Fanzara, ¿graffiti o mierda?
Una parte de la población de Fanzara, un pequeño pueblo de Castellón, se opuso radicalmente a la construcción de una planta de tratamiento de residuos tóxicos en su territorio. En su lugar se inventaron convertirse en un museo de referencia mundial en arte urbano. Lo consiguieron.
Cuando un lugareño entra en el bar Abajo en Fanzara, uno de los más concurridos de la localidad castellonense, tras pedir su bebida deberá someterse sin remedio a una disyuntiva lanzada desde detrás de la barra: “¿Rabo o morro?”. Hasta en la elección de los aperitivos parece haberse instalado la necesidad de optar por la opción correcta entre dos posibles. Y no es tontería: hubo un momento en la vida de este pequeño pueblo en el que tomar la decisión adecuada sería fundamental para su futuro y su bienestar.
En 2005, Fanzara tuvo que optar entre la mierda o la resistencia. Así de claro. O 30.000 toneladas al año de residuos peligrosos y otras 20.000 de otro tipo de basura sin tratar o la lucha. O aceptar, como aseguraba el Partido Popular desde el gobierno del Ayuntamiento, que el futuro de los algo más de 300 habitantes del pueblo solo podía pasar por la construcción de una planta de tratamiento de residuos tóxicos o negarse en redondo.
Evidentemente, el pueblo quedó de inmediato dividido sin remedio. Partidarios y detractores de la propuesta institucional comenzaron entonces a aprender a vivir en la confrontación. Se montó una plataforma ciudadana en contra de la instalación de la planta y fue tal el merecumbé que formaron que pronto los niños de Fanzara decidieron que mejor que a indios y vaqueros, lo que molaba era jugar a manifestarse por la calles.
Hubo mucha mano izquierda, mucho coger comentarios con pinzas o con papel de fumar y hasta algunos que decidieron negarse el saludo, pero en 2011 en Fanzara se desaloja del Ayuntamiento al Partido Popular por serias sospechas de que habían hinchado el censo en las elecciones. La plataforma ciudadana toma entonces las riendas del Ayuntamiento y paraliza el proyecto. Una decisión que se convierte en definitiva una vez que es el PSOE el que se hace con el consistorio.
Sin embargo, allí, muerto el perro no se había acabado la rabia. Los partidarios del no se habían salido con la suya, pero ¿cuál era la propuesta de los negacionistas para mejorar la situación de un pueblo? Pues, para empezar, pensar en grande: Fanzara se convertiría en un referente mundial del arte urbano. (Carcajadas en el banco popular).
Dicen los cerebros de la propuesta que en absoluto las tenían todas consigo. Solo necesitaban la complicidad del Ayuntamiento y de algunos vecinos para tratar de convencer a algunos de los mejores artistas callejeros del mundo de que se pasaran por el pueblo, eligieran una pared y la pintaran a su buen entender. Pero había algunos requisitos.
1. Ayuda pública: 2.000 euros –de risa-.
2. Los dibujantes no debían cobrar.
3. Los vecinos debían ceder sus paredes sin saber qué iban a dibujar en ellas.
4. Los artistas debían alojarse en casas del pueblo e involucrar a sus anfitriones de alguna manera en el proceso creativo.
Aquello parecía más difícil que formar gobierno en las últimas dos elecciones. Una locura, vaya. Contra todo pronóstico, en septiembre de 2014 lograron que acudieran a Fanzara 23 artistas dispuestos a aceptar todas las condiciones y a pintar el pueblo. Se dejaron allí 44 intervenciones. Acababa de nacer el M.I.A.U, el Museo Inacabado de Arte Urbano de Fanzara y, sin querer, la primera edición de un festival de arte urbano que todos los veranos ha ido creciendo y que acaba de celebrar su tercera edición, que concluyó el 11 de julio.
Terminaron consiguiéndolo. Su historia no solo llegó a los periódicos locales, también a los medios nacionales y saltó las fronteras de España. ‘How embracing graffiti stopped one Spanish village going to the Wall” (Cómo apostar por el graffiti salvó a un pueblo español) tituló el británico The Guardian en abril de 2015. El blog neoyorquino Brooklyn Street Art, especializado en arte urbano, también se ha hecho eco del milagro Fanzara.
Tan lejos han llegado que son objeto de estudio en las universidades. “El MIAU es arte urbano, pero también es una forma alternativa de creación de comunidad y de recuperación de memoria y orgullo; es una potente arma de transmisión de valores”, ha asegurado Joan Feliu, doctor en Historia del Arte de la Universitat Jaume I de Castellón.
Está claro. Parece que no hay duda sobre qué aperitivo aceptar en el bar Abajo de Fanzara, porque, a veces, echarle mucho morro a la vida funciona.
Comentarios
Por Marcos, el 04 agosto 2016
La idea es genial, pero la realización horrorosa en la mayoría de casos. El entorno no ha sido tenido en cuenta en absoluto. Se ha hecho graffiti urbano e industrial en un pueblo, «desdibujando» totalmente su aspecto y desconociendo su historia.
Por Daniel, el 05 agosto 2016
Hola Marcos,
Sólo queria decirte que tus conocimientos de arte parecen escasos.
La realizacion de la mayoria de los graffitis son exquisitas…que te guste o no la temática es arena de otro costal.
Pero no hay una necesidad de hacer graffitis concordando con la historia propia del pueblo.
El graffiti se puede entender como algo urbano y es EXACTAMENTE ese contraste el que lo convierte este gran pueblo-museo en UNICO.
Un saludo
Por NQ, el 04 septiembre 2016
Coincido la idea del proyecto es buena y coherente pero su ejecución mas alla de lo estetico, habria que pulirla si el objetivo que se persigue es obtener un rendimiento en terminos economicos.
Por Erik, el 04 agosto 2016
No me interesa demasiado el «graffiti» aunque sí el arte urbano como espectador, y como fotógrafo, y en este artículo lo que echo mucho de menos son los nombres de los autores de los murales, que no deben de ser muy difíciles de conseguir (leer debajo del mural, que seguro que lo pone, o hablando con los organizadores), pero sin embargo sí veo un gran interés de Manuel Cuellar en que se sepa —en todas y cada una de las imágenes— que las fotos que acompañan el artículo son de su autoría.
A destacar también los pies de foto realmente sugerentes, inspiradores e inspirados. Gracias.
Por Delos, el 04 agosto 2016
Me gusta el artículo porque cuenta la historia del MIAU sin tapujos. Me gusta el MIAU porque es baluarte del Arte Moderno, espacio en el cual nada debe tener un por qué, o sí, esto último lo aprendí con el MUMO esta primavera acompañando a mis alumnos, aprendí a ver el arte con otros ojos mucho más abiertos, eso es lo que hace Fanzara con el arte Urbano. Enhorabuena.
Por Maria Lluïsa Paytubí Aparicio, el 06 agosto 2016
Els murs parlen
Una tesi doctoral:
https://www.graffiti.org/faq/diego.html
Por José Manuel H.H., el 01 septiembre 2016
Fantástica idea, digna de elogio… Una vez mas y en esta ocasión, basándose en la cultura, un pueblo o la mitad… Se pone de acuerdo.