Feliz Navidad con la ‘Memoria de la nieve’ de Julio Llamazares
Solsticio de Invierno. La fiesta de la luz, para muchos re-significada en forma de Jesús. El Mesías. La luz que vence a la oscuridad. Las noches ya no serán tan tempranas. Los días comienzan a alargarse. En ‘El Asombrario’ os deseamos Feliz Navidad con tres poemas de Julio Llamazares del libro ‘Memoria de la Nieve’ (Nórdica), exquisitamente ilustrado por Adolfo Serra y que ha recibido el Premio Nacional al Libro Mejor editado 2020.
Memoria de la nieve, publicado en 1982, es el segundo libro que firmó el leonés Julio Llamazares. Su escritura está vinculada estrechamente a aquel paisaje perdido y reencontrado en su memoria. Sobre esta nueva y premiada edición de Nórdica, el ilustrador Adolfo Serra nos comenta: “Intenté crear una atmósfera real e imaginada para las palabras de Julio. Él habla de memoria, recuerdo, ensoñación… y mi objetivo fue crear un paisaje emocional con las ilustraciones. Como un paisaje de la memoria. La técnica es la tinta, me parece curioso conseguir los colores de la nieve a través de manchas de tintas negras”.
“Invierno. Invierno antiguo y lento. Narración mitológica de zarzas y de esquilas.
Lenguaje helado y gris que solo yo conozco.
Hay lábanas de nieve en los corrales derruidos, desolación en los mandiles de las madres, espirales de miedo en las gargantas de los gallos.
Y, sobre el agua remansada del molino, corruptas flotan las flores doloridas de la infancia.
Invierno. Invierno antiguo y lento. Quien camina hacia ti lo hace ya sin tristeza.
Solo busca la fruta enrojecida del arándano y el viejo y agrio don de la misericordia”.
“La nieve está en mi corazón como el silencio en las habitaciones de los balnearios: densa y profunda, indestructible.
La nieve está en mi corazón como la hiedra de la muerte en las habitaciones donde nacimos.
Y el tiempo huye de mí con un crujido dulce de zarzales.
Niebla implacablemente sobre los páramos de mi memoria. Es ya de noche entre los blancos cercados.
Cuando amanezca, será ya siempre invierno”.
“No existe otra espiral que el bramido del tiempo.
Amasar la memoria es bondad de alfareros, lentitud de veranos en fabulación.
Las grosellas derraman granates en la nieve y los silencios más antiguos en humo y humildad se desvanecen.
¿Dónde encontrar ahora el amargor del muérdago y el agua?
¿Dónde la ocultación de las leyendas y los bardos?”.
Con muérdago y arándanos, silencio y leyendas, El Asombrario os desea Feliz Navidad. Aprovechemos la oportunidad de celebrarla distinta, de una manera… menos… urgente.
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