Guillermo Martín Bermejo y los atormentados que defendieron la libertad
Guillermo Martín Bermejo expone en Mad is Mad. Hemos estado a punto de no publicar esta entrevista, porque la galería cierra hoy como medida preventiva en Madrid para contribuir a frenar la epidemia del coronavirus. Pero no habría sido justo. Porque merece la pena que conozcáis el sentido trabajo de Guillermo Martín Bermejo, su elegancia y delicadeza a la hora de plasmar sentimientos en sus retratos a lápiz en papeles antiguos. Os dejamos con él en un formato que hacía mucho que no tocábamos: 3 X 3. Tras la entrevista, el artista elige tres dibujos suyos que significan algo especial para él y tres obras de otros que le han marcado, personal y profesionalmente.
¿Qué es ‘Una desesperada vitalidad’? ¿Qué has querido contar con esta exposición en Mad is Mad (galería vinculada a ‘El Asombrario’)?
Una desesperada vitalidad surge del poema con el mismo título que escribió Pier Paolo Pasolini. Un poema autobiográfico, una entrevista a sí mismo en la que deja marcadas sus ideas, sus influencias, sus miedos. Rituales todos ellos para crear su asesinato posterior.
En mi exposición he querido recuperar rostros olvidados, olvidados incluso por los mismos retratados. Es una especie de continuación natural de los retratos que realicé para el Museo Lázaro Galdiano de Madrid. Si allí los retratados estaban en la plenitud de su iconografía, esta vez aparecen antes de haber realizado su obra, en la infancia o adolescencia, en el momento donde el mito aún es virgen.
Una desesperada vitalidad es un pequeño diario de afinidades, de amores, de olvidos.
Kafka, Miguel Hernández, los hermanos Pasolini, Gore Vidal, Klaus Mann, Robert Walser, Knud Rasmussen, Sadeq Hedayat, Isherwood y Auden…, ¿hay algo que una a estos personajes? ¿Cómo has hecho la selección? Veo que son defensores de la libertad y de su propia esencia, lo que hizo que muchos tuvieran vidas atormentadas…
La verdad es que surgen sin un orden establecido ni una selección previa. Surgen al leer un libro, ver una película o un documental, escuchar una canción… Son un diario de mi vida, de mis intereses en cada momento. Quizá esas libertades, coartadas por la histérica sociedad de consumo en la que vivimos, sean las que unen a cada personaje. Quizá también es lo que me une a ellos.
Alguno por el que sientas mayor predilección, que te atraiga especialmente, por su rostro, sus facciones. Y alguno que destaques por su biografía…
Todos son mis Absent Friends, como dice Neil Hannon en su canción. Son los amigos que me acompañaban las tardes solitarias de la adolescencia. Las noches de insomnio frente al televisor viendo Cine Club. O las canciones que sonaban en mi walkman.
Quizá Klaus Mann, estaba enamorado de él. Quizá de él surjan mis Lost Boys.
Y entre tantos hombres, Remedios Varo… ¿Qué significa para ti esta mujer?
Es La Mujer, la madre, la amiga, la novia. Amo su trabajo delicado y misterioso. Poemas con olor a humo. Exilios interiores y exteriores. Quizá esté allí cuidando de todos estos niños desolados.
Tu trazo clásico es inconfundible…: elegante, renacentista, desprovisto de adornos, centrado en las miradas y en cierta languidez y serenidad, sin tensión ni violencia ningunas. ¿Cómo ves tus propios dibujos?, ¿por qué crees que conectan bien con el público en estos días de tanto perifollo, urgencia y marketing?
Como digo en el texto de la exposición, mi dibujo intenta ser una intriga que calla concentrándose en un gesto. Callándose las imágenes hacen que los hombres entren en la memoria de los hombres. El silencio, el momento de calma entre dos gestos, entre dos misterios. Mis personajes casi siempre nos miran, pero nos dicen cosas diferentes a cada uno. La poesía es igual, no intenta explicar científicamente nada, pero es la clave para entenderlo todo. Quizá en estos tiempos donde todo tiene que ser explicado hasta la náusea, un pequeño misterio como mis dibujos sea lo que atraiga al público. La humildad de los materiales, la sencillez de la propuesta.
¿Cómo es un día cualquiera de trabajo de Guillermo Martín Bermejo?, ¿cómo te inspiras, qué necesitas para sentarte a dibujar, un contexto determinado?, ¿te resulta fácil concentrarte?
Yo vivo en un pueblo, cerca de la montaña. Mi día a día es muy sencillo. Desayuno temprano, doy un paseo, compro el pan y alguna verdura fresca. Cocino, como y ahí es cuando ya me pongo a dibujar. Dibujo todas las tardes, hay que tener mucha disciplina. Pongo música y dejo que la mano trabaje intuitivamente. Antes quizá he mirado imágenes en algún libro, he leído algún poema, he buscado algún rostro en Google… Siempre utilizo el portaminas Montblanc Noblesse Slim que heredé de mi madre, que era una gran ilustradora. La goma de borrar Milan Master Gum, la mejor. Los papeles viejos de libros destrozados que compro en mercadillos o me regalan amigos. Todo es un ritual íntimo.
También te gusta escribir. En ese territorio, cuéntanos qué pasos has dado, de qué escribes, qué te inspira…
La escritura para mí es un complemento natural de mi dibujo. El dibujo es un sistema de signos igual que la escritura. Escribo mucho menos de lo que dibujo. Por ahora solo he publicado un libro con la editorial Newcastle de Javier Castro Flórez: Viaje de invierno. Una autobiografía poética a través de las canciones de Schubert. Ahora preparo La tarde del dibujante, pero sin prisa. Todo debe ser natural.
¿En qué estás ahora, los proyectos más ilusionantes en los que andas metido en este 2020? Tengo entendido que te espera un año movidito.
Pues de pronto todo ha renacido y no paro de tener proyectos muy bonitos. Siempre que la pandemia del coronavirus lo permita, tengo proyectos con Artur Ramon, gran galerista de Barcelona, en el Salon du Dessin de París. Luego otros con mi galerista en Londres, James Freeman. Con él, que me ha cambiado la vida, tenía previsto una colectiva en Nueva York en abril y una individual en su espacio de Londres en noviembre.
Y de todos los realizados últimamente, destácanos –aparte de esta exposición en Mad is Mad– los que más te han motivado.
Aparte de Una Desesperada vitalidad, que ha sido un proyecto muy sentimental y querido, ha sido maravilloso preparar la serie sobre los Memento Mori para la colectiva de abril en la galería Ambrosse Naumann de Nueva York. Esa faceta de mi trabajo, las alegorías, es otra forma de trabajar que me encanta. Es reescribir la historia a partir de retazos de obras clásicas llevadas a mi terreno. Pura poética.
Un sueño por cumplir…
¡Espero llegar a tiempo! Tomarme un té con David Hockney.
Y ahora pasamos al 3 X 3. Elige tres dibujos tuyos que consideres que significan algo especial en tu trayectoria.
- Retrato de mi madre
- Y todo conspira para callarnos (segunda elegía)
Esta es, para mí, la alegoría más conseguida que he dibujado. Inspirada en la Segunda Elegía de Duino, de Rainer Maria Rilke, poeta al que amo profundamente; creo haber logrado en él la unión perfecta de toda mi poética.
- Klaus Mann
Y ahora 3 obras que te hayan marcado como persona y como artista.
Como mi amor por los libros es inconmensurable. Voy a elegir tres libros; mis ejemplares queridos los he fotografiado en diferentes sitios de mi mesa de trabajo.
- ‘Las amistades particulares’. Roger Peyrefitte
Leí este libro, en esta edición comprada con mucha vergüenza en una caseta de la feria del libro antiguo del Paseo de Recoletos de Madrid, cuando yo era muy joven. Había oído hablar de él, pero cuando lo leí me causo una impresión tremenda y marcó mi dibujo para siempre. El amor entre dos niños en un colegio católico.
- ‘La insolación’. Carmen Laforet
Lo leí hace poco. Lo encontré en una tienda de viejo en la calle Hortaleza. Me pareció increíble que este libro se escribiera en plena dictadura. El verano adolescente, la ambigüedad extrema, la historia de un trío de sensualidad en el Mediterráneo de la posguerra.
- ‘Claros del bosque’. María Zambrano
El libro perfecto. La poesía pura del pensamiento de la mujer más perfecta que ha existido. Poco se reivindica su figura para lo gigantesca que es.
Comentarios
Por Isabel Ramos, el 17 marzo 2020
Buen trabajo, con sensibilidad. Me gusta tu selección de libros, podrían ser míos…
Saludos