La encendida defensa de Vargas Llosa de la tauromaquia como arte
Un reciente artículo del escritor Mario Vargas Llosa defendiendo una vez más la tauromaquia dentro de las bellas artes no puede estar más lleno de barbaridades. Como esta: Los toros “es un escenario muy parecido a una sala de conciertos, o al tablado de un ballet y, en última instancia, al rincón donde los poetas escriben sus poemas o al taller donde los escultores y pintores fraguan sus creaciones”. Al Nobel peruano le dedicamos el ‘Área de Descanso’ de hoy.
Conozco a numerosos escritores y lectores que han dejado de leer a Mario Vargas Llosa por sus opiniones políticas (pasó de la extrema izquierda en su juventud al neoliberalismo thatcheriano) y por su postura ante algunos debates sociales. No es mi caso. Reconozco que no he leído las últimas novelas del Nobel hispanoperuano, que por otro lado no han gozado del mismo reconocimiento crítico que sus primeras obras, pero solo por novelas como Conversación en la catedral o La ciudad y los perros Mario Vargas Llosa tiene un puesto merecido entre los grandes de la literatura escrita en español.
Es además un crítico literario brillante. Gracias a su Orgía perpetua yo aprendí a leer a Flaubert. Sin embargo, esa lucidez y sensibilidad que ha demostrado en el terreno de la ficción o de la crítica literaria, esa capacidad para indagar en el alma humana, se diluye cuando toca otros temas, de índole político sobre todo. Razón por la que, como comentaba al inicio, muchos han dejado de leer su obra literaria. Una decisión que respeto, pero que no comparto.
La falta de perspicacia de Vargas Llosa cuando se encharca en temas políticos o sociales (salvo en la emigración, que ahí sí que es un intelectual abierto y popperiano) se debe no tanto a las opiniones en sí mismas, sino a la falta de solidez de sus argumentos, que con frecuencia son lábiles y poco armados. Entre otros disparates del Nobel, y permitidme que los califique así, yo he leído en su tribuna de El País calificar a Esperanza Aguirre como la Juana de Arco española por su defensa de la libertad. La libertad de saquear las arcas públicas, entiendo yo. La charca de ranas de la expresidenta es cada vez más grande y la mayoría de sus antiguos colaboradores han pasado por los juzgados. Ella misma está en el punto de mira de la Justicia. La realidad es tozuda.
La lista de estas afirmaciones y opiniones, cuando menos extravagantes, es larga, pero me voy a detener en la última, publicada recientemente en su tribuna de El País. Mario Vargas Llosa (MVLL) escribe un encendido artículo en defensa de los toros, una pasión ya conocida. El motivo es la decisión del Tribunal Constitucional peruano, que comparte, de no prohibir esta tradición sangrienta que algunos siguen llamando fiesta, entre otros el autor de La fiesta del chivo.
Según cuenta, los partidarios de ilegalizar la tauromaquia habían aprovechado el recurso al tribunal para ilegalizar la pelea de gallos y de paso prohibir los toros también, algo que el autor peruano denomina una “viveza criolla típicamente deshonesta, pues acerca cosas que son muy distintas, aunque en ninguna de ellas haya razón para prohibirlas”. ¿Viveza criolla típicamente deshonesta? Aún le estoy dando vueltas a esta frase. Mario Vargas Llosa califica a quienes han promovido el recurso de “fanáticos animalistas”. ¿Estar en desacuerdo con él ya los convierte en fanáticos? El artículo está plagado de simplificaciones de este tipo.
Se esfuerza MVLL en dejar clara la diferencia entre ambas aberraciones, pues los toros, según él, se enmarcarían dentro de las bellas artes mientras que las peleas de gallos se circunscriben estrictamente a un espectáculo donde prima la violencia. “Las galleras se parecen mucho más a un ring de box que a un coso taurino. Éste (por los toros) es un escenario muy parecido a una sala de conciertos, o al tablado de un ballet, y, en última instancia, al rincón donde los poetas escriben sus poemas o al taller donde los escultores y pintores fraguan sus creaciones”. ¿Desde cuándo el asesinato a cámara lenta puede ser considerado una de las bellas artes? Que yo sepa, solo ocurre esto, y meramente en el plano simbólico y literario y no real, en el famoso y maravilloso ensayo de De Quincey, El asesinato como una de las bellas artes, que recomiendo encarecidamente por otro lado.
Para aportar algo de literatura a su argumento, MVLL menciona un supuesto “pacto de honor” frente a la muerte en el albero entre el torero y el toro. Como si el toro estuviera allí por gusto y se hubiera ofrecido al sacrificio voluntariamente. Si el toro no tiene ningún derecho porque es dudoso que sientan, como sostienen quienes defienden su tortura, tampoco puede tener voluntad para llegar a ese pacto de honor. Una cosa o la otra. Aunque la realidad es que el toro, como ha demostrado la ciencia y el sentido común, siente y sufre, como cualquier mamífero, y no tiene ninguna elección a la hora de participar o no en una corrida, como los gladiadores en el foso romano, algo a lo que la tauromaquia sí que se puede asemejar. Los toros sienten, sufren y padecen cada estocada, mientras el público aplaude cada derramamiento de sangre. Pan y toros, que diría Juan Ignacio Codina, autor de una historia imprescindible del pensamiento antitaurino español y que ha publicado Plaza y Valdés, una editorial independiente que nos está ayudando a pensar a los ciudadanos del siglo XXI.
Que la tauromaquia sea una tradición no justifica que esa costumbre sea ética. Por la misma razón por la que no justificamos la ablación del clítoris, aunque en algunos países musulmanes sea una práctica habitual. En todo caso, el pensamiento antitaurino es tan antiguo como los toros y tiene una larga tradición, desde Quevedo a Larra, Blanco White, Pardo Bazán, Carolina Coronado, Juan Ramón Jiménez, Unamuno o Ramón y Cajal, por citar solo algunas de las voces del pasado. Además, como explica Codina, quienes confunden la patria con los toros, deberían saber que el maltrato a los toros no es algo exclusivamente español, sino que era un “espectáculo” bastante habitual en Europa hasta el siglo XVIII, cuando llega la Ilustración. Todos sabemos que el Siglo de las Luces tardó en iluminar a España y que algunos aún se empeñan en que vivamos en una eterna oscuridad.
Asegura Mario Vargas Llosa en su artículo que los animalistas atentan contra la libertad. La libertad de torturar a un animal que no tiene otra elección que salir a la plaza, diría yo. La realidad de la tauromaquia es que es una práctica en declive que necesita de dinero público para subsistir. La sociedad española hace tiempo que le dio la espalda y algunas plazas, como la de Cáceres, se mueren por falta de público. Ahora ha llegado el momento de ser valientes y decir ¡Basta Ya!
Comentarios
Por José, el 15 marzo 2020
El hombre que escribió «La ciudad y los perros» hace mucho tiempo que dejó de existir. Materialmente porque los cuerpos se renuevan y ya hace mucho de aquello e intelectualmente porque el cacho carne que ahora sostiene los restos mentales del maromo de la Preysler no merece más que el desprecio más absoluto.
Por José, el 15 marzo 2020
Pocas veces he visto tantas ignorancia en un solo articulo,como hoy en el suyo.Algo muy anti taurino también sea dicho.
Por eduardo garcia amat, el 15 marzo 2020
De ninguna de las maneras ,la tauromaquia es un arte u otro arte , y lo digo ,desde mi admiración a Jose Tomas , arte es pintar ,la música ,literatura ,lo q son las bellas artes ,y por mucho Vargas y por mucho Llosa los toreros no son artistas en su concepción
Por Sonny, el 15 marzo 2020
Vargas Llosa fue un buen novelista, devorado por su ideología, ha quedado en una caricatura.
Sus antiguas novelas deben ser leídas. A Vargas Llosa hay que leerlo, pero no hay que escucharlo.
Por pepet, el 15 marzo 2020
<porque serà que todos los expoliticos extranjeros,deshaciudados de su pais tienen que intentar volver a ser noticiables en españa.Como Valls o este perdedor peruano.Todos de la derecha extrema.Sin comentàrios.
Por Dionisio Iglesias nieto, el 15 marzo 2020
Quien disfruta viendo como torturan a un animal hasta matarlo, algo en su cerebro no funciona del todo bien
Por luis, el 15 marzo 2020
Sin argumentos, Una afirmación y nada más. Igual podría haber dicho que la luna es cuadrada.
Por Pepe, el 15 marzo 2020
Al carcamal sadomasoca hay que ingresarlo por el bien de la humanidad.
Por Alberto, el 15 marzo 2020
Vamos, que tener un nobel y ser un imbécil no está reñido.
Por Angel Ferran, el 15 marzo 2020
T O R O S – C O R R I D A S
Señor Vargas Llosa y del mundo taurino. Como se puede decir que las corridas es cultura. La plaza de toros es la feria al maltrato animal, va en contra de la nobleza y el valor del toro, si fuera cultura ¿por qué no sé enseña en la TV o se publican imágenes en la prensa la verdadera agonía del toro? De cultura nada, ésas imágenes de actos horrendos deberían de ser publicadas para opinar y ser denunciadas libremente objetivamente donde se expone el dolor , el mal trato y sobre todo bramido rasgado de la bestia de sufrir hasta la muerte, ese quejido debería de escucharse públicamente y quedar en la mente de quien dice que eso es cultura y nos quieren inculcar, la verdad es el contraste del sufrimiento del Toro con el frenesí, el éxtasis del festejo del público disfrutando ante el dolor, este gratuito sufrimiento solo tiene un nombre, una definición objetiva se le define sadismo al animal. Lo cierto del porque no se divulgan estas actos y se censuran en las TV, prensa Youtube,… y otros medios, es porque son tan crueles que cruzan «la línea roja» de lo legal y por ello de ser causa de poder ser denunciables, paradoja de la ironía de la «cultura a la crueldad intencionada y gratuita del animal», es que no se puede maltratar a un perro u otro animal según la ley, tampoco se permite que en los mataderos tenga de hacer sufrir al animal por su bondadoso sacrificio, existen reglamentos hechos ley penalizan su no cumplimiento y ahí esta la estupidez irónica de festejar el maltrato animal que es para enriquecer algunas familias conocidas de enriquecerse de la incultura del des-arte de tortura un animal noble que es el toro, que por desgracia se le tiene a la vez como símbolo nacional español. Por supuesto de fiesta nacional nada de nada que la mayoría de españoles no somos sádicos ni psicópatas. Las corridas de Toros demuestran que son un negocio de la crueldad, no vale decir que sin los ganaderos no existiera tan bello y noble animal, estos ganaderos ya reciben pingües subvenciones de de dinero público y si no saben mantener de otra forma esta herencia ecológica que es el patrimonio legado del Toro, hay muchísima instituciones como espacios y parques naturales que son declarados como patrimonio de la humanidad y de la reserva de la biosfera donde gente muy cualificada los cuidaran en libertad y sobre todo dignidad donde encaja muy bien el Toro en la ecología trófica y su entorno. Somos muchos y cada vez más lo que estamos en contra de la incultura al trato animal ese principio si que es noble sin ninguna maldad o doble intención que nos hacer ser más humanos.
Por Jose Antonio Espinoza, el 16 marzo 2020
No se por qué se toma como referente a Vargas Llosa. El maltrato a los toros es un tema moral, no literario. Los artistas no aportan nada especial a las discusiones morales. En el arte no hay bueno ni malo. Por consiguiente ellos pueden ver arte en cualquier porquería. Pero cuando se trata de juzgar las corridas tenemos que hacerlo dentro del marco de valores que queremos que moldee nuestra cultura. Y alli los taurinos salen perdiendo porque su cruel arte no refleja sino antivalores como abuso, cinismo, alevosía, ventaja, etc
Por Maria Teresa Bartrina, el 16 marzo 2020
Que la tauromaquia sea una tradición no es un argumento. Matar nunca puede ser Arte. No debe confundirse la libertad con permitir la violencia hacia seres vivos. Superar viejas y oscuras tradiciones y demostrar que somos una sociedad preocupada por la Naturaleza y por los animales es un imperativo.