Estas no son las fotos de boda de tus padres
Las fotos de bodas en España ya no son lo que eran… La escuela madrileña de fotografía EFTI reúne en una exposición, hasta finales de este mes de mayo, una muestra de los nuevos documentalistas sociales que han venido a renovar la forma de fotografiar las bodas. Aportan un punto de fotoperiodismo. Añaden algo distinto a los tópicos de los anillos, la novia mirándose en el espejo, el beso y el posado con los padrinos.
Hay elementos que suelen ser cruciales en una boda: el traje de la novia, la iglesia (si es un enlace católico), el convite y, por supuesto, el fotógrafo. Al igual que hemos cambiado la tuna por el DJ, el cura por el maestro de ceremonias, la ensaladilla por entrantes selectos y el Simca por el Rolls Royce, los encargados de inmortalizar las bodas ya no son los fotógrafos de la BBC de toda la vida (bodas, bautizos y comuniones), sino lo nuevos documentalistas de la fotografía social.
No hay que despreciar el trabajo que muchos fotógrafos de pueblos o grandes ciudades han realizado durante años y, gracias a los cuales, las familias guardamos retazos de la historia de este país. Grandes ejemplos de estos fotógrafos de oficio son el caso de Virxilio Vieitez, al que la Fundación Telefónica dedicó una gran exposición el año pasado, o el murciano Juan de la Cruz Megías, quien fuera ganador del premio Revelación de PhotoEspaña en 2001.
Pero la forma de recordar las bodas, sea una unión civil, religiosa o igualitaria, ha evolucionado. Sobre ello hemos preguntado a tres de los fotógrafos que están siendo galardonados internacionalmente por sus innovadores trabajos y que forman parte del Colectivo Cinco, el grupo elegido por EFTI para su exposición: Víctor Lax, Virginia Gimeno y Víctor Martí, de El Marco Rojo.
Con un estilo cercano al fotoperiodismo, es muy común que muchos de estos fotógrafos vengan de trabajar en prensa, lo que marca el lenguaje que se utiliza en estas fotos. “Me ha influido mucho haber estado en un periódico. Siempre que imparto un taller digo lo agradecido que estoy de lo que aprendí en ese mundo. Y no sólo por la técnica, sino porque la prensa te enseña a ser resolutivo, saber donde colocarte y, sobre todo, te da una habilidad para tratar a gente a la que no conoces. Es muy importante, no deja de ser fotografía social. También te da la habilidad de saber qué está pasando y cómo contarlo”, cuenta Víctor Lax.
Un caso parecido es el de Víctor Martín y sus socios de El Marco Rojo: “Nosotros éramos reporteros gráficos de Informativos de A3, pero la empresa externalizó nuestro departamento, en el que llevábamos entre 17 y 20 años. Viendo que el panorama estaba cambiando en el periodismo, decidimos crear El Marco Rojo. Empezamos a hacer fotografía de niños y familias, en la calle, sin estudio y aplicando nuestros conocimientos de periodismo. Al poco tiempo surgió nuestra primera boda. Empezamos a hacer una y otra boda con ese estilo fotoperiodístico. Esto era algo que ya se hacía en el mundo anglosajón, pero cuando nosotros empezamos, en España apenas se daba. Nos gustaba hacer ese tipo de fotos porque nos sentíamos muy a gusto, por la rapidez, porque tienes que pillar el momento y porque es lo que aprendimos en televisión”.
El caso de Virginia difiere un poco, pero también es una forma habitual de empezar en este mundillo: “Yo llegué por casualidad. Amigos y familiares empezaron a pedirme que hiciera sus bodas y me empezó a gustar porque vi que tenía muchas posibilidades. Al principio, hacía lo que creía que tenía que ser la fotografía de boda. Pero al ver fotógrafos extranjeros que hacían cosas muy creativas, me di cuenta de que podía hacer cosas diferentes”.
Hay un elemento común en todos ellos que los distingue de los fotógrafos tradicionales: no se someten a unas reglas tradicionales, buscan crear fotografía no vistas, que cada boda tenga su propia imagen. “La diferencia con los fotógrafos de otras generaciones es sobre todo la ausencia de límites o de ideas preconcebidas. Tratamos una boda como si fuese cualquier otro evento”, afirma Virginia. Esto es algo en lo que están de acuerdo los tres. “Durante el tiempo que combiné prensa y mis primeras bodas, vi que donde no tenía límites creativos era en la fotografía social”, recuerda Lax. “Aunque es verdad que hay algunas cosas que no puedes dejar de hacer, como por ejemplo los anillos. Pero la fotografía social es mucho más que poner un anillo o cortar una tarta. Nosotros ponemos el acento en otras cosas, como el momento previo. Te haré los anillos, pero me fijaré más en la lágrima que cae, el nerviosismo de antes… Hacer la foto del anillo es fácil, lo complicado es que sea artística”.
Martí también nos habla de los retos del fotógrafo: “Lo difícil en este caso es que tienes que conjugar muchos tipos de fotografía. Es verdad que el 80% de tu trabajo es fotografía fotoperiodística. Pero también tienes que hacer fotografía tradicional con el retrato de los padres o la foto de grupo, donde tienes que intervenir, poner a la gente, y hacer que sea una foto bonita; o de producto: zapatos, anillos, o elementos que te piden los novios; o fotografía más editorial, con los novios posando. Eso es lo bonito y lo difícil, mezclar eso bien”.
Otro de los elementos que los separa de las generaciones anteriores es la dedicación; no es solo simplemente llamar al fotógrafo de bodas, fotógrafo social. Así nos lo explica Virginia: “El fotógrafo tradicional cubría muy pocas horas el día de la boda: iba a la iglesia, hacía un posadito después de la ceremonia y se iba a su casa. Incluso acudía a varias bodas en un día. Nosotros llegamos cuando empieza el maquillaje y nos vamos cuando se termina la fiesta, por lo que nuestras jornadas de trabajo son de entre 12 y 16 horas. Nosotros documentamos lo que pasa ese día”.
Su relación con el cliente no se basa en criterios de proximidad, no es el fotógrafo de tu barrio. Los novios buscan activamente un fotógrafo del estilo que les gusta y depositan su fe en él: “Víctor, tienes plena confianza,me dicen. Al fin y al cabo, te están pagando porque seas tú, con tu estilo”, confiesa Lax. “Quien nos contrata se va a llevar las fotos que surgen de nuestra visión de la boda. No tenemos cortapisas, somos muy libres. El que nos contrata ha visto nuestro trabajo en Internet, sabe lo que hacemos y lo respeta”, añaden en El Marco Rojo. “El trato con el cliente es fluido. Desde el momento en que te llama porque le hace mucha ilusión contar contigo para el día de su boda, es una relación de confianza”. Por su parte, Gimeno habla de la elección del profesional adecuado para cada pareja: “Tiene que haber distintos tipos de fotógrafos para distintos tipos de clientes. La fotografía es tremendamente subjetiva. El cliente tiene que encontrar el fotógrafo que se adapte a su visión y a su forma de ser. Los hay más cercanos a la moda, otros más cercanos al periodismo… Yo en mi web tengo puesto ‘No somos el fotógrafo de boda de tus padres’, porque hacemos algo completamente diferente, no el posado mirando a cámara, sino momentos que vas a recordar toda tu vida. Momentos reales que son atemporales”.
Los nuevos equipos fotográficos, junto con revelados digitales de alta calidad, han elevado la imagen a niveles similares a los de la publicidad o el reportaje de moda. Virginia nos da su visión: “La calidad debe ser alta, igual que en cualquier otro campo de la fotografía. Es verdad que durante muchos años el fotógrafo era el del pueblo que, en ocasiones, se dedicaba a otra cosa. Y eso daba muy mal nombre. Ahora es un fotógrafo más serio, más profesionalizado, y hay que estar al día en cuanto materiales, tendencias, equipos… Eso es lo que te diferencia del fotógrafo intrusista”. Precisamente sobre tecnología y calidad del profesional frente al intrusismo, una realidad cada vez más presente en la fotografía, reflexiona Víctor Martí: “La tecnología es una herramienta. Si no tienes una base, por muy buena cámara que tengas, no vas a hacer mejores fotos. La fotografía está en tu ojo, tu corazón y tu persona. La tecnología te puede ayudar a conseguir las fotos que están en tu cabeza. Como profesional, la calidad se te supone, y no se consigue pagando 500 € por una boda. Afortunadamente, las generaciones tienen una cultura audiovisual muy superior y reclaman otro tipo de fotografía”.
El reconocimiento a los nuevos documentalistas de fotografía social está cruzando fronteras. “Internacionalmente se nos está reconociendo y se nos están dando premios. Tenemos clientes extranjeros que nos buscan. Hemos llegado tarde pero nos hemos puesto las pilas muy rápido”, nos relata Virginia. Martí coincide en su análisis: “Nosotros hace nada teníamos como referencia la WPJA, una asociación americana de fotógrafos de boda en la que logramos entrar, y este año hemos sido finalistas de sus premios. Pero no somos los únicos, está el caso de Víctor Lax, Pedro Etura, Virginia Gimeno… Hemos llegado tarde, pero con mucha fuerza porque hay mucho talento. Pero falta cruzar más fronteras. Una cosa es diferente: en el mundo anglosajón, el reconocimiento económico es mucho más alto”.
“Las bodas cambian mucho en el extranjero. Pero, dentro del territorio nacional, también cambian muchísimo. La gente es diferente en una boda en Málaga o una boda en el País Vasco. Y cada vez más gente viene de fuera a casarse a España. Entre otras cosas, se aseguran el buen tiempo. Por ejemplo, nosotros hicimos una boda hindú en Marbella recientemente. Y aunque se traen el DJ o el catering, empiezan a contratar al fotógrafo español”, dice con orgullo Gimeno. En El Marco Rojo también presumen de cifras, pues gran parte de su trabajo se hace en el extranjero: “Dimos el salto porque empezamos a hacer bodas judías. Hicimos una boda en Punta Cana de un chico español con una chica venezolana. Y una boda llevó a otra: Miami, Israel, Panamá, Colombia…”.
Otro signo de que los tiempos han cambiado es el uso final que se le da a las instantáneas obtenidas. ¿Quién no iba a casa de unos recién casados y le sacaban de un armario un enorme álbum de cuero? Pues ahora, según Martí, “el fin de la boda ya no es el álbum, sino compartir tus fotos, bien en Facebook, por correo electrónico, Pinterest… El álbum sólo es una forma más de ver tus fotos”.
Sea como fuere, retratadas de forma más tradicional o echando mano de los nuevos lenguajes fotográficos, no conviene olvidar lo que dice Víctor Lax: “Las mejores bodas para fotografiar son aquellas en las que la gente se quiere y preparan todo con cariño. Las bodas son una fiesta en la que la gente monta una excusa para olvidarse de los problemas y celebrar por todo lo alto”.
¡Un viva desde El Asombrario por los novios y sus fotógrafos!
Comentarios
Por Campo Anibal, el 26 mayo 2014
Que la fotografía de bodas no está cambiando, sino que ha cambiado ya es una realidad de la que todas las parejas que van a casarse ya se han dado cuenta. La incorporación de periodistas de primera como el equipo del marco rojo o Lax le ha dado el empujón en creatividad que necesitaba.
Por Silver Moon Fotografía de bodas, el 26 mayo 2014
Los que has nombrado son precisamente de los grandes del panorama de la fotografía de bodas en españa, donde hay grandes trabajos que huyen de las típicas fotografías de boda y para muestra un botón.
Por Javier, el 29 mayo 2014
Una muestra de que la situación ha cambiado es el hecho de los fotógrafos de boda ya no tienen complejos en decir lo que hacen. Todo lo contrario. En una entrevista a Andrés Parro en ProRetroque.com, aseguraba que «ahora ser Wedding Photographer mola» mientras que hace unos años se les denostaba con aquello de la BBC. Os dejo en link a la entrevista por si interesa: http://www.proretoque.com/blog/archivos/1147
Por Bresson, el 31 mayo 2014
La fotografía de bodas es el último reducto que tienen los fotoperiodistas y fotógrafos documentales para “vivir de la fotografía”, una actividad que como oficio ha dejado de existir, como dijo el fotógrafo Ciuco Gutiérrez en una entrevista sobre este tema. Creo que se imita demasiado el estilo “americano” al hacer las fotografías y sólo se muestra el lado más fotoperiodístico de las mismas, se olvida que es una boda, los protagonistas son los novios, sin ellos sólo sería un reportaje más, que nadie desgraciadamente, hoy día, compraría. Toda esa vitola documental o periodística la da el que la crea, por mucho que quieras no te puedes saltar las fotos de grupo o familia, que es, en esencia a lo que vas, cuando fotografías una boda.
Por Carla Bonnet, el 17 marzo 2015
Hay un nivelazo de fotografía de bodas en España que en nada tiene que envidiar a los yankis 😀
Por EvenPic, el 17 marzo 2015
Un lujo estar como Fotografo de bodas en estos tiempos en España. Cómo dice Carla sin complejos con otros países.