El enigmático Cometa Diablo ‘ha rozado’ nuestro planeta este mes
Hace nada, el domingo 2 de junio, se halló a la menor distancia de nuestro planeta que le permite su órbita. Más concretamente, estuvo a 1,54 Unidades Astronómicas –a unos 230 millones de kilómetros–. Sin embargo, fue el domingo 21 de abril de 2024 cuando pudo observarse a simple vista desde diferentes puntos de la Tierra. Nos referimos al 12P/Pons-Brooks, también conocido como ‘Cometa Diablo’, un cuerpo celeste formado por polvo, rocas y partículas de hielo que orbita alrededor del Sol. Atendiendo a su recorrido, es visible desde nuestro mundo cada 71,3 años, aproximadamente.
Por tanto, la última vez que el ser humano tuvo la oportunidad de divisarlo fue a mediados del siglo XX, y la próxima vez que se avistará será en 2095, confirman los investigadores Quanzhi Ye, Tony L. Farnham, Matthew M. Knight, Carrie E. Holt y Lori M. Feaga en su trabajo Recovery of Returning Halley-type Comet 12P/Pons-Brooks with the Lowell Discovery Telescope. En cualquier caso, a inicios de junio de 2024, los habitantes de diferentes urbes estadounidenses –como Nueva York, Washington, Chicago, Austin, San Antonio, San Diego o Los Ángeles– fueron los últimos privilegiados en poder disfrutar del espectáculo cósmico, que también se avistó desde España.
Unos meses antes, el 12 de marzo de 2024, “pasó relativamente cerca de la línea de mirada la galaxia Andrómeda, haciendo así la delicia de los astrógrafos. Por entonces, la cola ya alcanzaba los cinco grados de longitud”, explica el director del Observatorio Astronómico Nacional de España, Rafael Bachiller, en una de sus intervenciones periodísticas. De ahí, la importancia de haber atisbado dicho cuerpo celeste. “De los numerosos cometas que nos visitan, tan sólo unos pocos alcanzan un brillo suficiente como para ser observables a simple vista”.
Desde marzo de 2024, este cuerpo “alcanzó un brillo suficiente como para ser distinguido a simple vista, pero desgraciadamente su posición en el cielo no fue muy favorable para la contemplación. A principios de abril, según se fue acercando al Sol, fue visible durante los atardeceres, siguiendo así hasta el día 21 del mismo mes, cuando alcanzó el perihelio, o posición más cercana al sol”, confirma Bachiller. No obstante, “todavía se pudo seguir viendo durante unas cuantas semanas más”.
De esta forma, se conoció –un poco más a fondo– este cometa periódico, que orbita en torno a la estrella solar. Por tanto, y como ocurre con el archiconocido Halley, presenta un periodo corto, razón por la cual es visible cada siete décadas. “El cometa analizado tiene unos 34 kilómetros de tamaño y describe una órbita elíptica de 71,3 años de periodo, mientras que el Halley cuenta con 15 kilómetros y su periodo es de 76 años”, explica el director del Observatorio Astronómico Nacional de España.
Pero ¿cuáles son las características del 12P/Pons-Brooks? Como se mencionaba, su tamaño supera en más de tres veces la talla del Everest, la montaña más elevada de nuestro planeta.
De hecho, el Cometa Diablo cuenta con un núcleo que mide más de 34 kilómetros de diámetro, constituyéndose, además, como un cuerpo criovolcánico; es decir, que presenta erupciones gasísticas y de hielo parecidas a las que sufre un volcán propio de los planetas rocosos.
También padece aumentos repentinos de brillo, que estarían generados por partes heladas que sintieron el fuerte calor solar por primera vez y que, por ello, pasan a la fase gaseosa. Una vez convertidos en vapor, estos elementos se escapan del centro del astro, arrastrando más polvo y hielo durante este proceso. “Es algo inusual por la cantidad de estallidos que ha tenido”, aseveró Dave Schleicher, astrónomo del Observatorio Lowell, Arizona (Estados Unidos), en declaraciones a la CNN. “Sospecho que, dada la gran cantidad de arrebatos que han ocurrido en los últimos ocho meses, es un hecho habitual para el cometa”. El mencionado fenómeno tiene una explicación lógica, como ya se apuntaba. “Creemos que el factor determinante para ello es el calentamiento provocado por el Sol. El cometa se acerca a nuestra estrella, tras estar congelado durante años. El calor se abre camino desde la superficie hasta dondequiera que se encuentre el hielo de dióxido o monóxido de carbono”, generándose las referidas reacciones, subraya el investigador del Observatorio Lowell. “Y si bien una explosión de gas no sería visible con los telescopios, el polvo que levanta crea el tipo de eventos observados en este cuerpo celeste”.
Además, el Cometa Diablo tiene un período de rotación de 57 horas, algo más largo de lo esperado. Por ello, los astrofísicos quieren saber si los chorros de material que libera lo están acelerando o desacelerando. Gracias a ello, y según los datos recopilados por la NASA, “este fenómeno es muy popular entre los astrónomos profesionales y aficionados, por sus espectaculares explosiones de gas y polvo”, confirman desde la Agencia EFE.
Sin embargo, el curioso nombre que recibe el 12P/Pons-Brooks tiene otro origen. Procede de dos fracturas internas que provocaron una notable pérdida de hielo y polvo, originando sendas especies de cuernos que –poéticamente– algunos han vinculado con el diablo. «Estas formas puntiagudas se deben al rasgo criovolcánico de dicho astro, que provoca que, de manera regular, entre en erupción con polvo, hielo y gases, al aumentar la presión en su interior a medida que sube de temperatura. A su vez, este cuerpo celeste tiene la apariencia verde típica de la mayoría de los cometas, porque contiene moléculas de carbono diatómico que absorben la luz solar y emiten un color que parece verde», explicaba Schleicher, del Observatorio Lowell.
De todos modos, la composición cromática del astro es muy rica. “Tiene una cola azul claro y una coma –o cabellera exterior– verde. Sin embargo, se cree que la espiral de gas rojo alrededor de la coma es causada por sus núcleos en rotación”, explican los especialistas. Por tanto, “la impresionante cola del cuerpo estudiado es el resultado de un proceso natural fascinante, en el cual los elementos que lo componen reaccionan al calor y la radiación solar, al acercarse a nuestra estrella, regalando un espectáculo celestial único y cautivador”.
El origen de todo
El 12P/Pons-Brooks fue descubierto originariamente el 21 de julio de 1812 por el astrónomo francés Jean–Louis Pons. Además, fue recuperado el 1 de septiembre de 1883, meses antes de su siguiente paso por las cercanías terrestres –acaecido el 24 de enero de 1884–, por el estadounidense William Robert Brooks. De hecho, recibió el nombre de estos dos científicos.
Además, se define como un “cometa cercano a la Tierra”, lo que se traduce en que orbite en torno a nuestra estrella en menos de 200 años, acercándose a suficiente distancia solar como para atravesar la elíptica terrestre. Actualmente, se conoce 122 cuerpos de esta tipología, frente a los 35.000 asteroides considerados como próximos a nuestro mundo, según EFE.
En este sentido, la NASA define a los cometas como “restos congelados de la formación del Sistema Solar”. El núcleo de estos cuerpos se encuentra formado por polvo, roca y hielo, presentando un tamaño medio aproximado de una ciudad de pequeñas dimensiones. Una porción del agua congelada que los componen se convierte en gas cuando pasan cerca de nuestra estrella, generando una nube gaseosa de grandes dimensiones alrededor del núcleo. Una composición a la que se suma una cola de gas y polvo, que se extiende a lo largo de miles de kilómetros y que confiere a estos elementos su majestuosidad característica.
En consecuencia, a lo largo de la primavera de 2024, la Tierra ha sido testigo de un espectáculo único. La forma de este cuerpo celeste ha llamado la atención desde su primera descripción, a inicios del siglo XIX. Pero, sobre todo, lo que más ha apasionado a los científicos son las explosiones internas que padece, debido a la sublimación de parte de sus materiales. Un proceso que acaba produciendo aumentos repentinos de brillo. Sin duda, se trata de un espectáculo que ha podido ser contemplado durante 2024 y que no volverá a estar tan cerca de nuestro planeta hasta 2095.
¿Lo verá alguno de quienes nos están leyendo?…
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