca. Muy de ahora. Muy de bigotes. Un pabellón con un presupuesto de 400.000 euros, una cifra muy alejada de tiempos pasados, en que llegó a alcanzar el millón de euros.
«Presentamos a Dalí sin Dalí, como un fantasma que recorre todo el pabellón», dijo Martí Manen durante la presentación hace unos días en la Real Academia de Bellas Artes de San Fernando, un lugar muy apropiado para la cita. «Dalí abandonó este centro, porque no aceptaba el jurado que le iba a evaluar como académico». Portazo que supuso un eslabón más en su laboriosa construcción del mito y del escándalo. «Por eso nos parecía interesante volver aquí».
«Presentamos el Dalí que sabe construir una imagen pública, el Dalí de la performatividad y el manejo de los lenguajes a su servicio, el Dalí que juega con lo complejo y el engaño. No es un Dalí amable ni héroe, sino un Dalí difícil».
«El Dalí capaz de la performance», continúa el comisario, «que sabe moverse en los platós de televisión, el Dalí de Gala y Amanda Lear, que sabe levantar un mundo distinto alrededor de sí, manipulando, jugando con lo ambiguo, y todo eso, no lo olvidemos, dentro de una dictadura, la de Franco. El Dalí que adopta posiciones políticas más que dudosas, que coquetea con el poder, con los fascismos, pero que a la vez rompe con rígidos esquemas sociales y se rodea de personajes que están fuera de la norma, que exhibe incluso una identidad sexual ambigua».
«Un Dalí muy actual porque le encanta el escaparate, el show, el simulacro, la destrucción contextual, lo sensual como capa para reformular la relación con los contenidos».
Para plantear esa relectura de Dalí, el comisario ha titulado el proyecto Los Sujetos –quizá por esa capacidad de generar confusión sintáctica en el sistema, de subjetivizar los objetos y objetualizar los sujetos-, y ha elegido a los artistas Francesc Ruiz, Cabello / Carceller y Pepo Salazar.
Esto explica de cada uno de ellos. Y esto dicen los artistas de su propio trabajo.
«Francesc Ruiz utiliza el contexto del cómic en una doble vertiente: Por un lado, la recuperación de una historia bastarda como es la aparición de figuras gays en los media populares; por otro lado, la creación de un modo de acercamiento lingüístico a la idea del quiosco: las revistas como meta-información, el quiosco como lugar a investigar, una sociedad que se explica, y se esconde, a sí misma». Francesc Ruiz: «Me sirvo de las narrativas paralelas que ofrece la posibilidad de un kiosco, para hablar de la tergiversación por un lado, y, a través de la obra de Renzo Barbieri, uno de los padres del cómic erótico-porno italiano, de las relaciones entre moral y neoliberalismo, y lo que yo concibo como el inicio de un nuevo momento».
«La obra de Cabello / Carceller nos muestra a cuatro personajes que se salen de la norma. A través de ellos, tratan de hacernos reflexionar sobre qué identidades se visibilizan y cuáles no, qué identidades permite la sociedad y cuáles no». Cabello / Carceller. «Usando la idea del site specific, hemos concebido el pabellón como una escenografía para decir lo que nos apetecía en torno a la marginación de las minorías, representadas por cuatro personajes, cuatro sujetos imprevistos. Eso nos ha permitido una estética de resistencia, para hablar de políticas, de sexualidades, de límites y fronteras, de ambigüedades, como es la referencia de Amanda Lear, que puso sobre la mesa muchas contradicciones que la sociedad de la época no quería ni ver ni asumir».
«Pepo Salazar trabaja con la saturación de mensajes, con la superposición de capas, de alta y baja cultura, para buscar la tensión y lo contradictorio, como el propio Dalí, que a la vez que caía en brazos de la publicidad hacía referencias a Miguel Ángel». Pepo Salazar: «He pretendido no sintetizar, sino todo lo contrario, enviar un mensaje por acumulación, por caos, por saturación de mensajes, narrativas e ideas atomizadas, que, acumuladas, generan algo cercano a la vida. A fin de cuentas, nuestra vida es caos, acumulación por la velocidad en que se suceden los acontecimientos».
En su obra hay, entre muchísimas otras cosas, 86 kilos de cheetos y 1 kilómetro de cable, que proyectan la idea del engaño que supone el capitalismo, que hace creer a la gente que es libre por las facilidades que le proporciona para comunicarse y consumir; la perversión de la libertad a través de la posibilidad de elegir entre marcas, pero, por encima de todo, con el resultado final de adquirir, comprar, consumir.
Todo al servicio, como dice el comisario, de un Dalí en entredicho. «Nadie en la historia del arte pondrá nunca en duda a Picasso, pero sí a Dalí». Figura icónica, fenómeno de masas, pero ¿un gran artista? «Y él se lo buscó. Persiguió eso toda su vida. Es un personaje que jugó siempre a la provocación, por ejemplo, haciendo publicidad, firmando joyas y muebles, firmando lienzos en blanco que destrozaban el mercado, no pagando jamás impuestos…».
En eso hemos de verle también como muy contemporáneo.
«No fue un personaje limpio».
Muy actual.
Muy icono de lo que pasa hoy en nuestro país.
Icono del cinismo, la tergiversación, la superposición de capas contradictorias, el todo vale.
Una gran idea para el Pabellón de España en Venecia.
Los sujetos.
Hasta el 22 de noviembre.
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