El ‘teatro imposible’ de Lorca se hace ópera

Un momento de la representación de ‘El público’ en el Teatro Real. Foto: Javier del Real.

Un momento de la representación de 'El público' en el Teatro Real. Foto: Javier del Real.

Un momento de la representación de ‘El público’ en el Teatro Real. Foto: Javier del Real.

Música, palabra, escenografía, danza, todo eso es lo que está en escena, lo que muestra la obra, pero hay algo más importante: el público, los que están al otro lado, los que contemplan todo lo que se desarrolla en escena como un espejo. Lorca llamó a esta obra, que escribió en Cuba en 1930, ‘El Público’, porque pensaba que son los espectadores los que tienen que ver en ella sus miedos, sus deseos, sus contradicciones. En esta pieza teatral está basada la ópera que estos días celebra su estreno mundial en el Teatro Real, en Madrid. Nos explican la obra los responsables de la música, Mauricio Sotelo, y del libreto, Andrés Ibáñez.

Andrés Ibáñez explica cómo se enfrentó a este encargo: “Es una obra misteriosa y difícil, una leyenda porque no sabemos exactamente qué es lo que tenemos de El Público, ya que Lorca no pudo terminarla. Hay un debate sobre si la terminó y se perdió el manuscrito, pero lo cierto es que cuando el poeta se marchó de Madrid en 1936, le dio un paquete de papeles a su amigo Martínez Nadal, entre los que estaba el manuscrito de El Público. Le dijo que si le pasaba algo lo destruyera, pero no lo destruyó. Parece ser que había una versión terminada, pero yo sospecho que la versión terminada nunca existió y que este borrador, que está escrito de principio a final, no es una versión definitiva, pero es todo lo que tenemos. Quizá por eso El Público es una obra tan compleja. Si Lorca hubiera podido terminarla sería mucho más clara y tendría un diseño formal exquisitamente perfecto como todas sus obras, pero aquí es como si nos metiéramos dentro de la profundidad de la psique de Lorca donde no hay ningún límite, ninguna barrera. Yo he respetado la obra, pero ya sabemos que respetar a los clásicos quiere decir ser absolutamente irrespetuoso con ellos, porque esto es un trabajo de amor y pasión y en el amor no se puede ser demasiado respetuoso. Mi trabajo ha sido mantener la obra como es y al mismo tiempo hacerla inteligible, hacer que tenga sentido. Mantener todo lo que está en la obra, el surrealismo, la locura, los diálogos absurdos, los saltos de la lógica y, al mismo tiempo, intentar que todo eso funcione, que esté estructurado y que se entienda de principio a final porque en medio de todas las imágenes y los personajes extraños hay una historia”.


Lorca llamó a este drama su «teatro imposible», junto con Así que pasen cinco años y Comedia sin título. Y a esa imposibilidad se ha tenía que enfrentar Ibáñez: El tema de la obra es la homosexualidad, pero también el arte y el teatro. “El teatro tal como lo entendía Lorca, con dos vertientes, como algo que se vive de una forma convencional o comercial, que sería el Teatro al Aire Libre, o el Teatro Bajo la Arena, que sería el arte entendido como una búsqueda, una exploración, un riesgo. En la obra las dos cosas se funden, el teatro y el amor; lo importante es que estamos hablando del amor y del deseo».

Hay una convicción en esta obra de que el arte puede transformar la vida, hay un momento en que el director, que es el protagonista de la obra, hace un montaje de Romeo y Julieta en el Teatro Bajo la Arena, buscando ese arte oscuro y difícil que entra en los lugares donde no queremos entrar. El arte no puede convertirse sólo en algo seco y terminado, sino que tiene que afectar, tiene que mover algo en nosotros. Para lograr eso, el arte cuenta con varios lenguajes; uno es la emoción, otro es la imagen y otro es la música; esos son los elementos básicos de la ópera. A través del montaje visual, de la música y de la emoción, es como el mensaje de El Público puede llegar”, continúa Ibáñez. “No se puede simplificar al ser humano, las personas no son sólo una cosa, las personas son una serie de máscaras en un abismo que se hunde hacia ningún sitio porque no tiene fin, no tienen fondo, y bajo la máscara hay otra máscara, debajo del traje hay otro traje. La homosexualidad es una máscara y toda la personalidad humana, la psique del ser humano son máscaras”.

Gerard Mortier, quien encargó El Público para el Teatro Real en 2010, pudo trabajar con el equipo artístico de la producción en la génesis del proyecto dramatúrgico y llegó incluso a ver la partitura y los lienzos de la escenografía de Alexander Polzin antes de su fallecimiento.  “Mortier pensó cuál podría ser el sustrato literario que representara una España moderna y concluyó que era García Lorca con esta obra irrepresentable”, explica Mauricio Sotelo, autor de la música. “Más tarde me he dado cuenta de que la obra aborda todos los temas más importantes para Mortier: la búsqueda de la verdad, la ruptura con los convencionalismos, la identidad, la máscara, el cambio perpetuo, y sobre todo el papel del teatro como instrumento de transformación de la realidad. El propio Federico decía que esta obra, en la que las palabras no bastan para entender, hay que entender, como decía San Juan de la Cruz, no entendiendo, y esa manera de entender la profunda naturaleza humana, de entender la sociedad viene a través de la música. Esta ópera no es otra cosa que una suerte de teatro iniciático que nos enfrenta con nosotros mismos».

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Un momento de la representación de ‘El público’ en el Teatro Real. Foto: Javier del Real.

Un momento de la representación de 'El público' en el Teatro Real. Foto: Javier del Real.

Un momento de la representación de ‘El público’ en el Teatro Real. Foto: Javier del Real.

«La misión que se me encomendó es hacer llegar al público esta experiencia vibrante, este texto complejo, un multiverso lleno de múltiples capas de figuras poéticas muy dispares», continúa Sotelo. «En primer lugar, intento que las palabras sean inteligibles renunciando a todo tipo de técnicas avanzadas y de construcción consonántica del texto. Lo que intento es encontrar líneas vocales que tengan un perfil melódico que ayude a su comprensión. Esta naturalidad de las líneas es el primer propósito de esta ópera, pero no es tarea fácil porque, aunque parezcan líneas muy naturales, la complejidad rítmica que hay para alcanzar esta aparente naturalidad, como por ejemplo la imagen poética del movimiento de las hojas del bosque, es difícil. Lo importante aquí es texto, texto, texto y en torno a esas líneas se tejen unas armonías espectrales que son un fenómeno acústico basado en la superposición de sonidos y colores, y todos están proyectados a través de una electrónica que no pretende ser una amplificación como en el rock sino algo más refinado, con 33 altavoces repartidos por toda la sala».

«El flamenco, con dos bailaores y un cantaor, tiene una gran presencia en esta ópera, pero no como un elemento folclórico insertado en la obra de Lorca sino como la raíz oscura en el corazón del misterio de El Público”, asegura Sotelo. “Son líneas que están tejidas dentro de la textura de la línea armónica y dramática de la obra. Los cantaores se han tenido que aprender estas líneas con horas y horas de ensayo. En algún momento han podido expresar un quejío o algo así, pero los temas flamencos están estructurados musicalmente dentro de toda la textura sonora de la obra. Es una ópera-ópera, con sus arias, sus dúos, sus quintetos y una orquesta mozartiana, pero el lenguaje es completamente nuevo incluso dentro de mi lenguaje musical. El propio Arcángel, que ha trabajado tantos años conmigo, me dijo un día: “Maestro ¿esto es completamente distinto, no?”.

Un momento de la representación de 'El público' en el Teatro Real. Foto: Javier del Real.

Un momento de la representación de ‘El público’ en el Teatro Real. Foto: Javier del Real.

Pablo Heras- Casado, director musical, cree que esta ópera ofrece una gran oportunidad: “Con esta ópera, aunque suene un poco grandilocuente y lo digo con toda humildad, creo que estamos ante una oportunidad histórica para crear un género que hasta ahora se ha evitado, por motivos históricos o por no saber cómo afrontarlo; no me gusta poner títulos como ópera española, porque esto no es una ópera española, es una ópera universal, pero tener la valentía de ir a la cultura española y plantearla en un escenario internacional junto con los elementos más profundos del folclore español, de la alta cultura española como es el flamenco, y hacer una ópera sólida, pienso que es una oportunidad única que Manuel de Falla ya empezó a vislumbrar”.

‘El Público’ se representará en el Teatro Real de Madrid los días 9, 11 y 13 de marzo. www.teatro-real.com

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