Gistredo: el negocio eólico de Repsol o el oso pardo y el urogallo
La leonesa Sierra de Gistredo lleva más de 20 años soportando una espada de Damocles en forma de codicia de diferentes promotores energéticos: proyectos de instalación de polígonos eólicos sobre sus cumbres y laderas. Ahora el acecho está más cerca y agresivo que nunca con tres proyectos planteados por la multinacional Repsol.
Por EMILIO DE LA CALZADA / Plataforma para la Defensa de la Cordillera Cantábrica
En principio, fue el proyecto eólico Quintana, propuesto en el año 2000 por Promociones Energéticas del Bierzo. 21 años después, Green Capital propuso los parques eólicos Acario y Tureno. Ninguno de ellos salió adelante, afortunadamente. Pero en 2023 fue la petrolera Repsol la que vino nuevamente a plantear tres proyectos.
Durante todo este tiempo, la Sierra de Gistredo ha ido creciendo en calidad ambiental. Actualmente alberga entre sus valles, laderas y cumbres una flora y fauna de excepcional valor. Las perdices pardillas, las liebres de piornal, los rebecos, el pito negro, el águila real, el halcón peregrino, el águila culebrera, el oso pardo y el urogallo encuentran en este espacio un hábitat idóneo.
Mientras la vida encuentra en este espacio un reducto para su supervivencia, Repsol ve aquí la oportunidad de aumentar negocio y para ello no duda en lanzar sus cantos de sirena a los representantes públicos de la comarca. Recientemente los ediles de varios ayuntamientos afectados por el proyecto eólico Alto Bierzo-Sil hacían pública en rueda de prensa la suma de euros que la promotora pagaría anualmente a los ayuntamientos y juntas vecinales propietarias de los terrenos ocupados por las instalaciones industriales asociadas al proyecto. Y en las últimas horas la petrolera condiciona su apoyo a la rehabilitación del tren Ponferrada-Villablino a que se aprueben sus pretensiones: apoyo a cambio de negocio. Esto tiene un nombre que no es precisamente bonito.
Algunos responsables políticos de la administración de la Sierra de Gistredo están dispuestos a vender su valor ambiental por un saco de dinero. Lo que no dicen a sus conciudadanos es que esos dineros únicamente van a poder ser invertidos en los terrenos que van a ser inmolados, es decir, no van a ser repartidos a partes alícuotas entre las personas que viven en esas localidades.
No obstante, la imagen transmitida por los ediles de Bembibre, Igüeña y Noceda dista mucho de ser el reflejo de la opinión generalizada entre las personas que habitan los pueblos afectados por los proyectos de Repsol. Una buena parte de esa ciudadanía prefiere preservar un entorno natural de primer orden y prefiere vivir de los recursos autóctonos antes que hipotecar sus horizontes de por vida. De hecho, uno de los ayuntamientos afectados por la iniciativa de Repsol, el de Páramo del Sil, se ha declarado abiertamente en contra del proyecto de la petrolera.
Lo que no parecen tener en cuenta ni la empresa promotora, ni los ediles que apuestan por el dinero a cambio de los valores ambientales, es que la Sierra de Gistredo representa un refugio imprescindible para dos especies en peligro de extinción, amparadas por normas estatales y europeas: el urogallo y el oso pardo. Científicos de primer orden han elaborado un peritaje técnico que pone de manifiesto el valor de la Sierra de Gistredo para la conservación de la biodiversidad, objetivo europeo de igual rango que la descarbonización de las fuentes de energía. Dicho informe puede ser consultado aquí.
El futuro pasa por el abandono de las fuentes de energía de origen fósil, no hay duda, pero no a cualquier precio y menos a costa de poner en riesgo el patrimonio natural.
El proyecto eólico Alto Bierzo-Sil es, indudablemente, un negocio redondo para Repsol –así lo han manifestado fuentes de la propia empresa–, pero representa la liquidación del valor natural de la Sierra de Gistredo. Confiamos en que las administraciones públicas que deben participar en la redacción de la Declaración de Impacto Ambiental del proyecto, con el Ministerio de Transición Ecológica a la cabeza, sean rigurosas en la elaboración de dicho dictamen. En quien no podemos confiar es en la petrolera Repsol, que está actuando como esos texanos cinematográficos que portan un maletín con fajos de billetes con los que compran la voluntad política allá donde pretenden horadar.
La sierra de Gistredo, los urogallos y los osos tienen mucho más valor que todo el dinero de Repsol. No los vendamos.
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