El ‘Sí, se puede’ de la cultura
Todavía se escuchaba el eco violeta de las mujeres cuando una marea roja empezó a llenar el centro de Madrid en nombre de la cultura. Fue el domingo. El paseo de Recoletos se convirtió en un emocionante e inmenso escenario. Los seis carriles por los que a diario pasan miles de coches estaban ocupados por miles de personas unidas por el mismo grito: “Todos somos cultura”.
Músicos, escritores, cantantes, actores, pintores, bailarines, poetas, payasos, cineastas, acróbatas, percusionistas, bibliotecarios, arqueólogos… Todos y todas salieron a la calle para celebrar la cultura como un derecho de todos y un factor decisivo para la dignidad social y el desarrollo integral del ser humano. La Plataforma en Defensa de la Cultura, creada a raíz de la posible privatización del teatro municipal Fernán Gómez, organizó esta convocatoria para exigir “la reducción del 21% de IVA cultural y el rechazo a la privatización de espacios culturales públicos”, entre otras reivindicaciones.
Una amalgama de colores, personas y, sobre todo, mareas se juntaron en un espacio lleno de vida para expresar su inconformismo con la situación actual. Como Sergio, padre y economista, que vestía la camiseta verde de la Educación Pública. “Si en la economía nos cuentan que estamos mejorando, en cuanto a la precarización de la cultura y los servicios públicos, aún no hemos tocado fondo”, decía, mientras preparaba un avión de papel hecho con una octavilla de la protesta. Lo lanzó e inició el recorrido por 20 escenarios, en los que estaban presentes todo tipo de disciplinas artísticas.
Desde rap hasta flamenco, pasando por una batucada que hacía mover cuerpos inconscientemente. Tania, profesora de música, contaba el panorama mientras guardaba con mimo su contrabajo: “Nos están quitando subvenciones, espacios donde tocar, accesibilidad a espectáculos, derechos, sueldo, puestos de trabajo… Nos están quitando todo. Al final van a conseguir que solo puedan estudiar música las personas que tengan dinero”.
Había hueco para todos. También para “Las otras culturas”, las menos escuchadas, como las bibliotecas, que agonizan ante los cierres de sus espacios, o la arqueología, que se reivindica como “patrimonio histórico y de respeto a nuestro pasado”, según explicaba el arqueólogo Jaime Almansa. “Por así decirlo, nosotros estamos aquí todos los días. En 2006 se realizaron más de 800 intervenciones arqueológicas en España”. Todos somos cultura.
El canon de Pachelbel y el ritmo del hip-hop, conviviendo a escasos metros. Sin distinciones y con el mismo mensaje, que llegaba al final de cada actuación: “¡Viva la cultura!”. Camisetas de la Sanidad Pública, disfraces, performances espontáneas, pancartas reivindicando las marchas del 22M, guitarras anónimas bajo la sombra de los árboles, firmas contra el maltrato animal, monólogos, perros, malabaristas, camisetas de Stop Desahucios, magos rodeados de niños, arte urbano, sol y aplausos. Muchos aplausos que se enlazaban unos con otros al final de cada actuación.
“Hoy se ve que la gente necesita y quiere la cultura”, afirmaba Luis Miguel González que, junto a su compañera, Silvia González, apoyan las artes escénicas en un blog. “No solo hay que defender hoy la cultura, sino todos los días. En la calle o donde sea, pero que sepan que somos muchos”. Añadió, además, que el principal problema es que cada vez hay menos arte y más eventos, escaparates de empresas privadas cuyo único fin es obtener beneficios.
Este alejamiento que sufren las artes escénicas, como el teatro o la danza, está impulsando a muchos artistas a reinventarse y buscar nuevas formas de supervivencia. Un ejemplo de ello es Cicloteatro. Una iniciativa que, según nos contaba Hermés Damián, director de la compañía, pretende llevar el espectáculo a la calle. “Las diferentes plazas donde actuamos son la escenografía, y las butacas, los sillines de la bicicleta». La crisis como fuente de creatividad.
La música y la literatura, entre dos semáforos. ¿Quién dice que la música no es poesía, o que el flamenco no es literatura? Recuerdos para Paco de Lucía Juan Gelman o Félix Grande, recientemente fallecidos. Todos estuvieron y defendieron la cultura.
“Me parece lamentable la facilidad con la que están terminando con todo lo que ha costado tanto construir durante años”, se quejaba Andrés Unger, escritor peruano fascinado con la protesta. Encuentros que invitan a conversar y generar reflexiones, como la de Chema Noci, actor y caracterizador: “Se está buscando una depresión intencionada. Y cuando se deprimen la educación y la cultura, nos convertimos en una sociedad dócil”. Chema añadía que esta situación que vive hoy la cultura en España viene de atrás: “El miedo que castra ha hecho mucho daño. Pero solo hace falta respirar el ambiente que hay aquí para saber que la cultura es más que necesaria”.
Muchas banderas republicanas. Concierto de Kiko Veneno. Muchísimos niños y niñas, no solo como espectadores, sino como artistas. Era el caso de Luis y Sergio, de 12 y 11 años, respectivamente. Ambos tocan el clarinete en Trobada, una banda musical formada por más de 80 chavales de Vallecas. Una de las madres responsables explicaba que el número de miembros ha aumentado ante el cierre o la subida de precios en las escuelas municipales. Sergio quiere ser músico de mayor, pero a este paso lo ve difícil. “Nos quieren quitar la música”, se lamentaba mientras sujetaba su clarinete. A su compañero, Luis, le gustaría ayudar a la gente a través del arte. Ambos tienen claro que, para cambiar esta situación, hay que salir a la calle a protestar, incluso con un instrumento.
“¡Este pueblo necesita cultura, alegría y, de vez en cuando, un plato de judías!”, gritaba un hombre desde su escenario provocando risas entre los espectadores. Cada vez lucía más fuerte el sol; el ambiente era optimista. En torno a las 13.30, los puestos de Recoletos se empezaron a recoger y la mayoría de asistentes a la protesta se dirigieron a una calle Alcalá abarrotada. Allí esperaban 50.000 personas (según la organización) el manifiesto de la Plataforma en Defensa de la Cultura, leído entre otros por el cantante Miguel Ríos, y la interpretación de El coro de los esclavos, del Nabucco de Verdi. Así terminó una mañana que sirvió, al menos, para que quienes creemos en la cultura como factor de progreso y desarrollo para un pueblo recargáramos pilas para seguir dando la batalla.
Comentarios
Por Sandalio, el 10 marzo 2014
El artículo no puede definir de mejor manera lo que ayer se vivió en el eje de la cultura casi estática de nuestro Madrid. El colorido y la diversidad fueron las notas predominantes desde una perspectiva artística. La reivindicación el máximo exponente de miles de ciudadanos hartos de que nos tomen el pelo. Tomemos las calles y mostremos a nuestros hijos que es posible otro mundo donde Cultura y Educación nutran nuestras necesidades de saber, contrariamente al consumo innecesario de pasar el tiempo merodeando por superficies comerciales. Bravo Eduardo por tu artículo y bravisimo por tu empeño por abrirnos los ojos. Eres muy genuino.
Por Edu Granados, el 12 marzo 2014
Muchas gracias a ambos y a seguir defendiendo lo que nos pertenece. Desde El Asombrario seguiremos respetando la cultura porque creemos en ella. Un abrazo.
Por Esmeralda, el 12 marzo 2014
Magnífico artículo y fiel reflejo de lo que sentimos los que estuvimos allí. ¡Claro que se puede!
Por camisetasbaratas, el 13 marzo 2014
Aqui perdrem TVE…. ooohhhhh quina pena!!!!