“El teatro es uno de los últimos rituales que nos quedan”

Mikolaj Bielski, director artístico de Réplika Teatro.
En Madrid, Réplika Teatro, con el polaco Mikolaj Bielski como director artístico, se ha convertido en un lugar de peregrinación para los amantes de las propuestas escénicas más heterodoxas. “El teatro es uno de los últimos rituales que nos quedan, por eso de compartir tiempo y espacio”.
Ubicado en Madrid, cerca de Cuatro Caminos, en el conocido como Polígono de los Vascos, el centro internacional de creación Réplika Teatro abre sus puertas en la nave de una antigua fábrica de muebles de metal, propiedad de la familia Bergareche. Su estilo industrial y la colección de posters que decoran la pared de la cafetería me hacen pensar que estoy en Berlín o en Varsovia. Son obras de Franciszek Starowieyski o Wiktor Sadowski, los mejores representantes de la época dorada del cartelismo polaco. Todo esto me lo explica Mikolaj Bielski (Łódźm, Polonia, 1985), que un día de lluvia me recibe enfundado en una cazadora de cuero negro. Mientras oímos cómo el agua golpea con fuerza el techo, la conversación alcanza dimensiones existencialistas, cuando me explican de dónde vienen y hacia dónde van.
Es importante hacer un poco de genealogía para comprender quién es Mikolaj Bielski. Su madre, la actriz Socorro Anadón, recibió una beca para estudiar en el Teatro Laboratorio de Jerzy Grotowski en Polonia a principios de la década de 1980. Aunque finalmente ella no pudo conocer al maestro, que acababa de tomar el camino del exilio, esta oportunidad le cambió la vida a ella para siempre. Más tarde regresó a Madrid con el padre de Mikolaj, el actor Jaroslaw Bielski, y juntos montaron una compañía de inspiración centroeuropea.
En España se respiraban aires de apertura, aunque todo estaba todavía por hacer. La vanguardia había pasado de puntillas y el teatro de texto seguía copando los escenarios. El proyecto pasó por distintas fases. En 1997 crearon juntos la escuela de Réplika Teatro y en 2003 abrieron una sala para mostrar su repertorio. Con la crisis financiera, las cosas se pusieron complicadas y hubo que dar una vuelta al proyecto. Desde 2018, Mikolaj Bielski es el director artístico de este espacio, heredero del que fundaron sus padres, y que se ha convertido en un escaparate de las creaciones más innovadoras, tanto propias como ajenas, entre los que se incluyen dramaturgos, coreógrafos y performers de todo el mundo. No hay otro foro igual en Madrid.

‘Salvadas’, dirigida por Maja Kleczewska. Foto: Magda Hueckel.

Taller de Muchacha, Muchacha en Réplika Teatro. Foto: Mario Zamora.
Aunque Mikolaj Bielski ha crecido en España, estudió Filosofía en Polonia. Desde pequeño va y viene de un país a otro. Nunca se imaginó como director artístico de un teatro. Hoy lo hace casi por militancia, según me explica, para que la sala siga a disposición de otros creadores. También él tiene una obra que explora “nuevos medios de expresión acordes con el marco perceptivo de la contemporaneidad, es decir que puedan incidir en la contemporaneidad”. Su último trabajo se vio en Madrid hace un par de años; era una coproducción con Finlandia titulada Lo que tiembla y casi danza. Ha trabajado mucho desde lo sonoro y con música electrónica en directo. En esta pieza llenaba el escenario con 12.000 litros de agua. Por el momento no sabe cuándo volverá a estrenarla.
Cuando le pregunto qué es exactamente Réplika Teatro, Mikolaj Bielski me contesta: “Hoy es un espacio de creación, formación e investigación, poroso a los lenguajes contemporáneos desde cierta interdisciplinaridad y que da voz a los artistas que establecen una relación radical con el presente”. Me comenta que el modelo de gestión de las ayudas públicas en Madrid podría mejorar. Las salas reciben financiación, pero no para la producción propia. “Quizá deberíamos fijarnos más en lo que hacen en Barcelona con las fábricas de creación. Necesitamos lugares para los procesos creativos, no solo salas de exhibición. Tenemos que pensar por qué es tan difícil ver artistas españoles en los escenarios europeos o por qué a ciertos nombres sólo se les programa cuando han triunfado fuera”.
Entre las reflexiones que lanza Mikolaj Bielski está la del esencialismo, que esconden conceptos como el de artes vivas o teatro performativo, que de manera muy excluyente se instalan en el imaginario social como lo opuesto al teatro hegemónico. “Con esta manera constante de tratar de definir qué es teatro favorecemos una serie de prejuicios a cerca de las propuestas más contemporáneas. No se trata de entrar en valoraciones de tipo cualitativo, sino de romper la homogeneidad de los centros públicos y apostar por una diversidad de lenguajes, por ejemplo, con piezas que no se apoyen solo en el texto como articulador principal o que no apuesten por ciertas narrativas. La dimensión poética del teatro es fácil que se pierda y corremos el riesgo de que el teatro se convierta en un mero transmisor de información. Esto además incide en los nuevos creadores. ¿A qué tipo de referentes tienen acceso?”. Por eso en el proyecto de Réplika Teatro ocupa un lugar tan importante la formación. Ofrecen una diplomatura en arte dramático de tres años de duración (actor orgánico, actor consciente y actor creativo), talleres de fin de semana para jóvenes y niños, y talleres de verano para profesionales.

Interior de la sala de Réplika Teatro.
Cuando estamos a punto de acabar la entrevista, Mikolaj Bielski me comenta que el teatro es uno de los últimos rituales que nos quedan, por eso de compartir tiempo y espacio. Comentamos que venir hasta aquí nos hace pensar en los misterios de Dionisos; entonces un largo paseo preparaba el cuerpo de las bacantes para acceder al espacio sagrado. Ahora que me marcho no puedo estar más de acuerdo. Antes de salir, me paro delante de Madame Mela, el autómata creado por la artista puertorriqueña Mela Pabón y que, según me comenta entre risas Mikolaj, tiene una residencia técnica en el teatro. La podéis encontrar en la cafetería, donde es habitual que el público y los actores se tomen una cerveza antes o después del espectáculo. Si a Madame Mela le echas un euro te lee el futuro en su bola de cristal. A mí me ha dicho que estoy “de alfombra roja” y que pronto voy a “arrasar con todo”. Ya me he hecho ilusiones.
Réplika Teatro (calle de la Explanada, 14. Madrid).
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