Fotogenio: entre drones y estrellas, Instagram y Photoshop
¿Qué tiene Fotogenio que parece que engancha? Este certamen de fotografía se ha convertido en uno de los principales de España, en un fenómeno de fans, en un compacto conjunto de talleres técnicos y sucesión de primeras figuras que levantan veneración. Este año, era el turno de Sebastião Salgado (naturaleza), Phil González (Instagram) y Eugenio Recuenco (moda). ‘El Asombrario’ estuvo allí, en Mazarrón, Murcia, el pasado fin de semana. Y esto es lo que vimos.
Nada más llegar, la gente te pregunta si es tu primera vez. “Yo ya llevo dos, yo tres…”. Incluso los de CienOjetes estaban allí. Nosotros éramos vírgenes. Los veteranos dicen que todo empezó en este pueblo murciano gracias al empeño personal de Juan S. Caveltus, que comenzó a organizar un encuentro de aficionados a la fotografía de naturaleza, para luego ir creciendo hasta llegar a lo que es hoy, uno de los mayores certámenes de fotografía de España.
El pasado fin de semana se ha celebrado ya la octava edición. En fotografía, como en música, existen muchos tipos de festivales destinados a atraer a diferentes públicos. Sónar, el FIB, SOS…, la gente acude por distintos motivos: escuchar a sus grupos preferidos, pasar un fin de semana divertido, ligar… En el caso de los festivales fotográficos, ocurre lo mismo, y el máximo reclamo de Fotogenio es, sin duda, tener siempre cabezas de cartel de lo más populares: Cristina García Rodero, Gervasio Sánchez (que este año asistía entre el público) y Steve McCurry son algunos ejemplos. Este 2014 ha sido el año de Sebastião Salgado, el Bono de la fotografía documental. La fotoestrella presentó su último trabajo, Génesis, del que tiene cinco juegos para exponer por todo el mundo y que se pudo ver recientemente en Madrid, en Caixa Fórum, con gran éxito de público.
Fotogenio ha durado tres días, y en este tiempo no hemos oído hablar de metáfora visual, cuerpo discursivo, fronteras del lenguaje, boom del fotolibro, exploración personal, PhotoEspaña, discurso fotográfico… En cambio, términos como drones, 8k, estenopeica, capa de textura, fotografía macro o Instagram han sido frecuentes.
El viernes abrían fuego Israel Luri, comentando las novedades de la última versión de Photoshop, y Hugo Rodríguez, con una conferencia sobre tours virtuales y fotografía panorámica de 360 grados. Hugo es un auténtico referente -y gran divulgador- de los aspectos técnicos de la fotografía en este país; a través de sus publicaciones, webs y cursos, ha conseguido que aficionados y profesionales sepan cuáles son los procesos por los que se crea una fotografía digital y cómo controlar la calidad de los mismos.
Por la tarde, continuaba el contenido más técnico del certamen con la conferencia de Mario Cea sobre fotografía de alta velocidad en naturaleza y con el mini taller de Alberto Yagüe, uno de los ponentes más esperados. Alberto es uno de los retocadores más importantes del panorama nacional; muchas de las imágenes de moda y belleza de las revistas y fotógrafos más importantes han pasado por sus manos. Alberto dio algunos consejos básicos para el retoque de retratos con Photoshop y resaltó la importancia de un buen procesado para el éxito de una imagen. Fueron 90 minutos que nos supieron a poco.
Esa tarde llegó la primera de las dos esperadas conferencias que daba otra de las estrellas del cartel murciano: Eugenio Recuenco. Uno de los más importantes fotógrafos de moda del país desgranó con gran humildad y cercanía su acercamiento al vídeo desde la fotografía. Habló de cómo fueron sus primeros pasos realizando vídeos con ráfagas de fotos, de su interés por la imagen en movimiento al margen de la moda de los fashion films, género por el que tiene gran interés y del que enseñó alguna de sus piezas (ha llegado a ser presidente del jurado del Madrid Fashion Film Festival el pasado año) o de cómo se puede hacer un vídeo musical para Bebe utilizando unos cuantos iPhone dispuestos en círculo.
Las charlas se dan en una nave agrícola convertida en improvisado palacio de congresos. Cuenta con varias salas, que permiten conferencias en paralelo, y un pasillo central donde se encuentra la parte comercial del certamen. Multitud de marcas y tiendas buscan acercarse al aficionado con sus productos estrella: Canon, Nikon, Casanova Foto, Fujifilm, Olympus…, haciendo las delicias de muchos de los asistentes, encantados de conocer las novedades en equipos fotográficos o disfrutar de la exhibiciones del funcionamiento de drones en mitad del pasillo.
El sábado se notaba en el ambiente que era el gran día. Una exhibición sobre fotografía estenopeica para desayunar, otra sobre lo que de verdad esconde la tecnología de los monitores 4K. Julio Gómez, que fue el encargado de esta segunda charla, es de los que repite año tras año. Formador audiovisual y divulgador en diferentes medios, avanzó la llegada del 8K como estándar de monitores para 2020 y destacó la necesidad de que los profesionales de la imagen sean, a su vez, apasionados de la misma. “Ojalá todos los profesionales vivieran con pasión la fotografía”.
A media mañana llegó la parte más ligera del festival, con la intervención de Phil González y su charla sobre la influencia de las redes sociales, y en especial de Instagram, en la fotografía. Aquí mismo le hicimos una entrevista sobre ese asunto. Después volvió Recuenco para devolver intensidad al asunto. En el tiempo que tuvo, relató cómo fueron sus inicios en el mundo de la fotografía, cuáles fueron sus primeros retos y cómo la creatividad sirve de motor en un mundo tan complicado como es el mundo de la moda. Dio cuenta de lo conservadoras que se han vuelto las publicaciones y las marcas con la llegada de la crisis, su esfuerzo por hacer fotografías atemporales, o de marcar su estilo pese a tener un amplio abanico estético. Destacó que rodearse de un buen equipo, arriesgar y ser apasionado, es clave para sobrevivir en un mundo tan competitivo, y apuntó cómo en muchas ocasiones saca partido de los problemas o cómo con equipos no muy caros se pueden conseguir efectos que hacen de la necesidad virtud.
Ya no quedaba nada para la llegada del gran momento. Una hora antes de empezar la conferencia de Salgado, ya había gente haciendo cola para coger los mejores sitios. El fotógrafo brasileño se había dejado ver la tarde anterior con su gorra calada, y esa misma mañana había dado una rueda de prensa. En ella nos sorprendimos de que el interés de la organización no fuera que a Salgado se le hicieran las mejores fotos posibles, sino que en ellas apareciera a toda costa el logo del certamen. En casa del herrero, cuchillo de palo. En cualquier caso, por la tarde, la sala principal estaba a rebosar esperando que el famoso fotógrafo hiciera su aparición. Y cuando así fue, la gente se puso en pie para aplaudirle. La emoción se mantuvo durante los 90 minutos que duró su conferencia. Allí desgranó su vida como forma de explicar su fotografía. Sus estudios en Brasil, su carrera como economista, su exilio a París. Y sobre todo, el momento en que su mujer se compró una cámara que nunca pudo utilizar, porque Sebastiao se la apropió: “Cuando miré el mundo por primera vez a través de un visor, mi forma de verlo cambió para siempre”. Una emocionante proyección de 20 minutos repasó su trabajo como fotógrafo social por todo el mundo. En un segundo bloque, habló de qué motivó su paso a la fotografía ecológica: cómo cayó enfermo tras haber visto tantos horrores, su pérdida de fe en la humanidad, y la recuperación de la ilusión gracias a un proyecto de reforestación en su Brasil natal. De esta manera nace Génesis, que sería protagonista de una segunda proyección. Repasó las cifras que giran alrededor de este proyecto, que incluyen cinco exposiciones itinerantes simultáneas por todo el mundo y que hace que más de dos millones de personas ya hayan visto estas fotos.
En varias ocasiones, el fotógrafo fue interrumpido por los aplausos de los asistentes. Y llegó el sorprendente turno de preguntas: “Dígame tres colores o tres animales que le gusten. ¿Génesis le ha acercado a Dios?¿Cómo hace para conseguir fotografías tan planas (sic)? Voy a viajar al Polo Norte, ¿cómo puedo evitar que se me congelen las baterías?”. Afortunadamente, Salgado supo reconducir lo que se le preguntaba y contó que no sabe hacer fotografía en color aunque le gusta, que no cree en Dios pero sí en Darwin, que busca gran profundidad de foco en todas sus fotos, que hace negativos desde imágenes digitales y que el cambio de tecnología le ha evitado muchos problemas, y que las baterías no se congelan si las llevas cerca del cuerpo. Una charla seria, respetuosa con los asistentes, y que trasmitió pasión por la fotografía.
Pese a su timidez, Salgado se prestó a firmar libros de su última obra, aunque nadie pareció decidirse por la versión para coleccionistas de casi 8.000 € que estaba en uno de los puestos de la feria. Mientras, en el interior de la carpa, José María Mellado, tal vez impresionado por tener que dar su conferencia tras los cabezas de cartel, se puso a explicar, nada más y nada menos, principios básicos de la composición fotográfica como la regla de los tercios, el número áureo, el peligro de los formatos extremos, la conveniencia de que las diagonales coincidan con las esquinas de la foto o el foco como forma de encuadre. Sorprende que alguien que escribe libros que se venden como churros y que tiene legión de seguidores diera una charla de ese nivel. Incluso hubo quien afirmaba que lleva años dando la misma conferencia. Bueno, la final de la Champions estaba al caer y se necesitaba un valle emocional entre tanto acontecimiento. Para los insomnes, tras el partido, un taller a light painting en las formaciones de Bolnuevo.
El domingo se respiraba despedida. Menos público presente pero gran cantidad de talleres: Alberto Masó se centró en la fotografía macro; Julio Gómez tuvo su segunda jornada sobre iluminación eficaz en entrevistas de vídeo; Antonio Vela habló sobre drones; Roberto, de Casanova Foto, sobre fotografía de estrellas; Fructu Navarro sobre qué hace que una foto sea buena al margen de sensores, cámaras o material; Isaac López y Marian Sánchez (la única mujer ponente de todo el festival) sobre el arte de venderse; y Antonio Atienza mantuvo vivo el origen de fotografía de naturaleza de Fotogenio con demostración en vivo de fotografía a aves rapaces.
Puede que Fotogenio no se encuentre en la vanguardia de la fotografía, que aspectos más artísticos se vean eclipsados por su parte más técnica, que la investigación del lenguaje no forme parte de sus preocupaciones o que el fenómeno fan sea un elemento importante de la programación, pero lo cierto es que es un certamen por el que se paga entrada y agota localidades, que moviliza muchos aficionados y que pone a Mazarrón en el mapa. Ya sólo queda esperar a la próxima edición.
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