Gracias y desgracias de las redes, condensadas en 24 minutos
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Del uso al abuso y del abuso a la adicción. Además de la pérdida de la noción real de la autoimagen, la infoxicación o un nuevo paradigma de la inseguridad que entraña. Todo eso es lo que la tecnología está produciendo en millones de jóvenes que, todos los días a todas horas, convierten su teléfono móvil en una extensión más de sus manos, dedos y unas huellas dactilares que jamás habían podido dar tantos permisos. La tecnología también presenta otra cara, abre un mundo nuevo de posibilidades para crear un mundo más justo, sostenible y empoderado. ¿Hasta qué punto las familias y los educadores saben los peligros que hay tras las pantallas? ¿Conocen las ventanas que pueden abrir a la vida un buen uso de lo digital? Preguntas como estas marcan el documental ‘Like/Dislike’ .
Like/Dislike es un recorrido de 24 minutos en el que expertos desgranan qué se esconde detrás de la pantalla negra y qué alternativas nos ofrece el propio campo de la tecnología. “Ya conocemos la adicción que muchos jóvenes sufren hacia sus móviles, el uso abusivo que practican, el descenso de la tolerancia que ha generado este mundo impaciente al que la tecnología nos empuja y empapa, la falta de concentración que genera a las nuevas generaciones y una larga lista de enfermedades mentales que producen y que impactan directamente en la autoestima y el concepto que muchos jóvenes tienen de sí mismos”, adelanta Jano Morales, miembro del equipo de dirección y producción de la cinta.
En realidad, la tecnología, como muchas de las herramientas que nos acompañan en nuestro día a día, no es buena ni mala: todo depende del uso que se le dé. Así pues, en este documental promovido por Funcas diferentes expertos nos hacen transitar por toda una gama de realidades, muchas veces escondidas y desconocidas, tanto para los jóvenes como para los adultos. El neuropsicólogo Álvaro Bilbao, con miles de followers en sus cuentas, desgrana los problemas sobre la crianza en familia. También la periodista Marta García Aller participa en la cinta, aportando su granito de arena, al igual que el psicólogo Marc Masip y Guillermo Cánovas.
Es un equipo tan completo como acertado que continúa la estela marcada por un proyecto previo, denominado Dis-like, de Verónica Vieites. “En él se afrontan diversas problemáticas, como la disociación entre imagen digital e imagen real, pues muchos jóvenes solo tienen un problema, y es que no se gustan cuando se ven reflejados en el móvil y desarrollan enfermedades como depresión, ansiedad y trastornos alimenticios, incluso muchos de ellos terminan acudiendo a clínicas de cirugía estética”, desarrolla Morales.
Hacer lo que queremos que hagan nuestros hijos
Otra de las expertas que forma parte de la cinta es María Zabala, quien propone cambiar un poco el foco. Según apunta el miembro del equipo de dirección, parafraseando a la experta, “lo ideal sería no centrarse tanto en la propia tecnología, sino hacer algo mucho más incómodo y difícil, que es centrarnos en nosotros mismos y reflexionar para decidir qué papel queremos que la tecnología tenga en nuestras vidas y cómo queremos que nuestros hijos nos vean utilizarla para construir una relación sana y fructífera”.
De esa forma, Morales piensa que se podría evitar el desarrollo de trastornos que empiezan a expandirse entre la juventud como la nomofobia, que produce ansiedad o depresión al no tener acceso a la red, o no tener un teléfono propio para poder estar con él horas y horas. “¿Cuántas familias se enfrentan a hijos que se levantan cansados porque han estado hasta las tantas con el teléfono en su cuarto?”, pregunta. “Tenemos que ser conscientes de que estos malos usos desembocan en una reducción de la atención, una bajada del umbral de la frustración, e incluso ser víctima de algunos delitos”, continúa.
Se refiere a los casos de ciberbullying, conocido como el acoso típico de los entornos educativos ahora trasladado al mundo digital, pero también al grooming: “Es una técnica de adultos hacia jóvenes mediante la que les intentan convencer, a través de mentiras y un canal social digital como las redes sociales, de que tengan un encuentro con carácter sexual. Básicamente es el acoso sexual de adultos a jóvenes trasladado a la red”, define Morales. En definitiva, son nuevos peligros que nos tendrían que hacer estar más alerta que nunca, y para ello los planes de educación y formación son esenciales.
La formación, imprescindible
Morales indica que las instituciones educativas deberían estar preparadas para ubicar este tipo de malas conductas o la insana relación con la tecnología. “Si el personal estuviera formado, los jóvenes podrían saber las realidades que trae consigo la tecnología, las buenas y las malas. Así tendrían sus propias herramientas para discernir y que les saltaran las alarmas cuando vieran que algo no está bien, y para que pudieran notificarlo también”, subraya el miembro de Deer Watson Films, la productora encargada del documental.
Like/Dislike también aborda otra de las cuestiones que no solo afectan a la chavalada, pero sí que es su caldo de cultivo para germinar, dado su reducido bagaje vital. Las fake news, ya lo sabemos, se pueden combatir con novedosos avances tecnológicos relacionados con la Inteligencia Artificial que las permiten identificar, pero Morales propone ir más allá: “Yo creo que desde casa y el colegio debemos fomentar el espíritu crítico como la quintaesencia de la educación. No creerte todo, cuestionar los estímulos que te llegan, y crear tu propia opinión fomentando el contraste es imprescindible. Tenemos que reducir un poco la ingenuidad y, así, la polarización”.
Soluciones, también tecnológicas
Como el propio nombre indica, el documental trata las dos caras de esta luna tan bidimensional. Una vez superada la parte del dislike, llega su contraria, la zona positiva. En este sentido, mucho emprendimiento digital guarda una vertiente social que intenta mejorar la calidad de vida de la gente mediante la tecnología. “Vemos muchas aplicaciones centradas en acercar la salud, o la impresión en 3D de personas que necesitan prótesis”, ejemplifica Morales. A ello se suma otro caso cada vez más en boga, pues la robótica y los parámetros con los que trabaja ayudan a identificar y prevenir ciertos delitos.
Especial mención se merece Valeria Corrales, quien ha conseguido ser un referente para sus 10.000 seguidores en su canal de YouTube y que también aparece en la cinta promovida por Funcas. En él muestra y fomenta el uso de la robótica, abriendo nuevos caminos para adolescentes, sobre todo chicas jóvenes, que se interesan por el estudio de alguna carrera STEM (ciencia, tecnología, ingeniería y matemáticas).
Tal y como concreta el psicólogo Masip: “Necesitamos educar en la realidad, porque no todo es esa pantalla negra, sino lo que ocurre en la calle, donde nos relacionamos de forma física y real”. Recuperar esa parcela de la realidad es lo que pretende Like/Dislike, además de convertirse en un recurso más que útil para niños, adolescentes, familias y educadores.
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