Las esculturas de reciclaje ganan protagonismo en ARCO 2019
Algo destaca en la feria de arte contemporáneo ARCO 2019, que se está celebrando desde el miércoles y hasta mañana en Madrid: la sólida presencia de la escultura, y de la escultura a partir de materiales reciclados. Hacemos un recorrido artístico, desde las creaciones de Hisae Ikenaga y Jorge Peris, a la impactante e interactiva escultura de Juan Garaizabal en torno al reciclaje del vidrio.
Los periodistas tenemos propensión a escribir artículos analíticos que posibiliten un título atractivo y den alguna orientación a los lectores; de ahí nuestro empeño, a veces ímprobo y retorcido, en sacar conclusiones. La gigantesca convocatoria de ARCO suele poner a prueba esa capacidad de síntesis y valoración. Este año, El Asombrario sí ha visto una tendencia clara: una mayor apuesta por lo matérico y material, lo tangible, por la pintura y escultura, frente a aquellas citas de principios de milenio en que era tendencia avasalladora la instalación y el vídeo, lo virtual, etéreo y efímero. Parece que ahora artistas, galerías, coleccionistas y público quieren tocar más. Como en muchas otras facetas vitales, la sociedad vuelve a mirar a lo hecho con las manos. Al tacto frente a tanto oligopolio de la vista. Mira a lo orgánico y mira con los pies en la tierra. En esa misma línea, hemos apreciado una inusual presencia de esculturas compuestas con el alma del reciclaje.
Hay dos artistas de presencia reiterada en los stands: Jaume Plensa, que está de moda con sus cabezas (como la monumental instalada en la plaza de Colón, en Madrid), y la originalidad de Ángela de la Cruz, que rompe las pinturas, los lienzos, los bastidores, que salta códigos y formatos para transformarse en otra cosa, algo más cercano a la escultura conceptual. Y hay galerías, como José de la Mano, que han apostado todo a la escultura geométrica.
Dentro de la escultura con espíritu reciclador, encontramos en la galería Max Estrella las composiciones de Hisae Ikenaga, artista mexicana afincada en Madrid a la que le gusta jugar con el camuflaje y el equívoco, y en el stand de Luis Adelantado (cada año una de nuestras paradas preferidas en ARCO) las enormes composiciones del valenciano Jorge Peris a partir de mobiliario intervenido.
La Memoria del Vidrio
En este recorrido verde por ARCO 2019, nos asalta en un pasillo del pabellón 7 la escultura monumental de Juan Garaizabal (Madrid, 1971), en torno al ciclo del reciclaje del vidrio, que llega de la mano de la galería Álvaro Alcázar con la colaboración de Ecovidrio. El artista ha esculpido el círculo infinito del reciclaje de envases de vidrio en un enorme reloj de arena de más de cuatro metros de altura, elaborado a partir de materiales reciclables: acero, vidrio soplado y calcín. La obra, titulada La Memoria del Vidrio y que desprende como un aliento mágico-alquimista, busca además la interacción del público para que todos tomemos consciencia de la importancia del reciclaje. Para ello, suma a su escultura una escalera, un elemento que simboliza el esfuerzo y la recompensa que conlleva el reciclaje. “Una obra de arte público debe ser interactiva e integrar al espectador en ella”, explica el artista. “En la escultura, el visitante podrá ascender hasta la cima del reloj de arena a través de la escalera, volcar en su interior el calcín –vidrio reciclado– que se revierte una y otra vez en forma de cascada y ser así parte del círculo sinfín del reciclaje de envases de vidrio. De esta manera, quiero que los ciudadanos sean conscientes, perciban el compromiso del reciclaje y contribuyan a la conservación del planeta”.
Ecovidrio ha echado el calcín por la ventana para estar por primera vez presente en la cita de arte contemporáneo más importante de España. Y desde luego ese calcín, de un esplendoroso azul, se percibe en La Memoria del Vidrio como un elemento muy valioso. Juan Garaizabal es reconocido a nivel internacional por sus esculturas públicas; sus obras llenan espacios urbanos vacíos y con significado histórico. Garaizabal está acostumbrado a recuperar materiales para crear sus piezas, a cuyo formato monumental está habituado (ahora mismo está inmerso en dos trabajos de escultura urbana en México DF y París); pero es la primera vez que trabaja con vidrio reciclado.
La Memoria del Vidrio comparte stand con muy relevantes piezas de Anthony Caro, Rafael Canogar y Eduardo Arroyo. Puede visitarse hoy y mañana en ARCO.
Envases plásticos, ropa, muebles intervenidos
Dejamos atrás el reloj que funde vidrio y tiempo. Hay mucha más escultura de espíritu reciclador. En la galería Joan Prats encontramos las piezas de Pedro Cabrita Reis elaborados con marcos de aluminio, maderas y cristal encontrados. Y en Ponce+Robles, Patricia Canet quiere hacernos reflexionar sobre el sobreuso de envases plásticos, convirtiéndolos en piezas artísticas permanentes, en moldes cerámicos.
Terminamos la ruta. Encontramos la obra hecha a partir de ropa de la artista finlandesa Kaarina Kaikkonen y la torre escultórica de Maha Malluh, artista saudí formada en EE UU, con 42 vasijas; sus creaciones artísticas a partir de cacerolas para hablar del cercenado universo femenino le han dado fama. En la galería Juana de Aizpuru, Alicia Framis trae una pieza con un vestido elaborado con estropajos para hablar de la violencia contra la mujer. Y nos llama la atención una pieza de la ingeniosa serie del brasileño Marlon de Azambuja en torno a los materiales empleados en la construcción en cada ciudad, qué hay en las entrañas urbanas; en el caso de la pieza en ARCO 2019, ladrillo y hormigón asientan la mayor parte del esqueleto de Madrid.
Comentarios
Por María Eugenia Tamayo, el 03 marzo 2019
Estoy de acuerdo con el reciclaje, pero hay una gran cantidad de obras que son estéticamente muy feas. El principal fin del arte es conmover, sorprender con piezas inquietantes y armónicas. Este arte no lo logra