30 años del embalse de Riaño, 50 años de Porma: la soberbia del poder

Juan Luis García. Región. Los relatos, 2017. Producción FCAYC.

Juan Luis García. Región. Los relatos, 2017. Producción FCAYC.

Juan Luis García. Región. Los relatos, 2017. Producción FCAYC.

Juan Luis García. Región. Los relatos, 2017. Producción FCAYC.

Uno demostró la manipulación y propaganda de un régimen totalitario. Otro le arrancó a la gente su inocencia y su fe en que en democracia la voz del pueblo debe ser escuchada. Los dos significan la soberbia del poder frente al pueblo, las raíces, sus casas, sus tierras, sus pueblos. Por eso fueron tan polémicos y son tan emblemáticos los embalses de Porma y Riaño, ambos en León. Y por eso el Museo de Arte Contemporáneo de Castilla y León (MUSAC) les dedica una excelente exposición, en colaboración con la Fundación Cerezales Antonino y Cinia, que puede visitarse hasta finales de mayo.

En 2017 se cumplieron 50 y 30 años de la construcción de los embalses de Porma y Riaño, respectivamente.

En 1967, el franquismo estaba en pleno auge expansivo de las obras públicas como propaganda desarrollista del régimen. Y en esa década encajaron muchos de los embalses que venían proyectados desde tiempos del regeneracionismo, con Joaquín Costa a la cabeza, a finales del siglo XIX, principios del XX. Se sirvió de esos planes, como de la Iglesia Católica y del folclore andaluz, para construir su imagen populista.

En 1987, el PSOE de Felipe González gobernaba España y la gente confiaba en los avances sociales e igualitarios de una joven democracia en manos de un partido liderado por alguien que parecía decidido a traer aires nuevos y europeos por fin al país. Visto con perspectiva, cuánta energía se desaprovechó en aquellos años y cuánto viaje erró en su trayectoria.

En uno y otro caso, el sentimiento de la gente se topó con el decreto de obra de interés general y arrasaron pueblos y arrancaron memorias, vidas y hasta los muertos de los cementerios.

La exposición se llama Región en referencia a la novela Volverás a Región (1967), del escritor Juan Benet, que fue el ingeniero que construyó la presa del río Porma en el valle leonés de Vegamián; en ese libro mitifica el espacio natural y humano que va a anegar bajo las aguas, en un ejercicio de cierto cinismo pero indudable valor literario, y que representa lo que entonces se consideraba el dilema esencial de las grandes obras del desarrollismo: pasado frente a futuro, memoria frente a progreso.

Porma representa la victoria de la propaganda desarrollista de una dictadura; Riaño, el estrepitoso fracaso de una lucha popular y del despertar del ecologismo, la pérdida de la inocencia, el impacto al caerse del guindo… ¿pero cómo iba a hacer Felipe González lo que hacía Franco?… El objetivo de Riaño era llevar agua para un ambicioso Plan de Regadíos en 83.000 hectáreas de Tierra de Campos. Promesa incumplida. Ay, el interés general… Felipe González, crecido, remató el proyecto por la vía de urgencia, antes de que entraran en vigor las normas medioambientales de la UE.

La gran exposición se extiende desde el MUSAC al magnífico edificio sostenible que el arquitecto Alejandro Zaera ha construido para albergar la Fundación Cerezales Antonino y Cinia; es el resultado de una investigación de casi cuatro años a cargo de Bruno Marcos y Alfredo Puente.

Un inciso para reconocer la labor de esta fundación, creada por Antonino Fernández Rodríguez, que nació en 1917 en este pueblito, undécimo hijo de una familia de labradores con 13 hijos, que con 32 años emigró a México y se convirtió en un célebre empresario cervecero –está detrás de la famosísima Corona-; murió hace año y medio, pero nunca se olvidó de Cerezales, y ahí ha dejado plantado este estupendo proyecto para revitalizar con cultura y educación la comarca.

Manolo Laguillo. Un levantamiento de los ríos Porma, Curueño y Esla, 2017.

Manolo Laguillo. Un levantamiento de los ríos Porma, Curueño y Esla, 2017.

Región. Cambio del paisaje y políticas del agua expone con pretendida objetividad la transformación del territorio producida por las grandes obras hidráulicas. Para curarse en salud, la muestra – subrayan desde la dirección del MUSAC- “tiene como objetivo reunir en el presente todos los tipos de relatos, con sus luces y sus sombras, en torno a esta transformación: el relato institucional, el político, el periodístico, el de la memoria popular, el literario, el cinematográfico y el artístico (hay obras de Daniel G. Andújar, Ortiz Echagüe, Manolo Laguillo, Rogelio López Cuenca, Valcárcel Medina…)”.

Y digo pretendida objetividad porque el sentimiento del visitante vira hacia un lado cuando ve esas fotogénicas láminas de agua pero imagina todo lo que hay allá abajo hundido. Porque uno duda del prestigio del pretendido progreso cuando observa las 302 fotografías de 302 casas hundidas en Riaño con los nombres de sus moradores y, delante, metidas en una urna, decenas de llaves de esas casas, que fueron derruidas antes de ser anegadas.

Y digo pretendida objetividad porque el sentimiento del visitante no guarda equidistancias cuando escucha los documentales del NODO y los reportajes de la tele franquista con las declaraciones de los vecinos de Vegamián explicando que se sacrifican por el bien de España –declaraciones sin duda guionizadas por algún vocero del régimen-. Porque cuando te expropian hasta la memoria, cuando incluso borran el nombre de tu pueblo del DNI, el visitante siente el mastodóntico peso del ejercicio del poder frente a las opiniones y protestas de la gente. Memorias negadas, anegadas.

Y porque cuando uno lee el panegírico que escribió Juan Benet en el periódico El País para defender el embalse de Riaño, con el mismo ímpetu ingenieril con el que construyó Porma, uno constata cómo las luces intelectuales a veces se deslumbran a sí mismas y se ciegan: “Yo espero”, dijo, “que unos espurios sentimientos, con un vocabulario de juegos florales, no serán suficientes para perpetrar un crimen de lesa modernidad”. Subrayemos que espurio significa falso y bastardo; así calificaba Benet a los defensores de que Riaño no se inundara.

Llaves de algunas de las casas sumergidas por los pantanos en la exposición del MUSAC.

Llaves de algunas de las casas sumergidas por los pantanos en la exposición del MUSAC.

Galería de casas sumergidas por los pantanos en la exposición del MUSAC.

Galería de casas sumergidas por los pantanos en la exposición del MUSAC.

Recorro las salas del MUSAC y luego de la Fundación Antonino y Cinina, en el pequeño pueblo de Cerezales del Condado (70 habitantes en invierno), a 30 kilómetros de León, cuando ya anochece en un frío día de invierno, y siento tristeza, la tristeza de la luz que se apaga y las voces que se acallan. No ya por un debate más amplio sobre la necesidad o no de sacrificios por el progreso de una nación –¿qué es progreso, qué es el bien de una nación?, cuánto dolor generan si esconden, aquí sí, otros intereses espurios-, sino por cómo se puede engañar a la gente, manipularla, callarla, no hacerle caso, anularla. Tan actual. Son solo dos ejemplos, Porma y Riaño, pero fueron muy mediáticos, y continúan atrayendo miradas y opiniones (Riaño y el embalse navarro de Itoiz son dos referentes imperecederos de la lucha ecologista); por algo sería, dos poderosos ejemplos de cómo el silencio se impuso en esos valles, cómo el noble archivo de la vida se ve tantas veces aplastado por el del decreto, la norma y las frías órdenes de expropiación.

Guardad un día de vuestras vidas y acercaos a León, al MUSAC y a la Fundación Cerezales, para asomaros a lo que hay debajo del agua.

Carlos de Haes. La cruz (Monasterio de Piedra) © Archivo Fotográfico Museo Nacional del Prado. Madrid.

Carlos de Haes. La cruz (Monasterio de Piedra) © Archivo Fotográfico Museo Nacional del Prado. Madrid.

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Comentarios

  • Palenciano

    Por Palenciano, el 16 enero 2018

    Gran trabajo, pero la foto del viaducto a medio hacer es el de Guardo(Palencia), que también tiene su historia, como todas unidas a promesas vacías y robos a manos llenas desde sillones urbanos.

  • Marisi Morales Martínez

    Por Marisi Morales Martínez, el 16 marzo 2022

    Me ha encantado tu relato de lo ocurrido y me ha sido de mucha utilidad.
    Hace tres años estuve casi por error en Riaño y de ahí surgió la necesidad de escribir algo relacionado con todo lo que allí vi y aprendí y todo lo que aquella historia me impactó. Ahora estoy escribiendo un relato (no sé si llegará a ser una novela) inspirado en la inundación.
    Aquel verano viajé allí con mi marido y con mi hijo, de 27 años entonces. Uno de aquellos días mi hijo me dijo que no podía dormir bien y que creía que eran las aguas del pantano. Yo me reí por su comentario y por la percepción tan particular, creí, de lo que le pasaba.
    A los pocos días navegamos por las aguas del pantano, ya con más conocimiento de lo que había pasado en Riaño que, aunque su padre y yo recordábamos lo ocurrido levemente, después de visitar el museo etnológico refrescamos la memoria. Aquello nos impactó muchísimo, tanto por sus fotografías como por lo que se nos contaba en el vídeo… Pues bien, navegando por aquellas aguas sentimos, sobre todo era mi hijo quien lo expresaba, una persona joven (me alegré de la empatía que sintió), la falta de respeto tan grande que estábamos cometiendo con las personas que sufrieron aquellos desalojos tan crueles y aquel despojo de su tierra, nosotros los turistas, preparados para hacer fotos de aquel despropósito tan grande navegando por encima del campo santo y de las que habían sido sus casas… Nos llegó al alma.

    Perdona la extensión y gracias. Me ha aportado mucho. Marisi.

  • Ángel

    Por Ángel, el 25 mayo 2022

    Errática sobérvia…acompañatus repetidas palabras…no?

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