Hagamos una reflexión sobre los retos de la transición ecológica
En estos días duros, tras la mayor ‘catástrofe natural’ en España en las últimas décadas, es aún más pertinente hacernos eco del último libro presentado en torno a la encrucijada en la que nos encontramos: ‘El mapa de la crisis ambiental en España: Conflictos en la transición ecológica y sus soluciones’ (editorial Icaria). Una obra en la que han participado 16 autores, coordinados por Antonio Cerrillo, escritor y periodista ambiental de ‘La Vanguardia’, que fue presentado recientemente en Madrid, en el Ateneo La Maliciosa de la librería Traficantes de Sueños. Imposible resistirse a la ciencia y la divulgación medioambiental, pilares de este libro, esos a los que a menudo el partido de ultraderecha que co-gobierna en la Comunidad Valenciana ha descalificado como “nueva religión comunista-ecologista”.
“Este libro es una fotografía de un momento concreto en el que se hace necesaria una reflexión. Un momento en el que hay que poner el termómetro en conflictos ambientales en los que está en juego la encrucijada creada por un modelo de desarrollo que, a veces, va en contra de nuestra propia conservación. También está en juego una manera de entender la prosperidad mucho más racional”, subrayó Cerrillo en la presentación.
Para la presentadora del evento, la politóloga Cristina Monge, se trata de “un libro valiente, que no es fácil, porque nos enfrenta a muchas contradicciones”. Monge destaca que la obra “parte de una constatación: la transición ecológica está en marcha y, como todas las transiciones, ni es fácil, ni es unívoca ni es lineal”. La politóloga recuerda que estos procesos nunca van en línea recta, sino que se enfrentan a avances, retrocesos y virajes continuos. “Lo importante es saber de dónde se parte y a dónde se quiere llegar”.
El libro describe en 20 artículos algunas de las principales luchas ambientales que esta compleja transición ecológica está poniendo encima de la mesa. “Desde Doñana hasta el Mar Menor pasando por el Delta del Ebro, las peleas alrededor del río Tajo o la restauración de la mina de Aznalcóllar, todos estos conflictos cristalizan años de maltrato, bien sea por la sobreextracción de agua, por su contaminación o por una extensión del regadío ajena a cualquier criterio ambiental”, explica la web de Icaria.
Otros temas presentes en la obra son la adaptación al cambio climático, las macrogranjas de cerdos, el derecho al aire limpio, el excesivo desarrollo urbanístico de la costa, los residuos tóxicos, la conservación de especies señeras como el oso y el lobo, o el despliegue de los parques eólicos sobre el territorio, entre otros temas.
Un panorama enormemente complejo al que el movimiento ecologista debe hacer frente, según Cerrillo, desde el establecimiento de una necesaria alianza entre tres mundos: la ciencia, el periodismo y las ONG. El coordinador del libro lamenta además la poca colaboración de la justicia, que “no está siendo un aliado para mejorar la protección del medio ambiente”. “En España, entendemos bien el Derecho cuando se aplica al ámbito urbanístico o al laboral, pero el Derecho ambiental todavía no se entiende. Y muchos de los conflictos vienen dados por el hecho de que esta ciencia nueva del Derecho ambiental es muy reciente y las normativas europeas llevan poco más de 20 años”.
Tampoco ayuda el evidente desequilibrio que se percibe entre los principales poderes económicos y la sociedad civil a la hora de hacer llegar sus respectivos mensajes y puntos de vista al gran público. La función del periodista ambiental en este contexto claramente desigual debe ser la de equilibrar, en la medida de lo posible, la balanza. “Frente a ese ruido ensordecedor tan poderoso, yo creo que la sociedad civil también necesita un canal de expresión. Los artículos del libro transpiran muchísimas referencias a esa sociedad civil organizada”, asegura Cerrillo.
Soluciones
A pesar de dificultades como las anteriormente descritas, el libro también apunta a la existencia de soluciones “y a la gente que está alumbrando esas soluciones”, resalta el periodista Carlos Fresneda, autor del capítulo que el libro dedica a la contaminación del aire, un “asesino invisible”, al que es posible detener, como demuestran los casos de las ciudades de Pontevedra, mediante la peatonalización de su centro urbano, y Vitoria, pionera en la creación de un anillo verde.
También debería haber esperanzas para la conservación de lobo, al que dedica otro capítulo del libro la periodista ambiental Rosa Tristán, quien alerta de la importante “cantidad de lobos que se siguen matando en España”, a pesar de que dicha práctica ha dejado de ser legal. Para Tristán, el conflicto entre el hombre y el lobo no es nuevo, pues se trata de especies con las que hemos compartido espacio desde hace miles de años. “Lo que pasa es que ahora somos muchos más, estamos acaparando todos los territorios y no les dejamos espacio”.
La periodista insiste en que “tiene que haber alguna solución, porque lo que no puede ser es que sigamos perjudicando a poblaciones de especies que son emblemáticas, para luego tener que gastarnos millones de euros en recuperarlas”, aunque reconoce que es un problema difícil que va a requerir mucho diálogo entre quienes se consideran afectados por la presencia del lobo en su entorno y quienes quieren garantizar su preservación.
Europa y los medios de comunicación
Esta búsqueda de soluciones a los problemas ambientales españoles solía apoyarse hasta no hace mucho en la legislación que procedía de la Unión Europea, que solía ser la más avanzada en dicha materia. En este sentido, cabe preguntarse, como hizo Monge durante la presentación del libro, si “está dejando Europa de ser el primo de Zumosol” en temas de medio ambiente. Tanto el coordinador como los dos autores del libro se mostraron tajantes y poco optimistas con su veredicto.
“Europa se enfrenta a enormes contradicciones y a dudas enormes”, señala Cerrillo, que recuerda el paso atrás dado con la prevista reducción del uso de pesticidas en agricultura tras las protestas del campo la pasada proimavera, o las señales de debilidad de la industria automovilística alemana ante la pujanza de los automóviles eléctricos de origen chino.
“La Unión Europea está dando marcha atrás en políticas ambientales”, asevera Tristán, que lamenta la creciente resistencia de buena parte de la población del Viejo Continente, “poco dispuesta a cambiar su forma de vida, lo cual provoca que acaben votando a opciones políticas populistas que niegan la evidencia científica”.
Estos partidos negacionistas se ven favorecidos además por los bulos en materia ambiental, un problema, que según Fresneda, “va a más”. “Y no nos podemos olvidar de que tenemos a Trump a la vuelta de la esquina si las cosas siguen así, y yo me pregunto qué va a pasar, si sale reelegido Trump, en la COP 29 del clima, que tendrá lugar tres semanas después”.
El periodista también se muestra preocupado por la “falta de continuidad de los temas ambientales” en los medios de comunicación, que parecen afectados de “ecofatiga”. Fresneda considera que los periodistas deberían apostar, entre otras cuestiones, por contar noticias positivas relacionadas con el medioambiente como vía para reactivar y movilizar al público.
Una cuestión de poder
La presentación del libro derivó en un animado debate con la participación del público asistente al evento. Desde El Asombrario preguntamos a la politóloga Cristina Monge sobre el papel de las ciencias sociales en esta crisis ambiental, de cara principalmente a la gestión de los conflictos suscitados alrededor de la misma. Monge señaló: “Lo tarde que nos hemos incorporado las ciencias sociales a este debate es una de las cuestiones que explican algunos de los conflictos que tenemos hoy en día. Creo que la incorporación de materias como la sociología o la ciencia política pueden ayudar a entender la complejidad de la transición. Hay que tener en cuenta que la transición ecológica va de poder, porque es una transición política, y todas las transiciones tienen víctimas, como luchas que son por el poder”. Y concluyó: “Necesitamos incorporar esa visión del poder, de lo social, de las interrelaciones, en un proceso que es una transición en clave de poder. Para entender la complejidad y las contradicciones. Para prevenir el conflicto, cuando se pueda. Y cuando no se pueda prevenir, gestionar el conflicto a través de la mediación, el diálogo, la resolución de conflictos y otras herramientas que aportan las ciencias sociales”.
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